CHOQUE DE CULTURAS 2

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La verdad es que desde siempre la Democracia se sustenta en la Razón, que se sintetiza en la Ley. No hay libertad sin Ley. Pero esta libertad también se vale de la tolerancia.

Eso de la tolerancia no es cosa fácil. Es un trabajo constante día a día que nos obliga a dejar encerrado en el cuarto trastero de casa a nuestro mimado ego, y darnos cuenta que nosotros no somos el ombligo del universo, puesto que nos tenemos que relacionar sea por razones laborales, o circunstanciales con gente con la piel de otro color, de otras costumbres muy distintas a las nuestras, ya que el mundo se ha hecho muy pequeño. Eso no es tan nuevo como nos parece. Desde la noche de los tiempos siempre han habido migraciones de unos pueblos que han ido a vivir en otros rincones del mundo para poder subsistir, y unas razas se han fusionado con otras.

En una ocasión conocí en una casa a un tipo de piel oscura, pero que me llamó la atención su singular mirada de felino. Parecía que aquel sujeto acababa de salir de lo más profundo de la selva del Amazonas, y confieso que me sentí muy violentado, porque la mirada de aquel tipo era como un reclamo, un reto a mi instinto animal. ¿Qué hacía? ¿Me lanzaba contra él como un energúmeno y le acorralaba a puñetazos? ¿Era esto razonable? Lo más seguro fuera que yo empeorase las cosas. Pues para mí es obvio que quien se vuelve racista es porque en su fuero interno siente miedo de perder su identidad étnica, nacional, que es lo mismo que no estar seguro de sí mismo.

Si para mí aquel personaje con su mirada de tigre de bengala, de gato salvaje era un ser fuera de lo común, desde su percepción yo también era un bicho raro... Pero había que aprender a convivir.

Concretamente la tolerancia no consiste en abrazar sin más al extraño. Sé que hay personas que frívolamente se casan con sujetos de otras razas más para dar a entender a los demás que ellas no tienen prejuicios que por un sincero afecto al exótico cónyuge, pero que a la hora de la intimidad la relación fracasa porque las cerradas culturas de uno y de otro chocan. Por eso con los que son de otras razas hay que dejar de lado nuestras creencias, e ir en busca de un interés común; algo concreto, a un nivel simplemente humano con el otro para podernos entender.

Tengo la convicción que si al salir a la calle no ejercitamos nuestra capacidad de tolerancia, eso repercutirá fatalmente en nuestro ámbito familiar como ya sucede en muchos casos.


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