Chivay (mi primer anal)

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
9018 visitas

Marcar como relato favorito

Fueron unos días maravillosos pero agotadores, habíamos decidido ir a Machu Picchu y hacer casi todo el recorrido a pie, caminamos por las vías del tren y subimos todas las escaleras, hasta llegar a ese sitio impresionante que es considerando una de las maravillas modernas del mundo.

Al siguiente día hicimos el recorrido a la montaña arcoíris y nos quedamos sin palabras al admirar ese paisaje que está a más de 5 mil metros de altura.

El recorrido nos dejó exhaustos, nuestra siguiente parada era el cañón de Colca, pero primero el autobús nos dejó en Chivay, llegamos a un hotel donde nos dieron un cuarto con camas gemelas, yo quería dormir contigo pero viendo ese panorama y sabiendo que para colmo no nos habíamos bañado en dos días, pensé que ya sería en otra parada.

Dejamos nuestras cosas, te recostaste en una de las camas y te dije que me iba a bañar. No pude resistir y me acerqué a ti, me senté en tu regazo y te besé, de esos besos largos y húmedos.

En seguida sentí cómo reaccionabas, tú erección se hizo presente, jugando te dije que me iba a bañar. Me tomaste por la cintura y no me dejaste moverme, buscaste nuevamente mi boca y recorriste con tu lengua cada rincón de la mía, mordiste mis labios.

Te dije que no jugaras así conmigo, que sí seguías así me iban a dar ganas de cogerte, intenté pararme otra vez. Está vez me abrazaste y recargaste tu cabeza en mi pecho, mientras acariciabas mis nalgas sobre el pantalón. Me pediste que me quedara, argumenté que estaba sucia, pero me dijiste que no te importaba y que tenía que terminar lo que yo misma había iniciado.

Tu erección se enterraba en mi coño aún con la ropa puesta. Yo ya estaba empapada, tus manos agarraban fuerte mi cadera para que no intentara escaparme de ti.

Nos quitamos la playera y tomaste mis tetas entre tus manos, las amasaste e introdujiste en tu boca, mamaste como un bebé hambriento, mientras tus manos se introducían a mi pantalón para acariciar directamente mis nalgas. Sentía el primer orgasmo recorrer mi espalda.

Terminamos de quitarnos la ropa, inmediatamente me monté sobre ti y comencé a mover mi cadera, te cabalgaba despacio, quería sentir toda la extensión de tu verga adentro de mí, que delicia, sentía como me llenaba, mientras mis tetas chocaban contra tu pecho.

Me pediste que te montara a la inversa, querías ver mis nalgas mientras me cogias, mis caderas son amplias y mi trasero sobresale, así que no resististe, sentí una primera nalgada, me mojé más, se escuchaba el ruido de tu verga entrando y saliendo de un charco, me nalgueaste hasta dejarlas ardiendo.

Sentí tus manos abrir mis nalgas e introdujiste tu dedo en mi ano, nunca me habían penetrado por esa zona, salté un poco pero quise experimentar, mojaste tus dedos con tu saliva, introdujiste otros dos dedos y abrías mi ano a placer.

Sacaste tu verga de mi coño, la pusiste en la entrada de mi ano y yo misma me senté sobre ella, tu verga es muy grande, así que sentí que se rasgaba un poco, pero una vez que paso el dolor, sentí una ola de placer que no había sentido antes.

Comenzaste a masturbarme, tus dedos jugaban con mi clítoris, mientras movías tu cadera con más fuerza, te pedí que no pararas, aceleramos el ritmo, tus dedos se movían con mas rudeza, exploté sobre ti, parecía una llave abierta, sentí como escurría por mis piernas y tu cadera.

Tú en cambio seguías firme, tu verga estaba tan dura y grande, que no pude resistir, te quité el preservativo para mamártela. Aún sentía como mis líquidos escurrían por mis piernas, deseaba darte placer. Tomé con mi mano la base, mientras la subía y bajaba, succioné todo tu glande.

Saqué tu verga de mi boca para pasarla por mi cara, volví a introducirla y aceleré, te escurrí de saliva por todos lados, mi lengua se enrollaba en ti sintiendo todas tus venas, te miré a los ojos mostrando lo mucho que me gustaba, vi que estabas a punto de hacer, reduje la velocidad para ejercer presión e inundaste mi boca con tu semen, incluso sentí que saldría por mi nariz.

Literalmente, parecía que nos habíamos dado un baño, nuestros cuerpos escurrían diversos fluidos, me recosté en tu pecho, estoy cansada y adolorida ¿Qué otras aventuras nos esperan?


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed