Así fue como todo comenzó

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Bueno aquello sucedió por el mes de julio, yo acababa de mudarme a una casa nueva en un fraccionamiento privado.

La casa era de dos pisos y aunque había un jardín que dividía las casa, desde el balcón del cuarto principal se podía observar el patio y algunos cuartos de la casa de atrás, en la casa de atrás la pared que dividía el cuarto del patio trasero era de vidrio por lo que se podía ver todo de afuera hacia adentro y viceversa.

En fin, la mudanza transcurrió con normalidad, y al terminar abrimos unas cervezas y ordenamos una pizza para cenar. Como la casa a la que llegamos no tenía aire acondicionado mi pareja optó por ponerse solo una bata que es con la que duerme ya que hacía mucho calor. La bata es de tela casi transparente y le cubre a penas su trasero, por lo que con cualquier aire o movimiento que haga, deja al descubierto sus nalgas. Además no suele usar ropa interior cuando la usa, por lo que también se le marcan sus pezones a través de ella.

Cuando la pizza llego yo me encontraba bañándome por lo que ella tuvo que salir a recibirla y como aún estaban las cosas revueltas no encontró nada que ponerse encima y tuvo que salir solo en su bata.

Ella me contó que cuando abrió la puerta el repartidor se quedó como inmóvil, dirigiendo la mirada hacia sus tetas y sus pezones que se marcaban a través de la bata. Sin decir nada ni moverse. Después como que reaccionó y le dijo el precio y le entrego las pizzas, ella me dijo que la forma en que el repartidor se le quedó viendo la hizo que le diera un poco de pena, pero al mismo tiempo hizo que sintiera una especie de calor desde su interior.

Por lo que ya con unas cervezas encima y aprovechando que yo me estaba bañando, ella tomó las pizzas y camino a la sala a ponerlas en una mesita de centro que estaba ahí, para agacharse y dejar al descubierto sus nalgas al desnudo y su coñito que para ese momento ya se encontraba caliente.

Busco el dinero y pago las pizzas y el repartidor se fue.

Después todo siguió de manera normal, sacamos unos bancos al balcón y comimos la pizza y seguimos tomando más cerveza ahí. Después de terminar de cenar ella se paró sobre el barandal en el balcón y abrió los brazos como para sentir la brisa de la noche. Yo no desaproveché la oportunidad y la tomé por atrás de la cintura, le di unos besos suaves en el cuello, después baje una de mis manos a sus nalgas y comencé a acariciarlas lentamente, luego con la otra mano empecé a acariciar su coño que ya estaba escurriendo, le dije que era una cachonda que ya estaba toda chorreada, ella me comentó entonces lo sucedido con el repartidor y lejos de molestarme me prendo aún más.

-Así que te gusta que te vean, le dije mientras le estiraba el pelo hacia atrás con una mano y con la otra le metía los dedos en su coñito chorreado. Eso la excitó más y comenzó a gemir suavemente.

- Así que ahora eres una zorra exhibicionista, eres toda una puta caliente.

- Si mi amor, soy tu puta, hazme lo que quieras, me he portado mal.

Para ese momento ella seguía arriba del barandal del balcón y yo me había arrodillado detrás de ella siguiendo con mis dedos masajeando su coño y ahora comiéndole ese culito que tanto me encanta. Le separaba las nalgas para lamer y chupar desde su clítoris hasta su hoyito, ella gemía y disfrutaba.

Me paré y la bajé del barandal, le bajé los tirantes y su bata para dejar al descubierto sus grandes tetas, las masajeaba y estrujaba mientras me comida con su cuello. Así estaba cuando me dice - ya no aguanto mi amor, ya métemela, ya quiero sentir tu verga dentro de mí, por lo que la recargue en el barandal del balcón y le subí un poco su bata, me quité la ropa y así un poco empinada le clave de un golpe mi verga hasta el fondo, le entró sin problemas ya que se encontraba chorreando como loca bastante lubricada ya, en cuanto le clave la verga soltó un gemido fuerte y se dejó caer sobre el barandal, yo solo le dije que no gritara tan fuerte que los vecinos nos iban a escuchar, ella solo respondió que no importaba, que aprovecharán para deleitarse con ella. Cabe mencionar que las calles se miraban solas, no había nadie aparentemente y nadie nos veía, o eso pensamos nosotros.

Seguí entonces con el mete y saca durante unos minutos, después la tomé e hice que se agarrara de uno de los barrotes de abajo del barandal, dejándola completamente empinada, con su culo a mi disposición. Le abrí las nalgas y agarrando un poco de los jugos que escurrían de su coño le comencé a masajear su culito, le metí un dedo, jugué así por un momento, después me bajé, le abrí las piernas y le comí nuevamente el coño desde atrás.

Luego paré y le metí dos dedos en el culo, ella estaba como loca, con los ojos cerrados gimiendo y dejándose llevar.

Luego me paré detrás de ella, le pegué un par de nalgadas que ella respondía con un mmmm si mi amor pégale a tu puta que se portó mal.

Apunté mi verga en su culo y se la fui clavando lentamente, no sé qué fue lo que paso, que llamó su atención la casa de atrás y al ver el cuarto a través del vidrio se encontraba un sujeto con su verga totalmente afuera y los pantalones abajo masturbándose mientras nos veía, cuando ella se dio cuenta hizo un esfuerzo por zafarse de ahí y me dijo que el vecino nos estaba viendo y se estaba masturbando.

Yo le contesté- querías ser una zorra exhibicionista verdad, ahora se una buena puta y deja que acabemos, y grita para que te pueda escuchar bien nuestro admirador.

Ella dejó de forcejear y comencé a embestirla más fuerte, sus tetas se movían en un rico vaivén columpiándose por las embestidas.

Con la verga en su culo y el vecino espiándonos su coño estaba completamente abierto y chorreante, ella se metía los dedos mientras yo le ayudaba acariciando con una mano la parte superior de su clítoris.

Estuvimos así unos minutos más hasta que le vacíe toda mi leche en su culo, al momento que ella se venía también. Cuando le saque la verga del culo me la exprimí lo más que pude, terminando de vaciar mi leche en sus nalgas, luego la gire un poco para que su culo quedará completamente ante la vista de nuestro espectador y le masajeé las nalgas regando mi lechita por todo su culo y le chupe todos los jugos de su coño.

Cuando me levanté y miramos nuevamente, nuestro espectador ya no estaba, pero esa noche con lo del repartidor y el vecino algo pasó que nos hicieron tener una noche de sexo.


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