Cursillo de reciclaje, 2ª Parte

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No soy un hipócrita y mentiría si dijera que no me gustaba Pilar, era una mujer muy atractiva y no me importaría follármela, de ahí lo excitado que estaba……

Bea seguía masturbándome, imprimía cada vez un ritmo más rápido, su mano subía y bajaba a un ritmo frenético, tuve que separar mis labios y rogarle que disminuyera la velocidad, puesto que, si no me correría enseguida.

Deslicé mis manos bajo su camiseta hasta llegar a sus pechos, suavemente comencé a acariciarlos, pasaba los dedos por todo su contorno hasta llegar a sus pezones, con las yemas de mis dedos sujetaba sus botones haciéndoles endurecer de inmediato. Bea estaba excitada, despegaba sus labios y con cada caricia que recibían sus pechos se estremecía un poco más….

Desabroché sus pantalones dejando que éstos cayeran al suelo, estaba preciosa con su tanga de color blanco, sus labios vaginales se veían perfectamente a través de la tela, deslicé un dedo por toda su raja y esto hizo que Bea diera un respingo. Llevé mis manos a sus caderas y e hice caer su tanga a lo largo de sus piernas. La desnudez de Bea era indescriptible, aquellas piernas tan bien formadas, ese sexo tan apetecible, ese culo tan firme y redondo que era una tentación……

 

Atraje hacia mí a Bea, agarrando con mi mano su culo, mientras con la otra mano acariciaba su sexo, mis dedos abrieron sus labios vaginales y se abrieron paso sin dificultad…. Bea estaba empapada, sus jugos mojaban mis dedos y hacían que estos entraran y salieran sin dificultad alguna. Bea había dejado de masturbarme y gemía de placer con cada embestida de mis dedos.

Me puse de rodillas delante de ella y dejé de masturbarla con mis dedos para pasar directamente a saborear su coño con mi lengua, esto era algo que a ella le volvía loca, mi lengua buscaba su clítoris el cual estaba hinchado por la excitación y una vez localizado, comencé a chupar y lamer sin piedad…. Bea gritaba como una posesa, estaba tan excitada y recibiendo tanto placer, que se corrió de gusto mientras mi lengua lamía su botón. Sus jugos empaparon mi boca dejando en mí, un sabor delicioso. Si a ella le gustaba el sexo oral a mí me encantaba….era increíble sentir como Bea se corría en mi boca.

Bea no era consciente que estábamos en un refugio y que al lado nuestro, habría un montón de gente alojada, entre ellas, Pilar…Yo estaba seguro que ella nos habría oído pero no le dije nada y continué con lo que estábamos haciendo.

Coloqué a Bea de espaldas a mi e hice que se apoyara en el sillón que había en la habitación, con mis manos separé sus nalgas y comencé a lamerla el perineo. Mi dedo encontró su ano y empecé a jugar con él, primero haciendo círculos a su alrededor, luego introduciéndoselo en su vagina para poder sacarlo mojado por sus jugos y finalmente metérselo en su ano con suavidad.

Bea estaba excitadísima, pero no se esperaba eso, se quedó muy quieta al sentir como mi dedo se introducía en su culo lentamente. Giró su cabeza con una expresión de sorpresa mientras yo la miraba con incertidumbre. Nunca habíamos practicado sexo anal, sí que es verdad, que alguna vez habíamos hablado sobre ello, pero no lo habíamos puesto en práctica. Yo no sabía muy bien cómo iba a reaccionar y por eso me quedé un poco parado esperando su reacción, eso sí, con mi dedo dentro de su culo….

Bea sonrió y esa fue la señal para que yo continuara.

 

- Ten cuidado vale!, me apetece que me folles por ahí, pero procura no hacerme daño, dijo ella.

- No te preocupes cariño, si te duele paramos, contesté.

 

Continué con mi dedo haciendo círculos dentro de su culo, para intentar dilatar su esfínter hasta que noté que ya lo estaba un poco. En ese momento, cogí mi polla con una mano y me acerqué a ella, fue en el momento de sacar el dedo cuando quedó su agujerito un poco abierto y aproveché para metérsela despacio. Yo no quería hacerle daño y lo hice con la mayor delicadeza que pude. Al principio costaba un poco, no estaba lo suficientemente dilatada para acoger mi polla erecta, pero empujando suavemente logre que mi glande se metiera dentro de su culo.

Bea notaba como mi polla intentaba entrar, estaba relajada pero no entraba, era demasiado gorda, sentía dolor y dejó escapar un pequeño grito cuando notó el glande de mi polla entrar.

 

- Ahhhhhhh, que daño diossssss

- Para Alexxxx, me vas a romperrrrr

Yo deje de empujar y me quede quieto con mi glande ya dentro, esperando que Bea se acostumbrara a tener mi polla dentro de su culo.

Para mí era un sueño, habíamos hablado de hacerlo por detrás pero nos daba un poco de miedo a los dos y ahora estaba follándome a Bea por el culo y esto no había hecho nada más que empezar.

Cuando Bea se acostumbró al dolor y a la sensación de tener mi polla dentro, me pidió que continuara. Empecé a embestirle despacio y fui testigo de cómo mi polla entraba totalmente en su culo, si Bea ya tenía el coño estrecho su culo lo era aún más, mi polla estaba aprisionada y el roce que producía al empujar era la mejor sensación que había tenido nunca….

Mi polla se introducía lentamente mientras Bea se estremecía con cada embestida.

 

- Ahhhh, aaahhhhh….   Ahhhhhhh, gemía Bea.

 

Poco a poco fui incrementando el ritmo, mi polla entraba ya sin dificultad en su culo, aunque Bea sentía que con cada empujón, se iba a abrir en canal. Estaba sintiendo una mezcla de placer y dolor al mismo tiempo, aunque al final se acostumbró y era el placer el que prevalecía.

Bea estaba disfrutando por fin y estaba contenta de haber sido Alex, con el que perdiera la virginidad de su culo, ya que, él nunca le haría daño, sabía que tendría cuidado con ella.

 

Bea continuaba gimiendo cada vez más fuerte, sus gemidos se escuchaban perfectamente en todo el pasillo y casi seguro que en las habitaciones colindantes.

 

- Más fuerte Alex, dame mássssss, aaahhhhhh que gustooooo, voy a corrermeeeeee

- Yo también, que gozadaaaaaaa, aahhhhhh me encanta follarte este culo, aaahhh

Tanto Bea como yo gemíamos de gusto y el tono de voz fue incrementándose a la par que el placer que sentíamos. Llegamos al punto de no retorno y ambos nos corrimos de gusto a la vez. A Bea le temblaban las piernas y yo caí desfallecido sobre su espalda. Había sido maravilloso, una sensación única y placentera. Habíamos pasado del miedo inicial a disfrutar del sexo anal como nunca habríamos imaginado.

En la habitación de al lado estaba Pilar, estaba atónita por todo que había escuchado. Estaba claro que sus amigos estaban follando, pero había escuchado perfectamente como Alex le decía a Bea que le encantaba follarse su culo. Ella que siempre había querido ser follada por atrás….y eran sus amigos, los que estaban al lado, quienes estaban follando.

Pilar había escuchado como gemían, sobre todo Bea, seguramente estaba disfrutando de un buen polvazo y quizás de un buen pollón.

Continuará...


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