Los caminos de tus manos

Mi señor, mi hacedor, el corazón mío late por ti desde que los caminos de tus manos moldearon la arcilla de mis huesos, cave una hendidura en la tierra y quise aprisionarlo pero el latido incesante despertaba incluso a los mayores.

Mi creador, mi hacedor, desde el día de tu partida en aquella barca de serpientes, miro al cielo, esperando tu regreso, mi corazón aguarda tu resurgimiento.

Mi creador, todos los días brillas en el alto cielo pero tu ausencia devora mis entrañas como el fuego a la hierba seca. Quetzal me transforme para incrustarme en lo profundo de la selva pero mis alas eran inservibles, maíz volverme quise pero mis adentros secos eran y no alimentaban.

Mi corazón ofrecí a los señores del alto cielo pero me rechazan por pecar contigo en los soles pasados, me cortaron el largo cabello y sin turquesa me caminaron por la plaza principal.

Mi corazón intente cortar con obsidiana pero incluso ella me ha hecho un desprecio, ni tan solo ha querido rasgármelo.

En la orilla del lago esperando sigo, ansía mi corazón poder abrazarte, volverás entre gloria renovada y sonrientes viviremos  de nuevo, eternizados seremos en códice.

Mi señor, mi hacedor, mi creador. Mi Quetzalcóatl.