Mi vecina 3ª parte

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"....En ese instante tomó la verga con su mano, ajustándola para abarcar por completo y apretó sus dedos contra el tronco a la vez que la deslizaba con firmeza hacia abajo hasta hacer aparecer por completo el enorme glande, sonrosado y húmedo. La proximidad de semejante visión le hizo relamerse y morder su labio inferior a la vez que me dirigía su mirada felina directa a los ojos. Su lengua envolvió con dulzura todo el perímetro del glande y manteniendo la mano apretada firme en la base de la verga fue tragándola despacio, abriendo su boca más y más hasta que la punta chocó contra su campanilla. Entonces sus labios se esforzaron por abarcar todavía más la polla hasta rozar con ellos mi pubis. Se mantuvo ahí un rato, con toda la verga convulsionando dentro de su boca, llena por completo de carne justo cuando una enorme descarga de placer me sacudió las pelotas, haciéndome gemir con mayor intensidad.

-Ahhhhhhhhhhh, siiiiiiiiii, nena, así, siiiiiiiiii hasta el fondo, siiiiiiiiii, diosssss qué bueno!!!!!

Sus ojos estaban de nuevo fijos en los mios y yo derritiéndome de tanto placer, cuando poco a poco fue extrayendo la barra de carne arrastrando la piel con sus dientes, que al llegar de nuevo al glande se hincaron con delicadeza apenas unos instantes para dejar paso después a los labios y succionarlo incesantemente. Mientras tanto, una de sus manos acariciaba mis pelotas y su lengua se agitaba velozmente sobre el frenillo, lo que me hizo de nuevo volver a jadear mientras con mis manos mantenía su cabeza quieta. Diossssss, era tanto el placer que me estaba proporcionando que tuve que esforzarme para no estallar.

Ella pareció advertirlo porque echó hacia atrás su cabeza, dejando libre la verga, empapada de saliva, brillante, brincando por la excitación. Entonces su mano comenzó a subir y bajar sobre el tronco a la vez que giraba su muñeca. La polla estaba dura como el acero y yo cada vez más excitado, así que decidí pasar a la acción.

La hice levantarse atrayendo su cuerpo hacia el mío tomándola por el culo y pegando su pubis a la estaca mientras de nuevo nos comíamos a besos desaforadamente. Ella restregaba sus pechos contra mi arriba y abajo, clavándome los pezones, que parecían estiletes y uno de mis dedos se deslizó bajo la braguita de su bikini buscando la humedad de su sexo. Enseguida dos dedos más se afanaron en acariciar su empapada rajita, haciéndole gemir entrecortadamente mientras nuestras lenguas seguían buscándose.

-Diossss, nene, me vas a derretir, mmmmmmmm, ufffffffff, siiiiiiiiiii, fóllame por diosssss, ahhhh, mmmmmmmm, siiiiii, vamos, te necesito dentro...!!!!

Rápidamente me hice eco de sus súplicas e intercambiamos la posición, apoyando su cuerpo contra la roca sin dejar de masajear sus pechos y de besar su cuello. Ella estaba loca de placer y sus manos tan pronto buscaban mi trasero como de nuevo se enganchaban a la verga para masajearla arriba y abajo.

Justo entonces tome una de sus piernas y la icé, aparte a un lado la braguita del bikini, dejando expuesto su depilado y húmedo sexo. Lo acaricié durante unos instantes mientras contemplaba su expresión de placer y tomando la base de la verga con la otra mano, coloqué la punta en su rajita y comencé a restregarla arriba y abajo, contagiándose enseguida de su calor y de su humedad. Ella gemía sin parar, extasiada por el roce y exclamó:

-Joderrrr, métemela por diossssss, no aguanto mássssss.....!!!

No terminó de pronunciar la frase cuando de un golpe certero introduje mi polla en su coño hasta ensartarla por completo, y sin dejarle tiempo ni para respirar comencé a sacar y meter la polla de su abrasadora vagina. Eran golpes secos, precisos, a un ritmo frenético. Su cuerpo saltaba hacia arriba con cada embestida y sus tetas temblaban con cada empujón. Ella gritaba, ya sin complejos, abrumada por el brutal mete saca, mientras la polla perforaba su coño encharcado entre sonoros chasquidos.

