Abrázame

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Abrázame

 

Siento náuseas y millones de mariposas en el estómago antes de tocar el timbre.  Quiero gritar pero no puedo, así que respiro profundo y a penas puedo pronunciar un hola.  Él me recibe con una tierna sonrisa y siento que el corazón se me derrite cuando lo veo, me da un largo beso mientras camina sin despegarse hasta el sofá.

 

-Hola, te extrañé.  -Me dice y yo solo le sonrío, pero me queda mirando tal vez a que le diga que yo también, pero yo solo lo miro y trago saliva, como siempre me siento cohibida e imposibilitada a dejarme llevar por lo que siento, quiero llenarlo de besos y acariciarlo, morderle los labios y pedirle que me abrace y no me suelte, que lo necesito en mi vida; sin embargo le pido un vaso de agua.

 

Cuando vuele a mí con el vaso de agua yo estoy buscando una película en Netflix en el televisor.  No sabe que lo he estudiado y que no me he perdido ninguno de sus movimientos.  Se ha puesto el pantalón y la camisa que me gustan, camino a la cocina ha sacado su billetera del pantalón y la ha dejado sobre la mesa, ha revisado su teléfono, se ha quitado los zapatos, buscó el vaso y cuando lo llenó de agua se ha quedado mirándome y ha sonreído.

 

Tengo la garganta seca así que me he bebido todo el líquido de un solo sorbo y cuando lo termino lo dejo sobre la mesita de centro.  Se me hace difícil pasar saliva y es evidente para él.

 

-Tranquila.  -Me dice y se acerca, coloca mi cabello a un costado y me da besitos en la oreja y en el cuello, luego me abraza y respira en mi cabello.  -Podría quedarme así una eternidad. 

 

Esta vez no me he movido, le he dicho que no me siento bien si me abrazan pero no sabe que me gusta si él lo hace, no sabe que si yo rompo esa barrera mi vida dependerá de él, seré suya para toda la vida, buscaré estar en sus brazos siempre, conocerá a esa mujer frágil, melosa y cariñosa; esa mujer que no se cansará de decirle cuanto lo amo.

 

Pero mi miedo puede más y me alejo de él con la excusa de que tengo calor, en su mirada hay decepción y tristeza porque ha hecho de todo y se siente tal vez cansado, hasta quizás piense que no lo quiero o que hay alguien más.  Quiero gritar, me siento frustrada y me lanzo sobre él, escondo m i cabeza en su cuello y lo huelo.  Puedo sentir que su corazón late fuerte.  Me besa la cabeza, me consuela y me deja llorar.

 

-¿Qué sucede?

Niego con la cabeza y sollozo.

¿Te pasó algo?  ¿Te hicieron algo?

Vuelvo a negar con la cabeza mientras lo abrazo más fuerte.  He mojado su camisa con mis lágrimas.  Después de unos minutos me siento mejor y recojo todo el valor que me es posible lo miro a los ojos y le pido si le puedo sacar la camisa a lo que él accede, me quiere ayudar.

 

-No, quiero hacerlo yo.  -Le digo y me quedo mirándolo a los ojos mientras lo hago y después me quito la blusa yo para quedar piel con piel.  Sus manos recorren mi espalda desnuda, me acaricia y espera a que me calme.  -Tengo algo que decirte. 

-¿Estás embarazada?  -Me pregunta y me hace reír. 

-Noooo.  -Le respondo escandalizada.

-Bueno entonces déjame hacerlo.  -Su comentario me corta la respiración y las náuseas vuelven.  Lo dice en serio, su expresión lo confirma.  -Tranquila.  -Me dice.  -Pero es una conversación que queda pendiente.  Yo asiento como respuesta.

-Solo quiero sentir tu piel, quiero acariciarte y que me abraces.  -Se lo digo mirándolo a los ojos para que sepa que es verdad.  Pasamos mucho tiempo así, parados en la sala de su casa, en silencio.

-Gracias por no soltarme, te necesitaba.

-La verdad que yo también, lo mejor de un día pesado es terminarlo así contigo.  Voy por una copa de vino.

Cuando se separa de mi cuerpo recuerdo que estoy sin blusa y me cubro el pecho.

-No, no te tapes, quiero verte así.

Le sonrío y accedo.  Se acerca a mi con las dos copas de vino y con ellas acaricia mis pezones lo que hace que se me paren.  -Él da un sorbo y yo me termino la copa.

-Ey tranquila, disfruta y siente el sabor.

-No, lo que quiero es que estemos juntos.  -Dejo la copa en la mesita y comienzo a desvestirlo hasta que se queda desnudo y luego lo hago yo, después le doy la mano y nos vamos a su habitación.  Hago que se acueste y yo sobre él.  Su erección la siento en mi vientre.  La luz está apagada y yo lo beso en los labios.

 

-No tienes ni idea de lo que siento por ti.

-Quiero oírlo.  -Me dice y abrazándome rueda por la cama y yo quedo debajo de su cuerpo.

La luz de la calle se cuela por la habitación lo miro y me siento agitada, lo beso en los ojos y él a mi en la frente, juego con sus cabellos, después lo beso tiernamente.

-Dilo.  -Me pide mientras se coloca en la entrada de mi cuerpo.

-Amo tus ojitos chinitos.  -Le respondo y él entra en mi haciéndome gemir.  Él también gime, pero se controla y se queda quieto.

-No, no te cohíbas, no temas; estamos unidos, soy tuyo y necesito que seas mía sin complejos ni miedos.  Yo lo sé y lo siento también, pero necesito que me lo digas.

-Por favor nunca te vayas de mi lado.  -Le suplico y lágrimas caen por mis mejillas.

-Jamás porque te amo.  -Siento que también tiembla, sus movimientos van lentos y sus ojos chinitos se humedecen.

-Te amo.  -Le digo al fin y él empieza a hacerme el amor de la manera más tierna mientras yo no dejo de repetírselo.


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