La HIJA DEL TENIENTE

Era una noche de junio, se desarrollaba una amena velada en la residencia del teniente Ronald Nayab debido que uno de sus más cercanos asistentes, el cabo Epper, había regresado de una exitosa misión. Se encontraban entonces en la acogedora casa dos soldados rasos y una compañera de colegio de Jody la hermosísima hija del teniente. Ambas, es decir Jody y su simpática amiga Tina, se esmeraban por atender a los impecablemente presentados militares. Todo parecía indicar que el cabo Gary Epper estaba próximo a un ascenso y que aquellas angelicales figuras lo atendieran, lo presagiaba muy bien.

Pero eso no fue todo porque faltaba algo que añadiera un poco de matiz humano a la situación. Y es que en el teatro militar había una función nocturna. El teniente Nayab llevó con él a Epper y a su hija Jody quien agregó a Tina al grupo. A excepción de unos dramas cómicos con actrices muy sexys aquello era una trivialidad más. El ambiente cambia cuando Jody le dijo a Epper que quería que él subiera con ella al escenario. Improvisaron cantar una canción juntos y el público aplaudió. Y es que poco a poco Jody se desprendía de cada uno de los elementos de su lujoso atuendo para mostrar, en aqella sala a media luz, su frágil y sedosa piel.

–– ¿Papá será que le puedes decir al cabo que me muestre las instalaciones?
–– Por supuesto niña mía, recorran y miren todo lo que puedan, nadie se meterá
con ustedes porque aquí saben que eres hija mía.
–– ¡Gracias mi teniente! es el mejor regalo que usted me ha hecho
–– cabo, yo se que usted respetará a mi hija y más aun estando a solas.
–– Entendido

Lo de "entendido" será más bien una insinuación de ambos tanto de Epper como de Jody y aparte al recorrido debe anexarse Tina. El teatro no es muy grande ni tiene muchas cosas sino que en uno de los anexos hay un espacio para que los militares hablen y pasen el rato. La curiosidad los llevó a encender un proyector de diapositivas donde estaba una clase muy buena de sexo para militares de cierta jerarquía. Parece que los oficiales también se morbosean.

–– Yo sé que mi papá no se hace la suave
–– El mío tampoco
Entonces Jody sugirió
–– ¿Tina tú no tienes calor?
Agregó Epper
–– Yo aunque sí tengo no debo hacer más guiarlas a ustedes porque eso fue lo que me dijo mi teniente.

Jody ya estaba bastante descubierta y Tina sintió la necesidad de quitarse la bufanda y la blusa. Poco después también el pantalón para quedarse de la misma manera que estaba Jody. En ese momento Jody le dijo al cabo Epper:
–– Cabo como la hija del teniente le ordeno que se quite todo ya mismo.

Esataban en el lugar indicado para algo indicado. Vale aclarar que el material de ese salón es para fines educativos pero, en esta ocasión, se usará para una clase autodidactica e interactiva. Se diviertieron de lo lindo ya que hicieron lo que las ganas les pedían que hicieran, es decir, de todo. ¿de todo como qué? ¿O es que las señoritas pusieron al cabo Gary a que las penetrara en todas las posiciones? Bueno posiciones y condiciones.

–– Cabo le aseguro que sus asensos serán muy puntuales de ahora en adelante.
–– Gracias teniente Jody Nayab.
–– Gracias a usted por regalarnos a Tina y a mí ese pepino duro y grueso. Estamos extenuadas pero con ganas de seguir entrevistándonos con usted.

Ya casi amanecía cuando los tres estuvieron de vuelta en la sala de espectáculos. El teniente Nayab no estaba pero dejó órdenes de que el cabo Epper llevara a las chicas a casa. Nunca llegó a saberse si el teniente descubrió o no lo sucedido pues todo siguió completamente normal. Excepto por una cosa, las miradas que con más frecuencia se cruzaran el cabo y la hija del teniente. Y tal como ella lo dijo, él era uno de los que siempre estaba promoviendo y ascendiendo.