-Siiiiiii, diossss, ahhhhhhh, sigueeee, sigueeee, no paressss. Dale más, siiiiiiiii, fóllame, siiiiiiiiiii...!!!

Mantuve las estocadas unos minutos más, pero yo para entonces ya estaba pensando en la necesidad de encontrar una postura más cómoda, así que paré en seco manteniendo la verga completamente dentro de ella, solté su pierna y me centré en morder sus brillantes pezones mientras su vagina se contraía entre espasmos ajustándose a la enorme polla.

-Ven, -le dije- vamos a tumbarnos en la toalla.

La tomé por la cintura y la acompañé hasta la toalla. Yo quería tumbarla boca arriba porque me moría por comerle el coño, pero entonces ella quiso tomar las riendas y con una sonrisa pícara me indicó que me tumbara boca arriba, a lo que accedí sin problemas. Ella se colocó a horcajadas frente a mi sobre mi cuerpo y tomando la polla con una de sus manos la colocó ante su coño, del que no paraba de manar flujo. Fue entonces cuando manteniéndola firme fue sentándose sobre ella hasta introducírsela por completo.

Acomodó sus caderas, echándolas hacia adelante y cuando todos su coño estuvo relleno de polla comenzó a agitarlas adelante y atrás con un ritmo endiablado. Mis manos aprovecharon que ella llevaba el control para acariciar sus preciosas tetitas. Ella echaba hacia atrás su cabeza entre intensos gemidos cada vez que los pellizcaba. Desde luego que no era su primera vez pues se manejaba con destreza no solo en los movimientos de cadera, sino en las contracciones de su vagina, que acompasaban cada uno de esos movimientos. Follaba como los ángeles, alternando con una maestría inigualable los movimientos adelante y atrás, con otros describiendo círculos, o subiendo su trasero para luego dejarlo caer sobre la polla para calzarse la verga hasta las entrañas.

Mis manos volaban de sus tetas a su culo para sujetarlo firme y que sintiera toda la polla dentro en cada embestida. Ella frotaba su pubis contra el mio, lo que le hacía gemir aún más fuerte. Se derrumbó sobre mi pecho, clavándome nuevamente las tetas y sin dejar de restregarse y de gemir comenzó a estremecerse entre descargas. Su vagina, encharcada e hirviendo, estrangulando mi polla. El glande destrozándola en lo más profundo. Mis manos apretando sus nalgas. Un contacto total que hacía presagiar su primer orgasmo.

-Ahhhhhhhhhhhhhh, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, me encanta, siiiiiiiiiiiiiiii, me corro nene, me corro, diossssss, ahhhhhhhhhh, mmmmmmmmmmmmmmm, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, siiiiiiiiiiiiiiiiiiii, me corroooo, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, exclamó a la vez que apretaba aún más sus caderas y su vagina palpitaba sobre mi verga, cuando una tremenda descarga recorrió mi cuerpo en un orgasmo brutal. La polla, abrasada por el inmenso calor de su sexo y su humedad comenzó a palpitar con desenfreno dentro de ella.

-Ahhhhhhhhhhhhhhh, nena, siiiiiii, diossssssssssssssss, que placerrrrrrrrrrrr siiiiiiiiiiiiiiiii, mmmmmmmmmm, me corrooooooooooo.............ahhhhhhhhhh, mmmmmmmmmmmm, me corrooooooooo, siiiiiiiiiiii..!!!!!!

Ella rota por el éxtasis siguió encadenando un orgasmo con otro, y tras ellos, exhausta, se derrumbó sobre mi cuerpo. Entre jadeos nuestros labios volvieron a buscarse, nuestro sexos todavía unidos, mientras su cuerpo sudoroso se fundía con el mio con los últimos espasmos de placer...."


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