LA RABIA -Disculpas-

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- Mira que “Señora” viene por ahí – dijo Edu.
- Me suena la cara – contestó Ramiro.
- Jajajajajaja, pues preséntamela, que son las que me manda el médico.
- De verdad que me suena muchísimo, en fin que desperdicio, es que cuando veo una mujer así, me entra un complejo. Pero mirala toda ella es un monumento carnal.

Los dos chicos estaban sentados en el respaldo de un banco del parque, con los pies en el asiento y las mochilas entre las piernas.  Eduardo - Edu -  y Ramiro – Rami – eran amigos desde que iban  a el parvulario, pero ahora tenían dieciséis años cada uno, mes más, mes menos. Estaban charlando como hacían todos los días al salir del instituto antes de ir a comer a casa, pues hoy era viernes y no había comedor.

- Edu tío, que vamos hacer este verano, si no nos admiten en el campamento,
- pues no lo sé, morirnos de asco, que con esto de la crisis,
- ¿qué te parece si le digo a mi madre, que nos vamos a su pueblo?
- Hombre eso no estaría mal, lo tenemos que madurar,
- anda lo pensamos y lo preparamos, pero vamonos a comer, ya te llamo
- adiós, hasta luego.

Rami, entro en su casa y dejo caer la mochila en la silla que había en la entrada del salón, saludando en alto para que su madre se percatara de su presencia.
- ¡Hola Rami! ¡Mira quien ha venido a vernos!
- ¡Hola! ¿Quién ha venido?

Rami al ver a la visita, se quedo perplejo, sorprendido, encantado y lleno de complejos.

- Que bárbaro, como has crecido, ¿te acuerdas de mí?
- Pues me gustaría acordarme y, seguro que a partir de ahora me voy a acordar siempre.

Madre mía, si es... dijo para si Rami.

La visita, que era una prima segunda de su madre y que se llamaba Eugenia, se abalanzó sobre él, le dio un abrazo aplastándole el pecho contra el suyo y un sonoro beso en la cara.
Hay que aclarar al lector, por si no lo han adivinado, que la prima en cuestión es la “Señora” del parque, que a Edu le recetan los médicos.

Esta visita tan inesperada tenía como objetivo un acontecimiento social, una boda a la que tenía que ir Eugenia, y que por supuesto necesitaba pareja, así que por decisión unánime y sin posible réplica le toco a Rami.

Y llego el día de la boda, ni que decir tiene que la primita iba deslumbrante, vestido gris perla hasta los pies, espalda descubierta a la cintura y en forma de pico, por delante escote en uve con el vertice a medio pecho, tejido bien pegadito sin notarsele ninguna alteración ni marca, vamos que llamaba la atención finamente o no tan finamente según se mire. Pendientes de un largo medio con piedras brillantes le resaltaban la desnudez del cuello, ya que el pelo lo tiene corto con mechas, vamos una buena puesta en escena.

La Boda como todas las bodas, saludos, que güapa estas, cuanto tiempo sin verte, ¿quien este joven que te acompaña?... Ya en el coktel de antes de la cena, Eugenia no se despegaba de Rami, le tenía cogido por el antebrazo apretandoselo contra su pecho, peniendole de escudo a los posibles ataques de algunos invitados, que  con la copa en la mano iban perdiendo las buenas formas. En el salón antes de sentarse todo eran hacerles sitio y Eugenia, erre que erre con el antebrazo de Rami en una mano y en la otra rodeando su cintura, tanto que en uno de los achuchones el escote se desplazo y Rami pudo ver algo más que el medio pecho. Sentados Eugenia, seguía pegada a él.

Hora le besaba en la mejilla, le acariciaba la pierna, le daba comida, le volvía a besar, así hasta que se terminó el ágape y comenzó el baile.

Primero ritmos discotequeros, pero ante la insistencia de algunos comensales comenzaron los boleros, las baladas, los pasodobles, en ese momento Rami iba a sentarse cuando ella le cogió por una mano y le dijo: "Sí ahora que empieza lo bueno te vas a escapar".´
Eugenia le beso nuevamente y se colgó de su cuello, Rami la cogió por las caderas pues sentía una incipiente escitación y estaba muy cortado.

Ella le miraba y le rozaba de vez en cuando, diciendole al oido: "Que güapo estas con traje" le volvió a besar, pero esta vez en un lado de la boca, solo fue un beso pero Rami se puso muy tenso, - anda ven que no te voy a comer - y Eugenia le agarró por la cintura y le apretó contra ella, de forma que la excitación de Rami, quedo atrapada un poco más arriva de la ingle de Eugenia, y ya solo fue un continuo roce al ritmo de la musica.

Eugenia le va empujando suavemente a un lugar apartado del salón y cada vez es más atrevida con los besos y los roces, le sonrie y le dice al oido: "Dame un beso, que estas muy soso, y ademas no te voy a pegar nada". Rami no solo está enloquecido, está en una burbuja, "mentira todo esto es un sueño" - Que me des un beso o te como aqui mismo - y Rami la beso en el cuello como pidiendo perdón´

- ¿Estas bien? - Le pregunta Eugenia, al oido.
- No, como sigas así voy a explotar.

Eugenia le besa, le coge de la mano y se escabullen entre unos biombos que hay al final del salón, se dirige a un pasillo y abre una puerta que pone "ROPA USADA". En el cuarto que es pequeño hay una luz tenue, ella se apoya en un columna de manteles y le vuelve a besar con más fuerza en la boca mordiendole los labios y, al mismo tiempo con las manos le desabrocha el pantalón, Rami la deja hacer pues todo se le viene encima y solo acierta a masajearla la espalda y el culo.

Ella no le deja de besar y le saca toda le excitación fuera, acariciandole desde sus genitales hasta el final del pene con una mano, y con la otra le dirige a Rami, para que la acaricie el pecho.

Rami gemía y Eugenia iba acelerando los movimientos a medida de los gemidos, y como una buena experta, antes que Rami diera el primer golpe de cadera, ella se apartó para no manchar su precioso vestido y, ver con que fuerza salía el semen del chico.

Una vez en el taxi de vuelta a casa, Eugenia, le tenía una mano cogida entre sus muslos y con la otra le rodeaba la cintura apoyando la cabeza en su hombro, le apretaba suavemente  con sus piernas y le acariciaba la espalda.

Rami la beso en la frente y la pidió perdón por su torpeza, ella mando parar el coche y se bajaron adentrándose en el parque que hay enfrente de su casa, caminaron despacio hasta que Eugenia, se paró delante de él, le beso en los labios y volvió a tocarle la entrepierna´

- Cariño nadie nace sabiendo -

Continuará... 


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