La esperada visita (Parte 1)

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La vida fuera del país es agradable sin embargo siempre hay un dejo de soledad al extrañar a la familia y a los amigos.

Recibir visitas siempre es agradable te hace sentir un poco más cerca de lo que dejaste atrás para buscar nuevas y mejores oportunidades. Alejandro me aviso que andaría de viaje cerca de donde actualmente vivo, inmediatamente le propuse que se pasara a saludar y que me trajera comida que es lo que más se extraña cuando migras de tu lugar de origen. Alejandro fue mi mentor en mi antiguo trabajo y el que más confianza me dio para tomar esta excitante oportunidad de trabajo. Además del trabajo siempre tuvimos una buena relación personal así que platicar con él y recordar aquellos, no tan lejanos, viejos tiempos me entusiasmaba mucho.

Por varios días la ansiedad me comía, cada vez faltaba menos para acercarme a esa parte de mi vida tan significativa que fue mi primer trabajo.

Alejandro llegó a la ciudad, nos pusimos de acuerdo, pase por él a su hotel y empezamos a dar la vuelta por la ciudad, platicando de lo nuevo, lo viejo, de aquí de allá, fue increíble ver como aquella angustia de estar lejos del país se disipaba al estar junto a Alejandro. Cansados de caminar fuimos a comer, la plática era de los más interesante compartiendo mis experiencias, mis nuevos proyectos, etc. Terminando decidimos ir a mi departamento a seguir platicando y disfrutando de la fría tarde, acobijo del invernal clima. Con una botella de vino continuamos nuestra plática, Alejandro comentaba sobre las diferencias de las culturas y de las ciudades, no podía estar más de acuerdo, le platiqué de mis desventuras al mudarme y de lo difícil que había sido al principio desde buscar casa hasta adaptarme al trabajo, pero que por el momento ya empezaba a estabilizarme, no sé si fue mi expresión, pero Alejandro me preguntó, chiquilla a mí me puedes contar, como estás, realmente, como estás? No se si sería la dulzura y sinceridad con la que peguntaba, que un par de lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, cuando menos me di cuenta estaba llorando a lágrima viva, entre pausa y pausa, le dije, ha sido muy difícil, he tenido ganas de dejar todo, se acercó a mí y con una gran ternura me abrazó, llora pequeña deshazte de tu pesar, unas buenas lágrimas limpiaran tus ojos y los harán ver el mundo de diferente manera. Abrazada a él, recargada en su pecho, invadida de una gran tranquilidad, deje que mi cuerpo derramará toda la tristeza, coraje, frustración guardadas por el tiempo.

Pasado un rato resguardada en el calor de su abrazo fui recobrando la serenidad, hasta recuperar la tranquilidad, definitivamente deshacerme de lo acumulado y/o la seguridad del momento al sentirme protegida, me dio una gran energía para seguir adelante.

Aún recargada en su pecho le pedí disculpas por el momento, Alejandro contestó, no hay problema, me agrada poder ayudarte a sacar de tu pecho lo que traías y ser de un poco de ayuda.

Me enderecé para ponerme nuevamente a lado de Alejandro con el pretexto de servir más vino en nuestras copas, al brindar de nuevo y mirar directo a su cara, a sus ojos, un impulso me envolvió y me lancé sobre sus labios, tocarlos fue increíble, aunque él tardó en reaccionar, en un momento estábamos disfrutando con los besos, mis labios devorando los suyos y él lo míos, en una suave danza de pasión y cariño. Nos detuvimos un poco, mirándonos fijamente, solo acerté a decir, no sabes lo que te he extrañado y las veces que imaginé que algo así pudiera pasar entre nosotros, Alejandro algo incrédulo contestó, pequeña yo he estado igual, que lástima que tuvimos que estar tan lejos para descifrarlo, no lo echemos a perder pensando en el pasado, disfrutemos el presente, seguido se lanzó sobre mis labios nuevamente y comenzamos a besarnos apasionadamente, su lengua penetró mi boca suavemente masajeando mi lengua, luego mis labios, salté sobre sus piernas para estar más cómodos, sus manos acariciaban mi cara y mi pelo. Mis manos también sobre su cara, ambos disfrutando del momento. Sus manos comenzaron a cubrir todo mi cuerpo, la espalda, mis caderas, mis piernas, recorrían con suavidad todo mi cuerpo, me sorprendió un poco que sus manos comenzaran a deslizarse por debajo de mi pantalón mientras acariciaba mis nalgas, de todos modos no me importó, los besos se convertían en pura pasión lo que seguía era inevitable y no quería detenerlo. Sus manos seguían danzando y devorando todo mi cuerpo, volvieron deslizarse dentro de mi pantalón y ahora dentro de mis panties, sentada a horcajadas sobre Alejandro mis piernas estaban abiertas así que su mano derecha recorrió todo mi espalda hasta llegar fácilmente a mi vagina, su dedo se deslizó suavemente con la extremada humedad de mi vagina, su dedo hacia toda suerte de movimientos que junto a sus besos me llenaban de excitación, la estimulación de su mano y los besos apasionados no tardaron en empezar a generarme la inminente satisfacción de un orgasmo, no quería separarme de sus labios pero la excitación era tan grande que no pude evitar dejar de besarle para poder exhalar y gritar jadeante mientras el orgasmo me tomaba toda hacia el vació de la mente y la explosividad del orgasmo podía sentir mi cuerpo descontrolado en convulsiones de placer, mi vagina comiéndose los dedos de Alejandro, mientras todo mi ser se entregaba a los estertores de placer. Una vez recuperada de la explosión de satisfacción, empecé a quitarme la blusa quería continuar con la sesión de placer, deseaba tener a Alejandro lo más dentro de mi que fuese posible, regresarle un poco del gran placer que me acababa de dar y por supuesto satisfacer mis recién redescubiertas bajas pasiones que se desbordaban de mi cuerpo.

Alejandro entendió mis intenciones, me ayudó a quitar mi blusa y mi sostén, comenzó a besar mis pechos y a lamer mis pezones, comenzó a desabotonar mi pantalón, yo hacía lo mismo quitándole la camisa, dejándonos llevar por la pasión, encendidos rayando la locura, una vez desnudos, lo regresé al sillón y nuevamente me puse a horcajadas sobre él, solo que está vez sin las restricciones de la ropa, su pene se deslizó hasta el fondo de mí, la humedad de mi vagina le dio paso franco con una resistencia mínima hasta mi interior, un gran gemido de placer salió de mi interior inesperadamente acompañando el de Alejandro, los besos se volvieron más intensos nos comíamos uno al otro literalmente, pequeños descansos en los que Alejandro atendía a mis pechos, mientras yo subía y bajaba sobre su virilidad endurecida, recorriendo de la punta hasta donde no podía yo devorar más, con cada penetración la excitación de ambos se incrementaba hasta sentir la explosión de la eyaculación de él, mientras nos fundíamos en un fuerte abrazo, su pene se ensanchaba aún más y con ello mi excitación saltaba a los cielos donde encontré un nuevo orgasmo, nuestros gemidos de placer se acompañaban mientras nos manteníamos unidos en un tierno y pasional abrazo.


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