Sublime

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No tengo mucho tiempo, pero quiero compartir con ustedes algo que me acaba de ocurrir. Desde hace mes y medio, soy la nueva jefa de ventas de una empresa internacional y, a pesar de que en realidad soy muy alegre, en la oficina me muestro bastante seria... pues todavía no he podido encontrarme hueco entre los compañeros.

Hace dos días recibí unos wasaps dando los "buenos días", a los que hice caso omiso, pues no conocía a su emisor. Seguramente él quería hablar con la jefa de venta que hubo antes. Pero dada la insistencia de su emisor, decidí contestarle que se había equivocado de destinataria.

Los mensajes pararon unos días, pero de pronto empezaron de nuevo... y esta vez, antes de que pudiera volver a rechazarlos me decían "sé que eres la nueva jefa de ventas, pero solamente quiero darte los buenos días"

"Buenos días" contesté yo. - ¿con quién tengo el "placer" de hablar?

"Eso da igual, solamente quería darte los buenos días y decirte que ese vestido te queda genial"

No me lo podía creer, quien me escribía, era de la oficina. Era alguien que ya me había visto.

A ese mensaje no le contesté... no quería entrar al trapo, ni tontear con alguien en mi nueva empresa. Pero, sí es verdad que no me pude quitar el comentario de la mente en toda la mañana. 

Sobre las doce, bajé a tomarme un café con hielo a la cafetería. Allí había varios grupos de compañeros hablando entre ellos en la barra, las mesas auxiliares... De pronto, un nuevo mensaje: "Me reafirmo, estás espectacular con ese vestido. El azul realza tus ojos"

Inmediatamente miré a mi alrededor para ver quien me observaba o quién podía tener un móvil en la mano, pero está claro... que en una cafetería el 90% de sus clientes tenían el móvil en la mano. Me sentía observada, así que pedí el café con hielo para llevar y me fui.

"Perdona, no quería incomodarte. No pienses que soy un pervertido ni nada de eso. Simplemente soy alguien a quien tienes loco desde el primer día que llegaste a esta empresa"

Cuando llegué nuevamente a mi mesa, no me pude contener y le escribí "no me gusta este juego. me siento intimidada. juegas con ventaja"

"Y por qué no intentas jugar? ¿Por qué no dejas tu seriedad a un lado y te dejas querer?"

"¿Qué me deje querer??? no creo que quieras quererme precisamente"

"Ahí te doy la razón. Tengo sueños eróticos contigo desde hace semanas. Sueño con tu cuerpo. Sueño con darte placer, con acariciarte, besarte, sentirte..."

¿Pero que estaba pasando? No me lo podía creer, me parecía un atrevimiento por su parte decirme eso, me parecía incluso vulgar... pero a la vez, me encantaba despertar esas sensaciones en otra persona. Así que me limité a contestarle que "no era ni el momento ni e lugar para escribirme esas cosas"

"Y según tú cuál es el momento para decirte que me encantaría ir a cenar contigo, conocerte, decirte todo lo que me gusta de ti, bailar pegados, sentir tu aliento junto a mi cuello, acariciarte la espalda, besarte..."

No sé lo que pasaba, pero parecía que con cada una de esas palabras entraba más en mí. Me levanté y me fui al baño. Necesitaba mojarme la nunca. No lo entendía, pero estaba excitada, hacia demasiado tiempo que un hombre no me hacía sentir deseada... Llevé el móvil conmigo y tras un impulso intenté entrar al trapo:

"Por favor, deja esos comentarios, porque me estoy poniendo 'enferma' jajaja. Bajo mi seriedad hay una persona sensible y con la que deberías ser más benévolo y decirme quién eres"

"De verdad quieres saber quién soy?"

"Claro"

Y seguidamente se abrió la puerta... y un chico alto, moreno y con corbata entró al baño. Me sonreía mientras se ponía tras de mi... frente al espejo. Se pegó a mi espalda y mirando al frente mientras ponía sus manos en mis caderas y se pegaba más aún, me dijo:

-Pues soy yo. Soy yo el que sueña cada noche contigo. El que se despierta anhelando tu perfume, el que desea acariciar tus curvas mientras te susurra...

Yo no sabía que hacer, si girarme y darle un bofetón o dejarme llevar. Pero reconozco que tener sus manos subiendo y bajando entre las caderas y la cintura mientras me decía eso al oído mirándome a través del espejo, hizo que mi zona central comenzara a latir, anhelando más caricias. Su respiración se estaba acelerando por momentos. Estábamos entrando en una burbuja de puro erotismo. Nuestros cuerpos se estaban abandonando a nuestros deseos, sin dejar paso a la cordura.

Con su mano izquierda, cerró con llave la puerta del baño. Y presionó su durez contra mi trasero. Quería hacerme ver que me deseaba. Cada vez me excitaba más... sus manos acariciaban mis pechos a través del vestido. Mis pezones ya duros, se marcaban bajo el vestido. 

Él comenzó a subirme el vestido y con destreza, acarició mi clítoris a través de las bragas. Estaba sumamente húmeda, deseaba más, así que me arqueé levemente hacia delante y le expuse todo mi trasero. 

Esa era la señal, para que me hiciera suya, para que siguiera adelante, para que me hiciera sentir lo que hacía mucho que no sentía.

Él se desabrochó el pantalón y se bajó los boxer en cuestión de segundos... y con mucho cuidado comenzó a penetrarme. Los dos estábamos sumidos en un caos de placer. El morbo de estar en el baño de la empresa, de ser nuestro primer encuentro y acabar así.

Quise cerrar los ojos, pero no me dejó. Me dijo que los abriera, que quería verme la cara de placer. Que quería sentirme suya igual que se estaba entregando él a mí. En ese momento éramos uno. Nuestros jadeos acompasados marcaban el ritmo de nuestra excitación. Sabíamos que pronto llegaríamos al clímax. Nuestras piernas temblorosas, apenas nos sostenían.

Con una mano, me sacó un pecho por el escote del vestido, me lo apretó, manoseó y lo dejó colgando por fuera. Sus manos volvieron a mi cadera, para acelerar el ritmo de sus embestidas. 

Su respiración se convirtió en gemidos ahogados contra mi cuello. Yo lo seguía mirando a través del espejo. Ver su cara de placer, me llevó al orgasmo. Mis jadeos se convirtieron en pequeños gritos que él tuvo que silenciar con una de sus manos para que nadie nos oyera.

-Síííí, sííí... no pares por favor, no pares, síííííííííííiiii... guauuuu

Al cabo de unos segundos, ya sólo se oían nuestros jadeos cada vez más lentos. Una pequeña sonrisa se nos dibujó cuando nuestras miradas se encontraron en el espejo. 

Acababa de tener sexo clandestino en el baño del trabajo, con un desconocido. Aunque en realidad, ya me había fijado en él. No sabía cómo se llamaba, pero sí que me había cruzado en varias ocasiones con él y que me había fijado en su sonrisa al saludarme.

Ahora tocaba recomponernos y volver a nuestro sitio de manera ordenara para que nadie se diese cuenta de lo que acababa de ocurrir.

Nada más llegar a mi mesa, recibí un mensaje: "Sublime!!! Por cierto... soy Óscar"

"Encantada de conocerte, Óscar"


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