ESPEJISMO ESPECULATIVO... (Neosurrealista)

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ESPEJISMO ESPECULATIVO
(Neosurrealista)

De cobre lento lirio la tarde tiene grietas,
con blancura de blandos tenedores,
decorando las rodillas de las monedas,
y desnudando la espalda de los espejos.

Y ante ello, crece la desgracia: Con la fuerza bendita del tiempo,
viscoso de la cita, ya tendrá que hacer un banco de madera.
Al espíritu le viene bien la espera, brumosa de la niebla,
que se alza. Y así, acompañar el canto de los sembradores,
dentro de un grano, glorioso goce glacial, en el mismo,
discurso de la edad, como un templo de vuelos que esperan,
a quién presentía, la huella que deja,
otro cántaro capaz conforme.

Así lo deseaba. Quería someterle y del desdén participar,
por la espiga que promete, al plato que aflora,
en el oro de la juventud, la amistad de otros tiempos.

El camino, en cambio, no es recto, ni sujeto va de las penas,
sirve al encanto por las bridas, dolientes, nobles,
como las mulas al final de las lagunas, ven al cielo,
corridas, de la dicha que flaquea sin curvas.

Lleva consigo al infortunio, elevado, de llameante dicha,
cuando es el alma libre y no la vence el zapato en la cocina,
donde ya no sucede nada cierto a las cadenas,
y tantas moscas están rondando, felices al azúcar,
Y nada dicen, que ahora otro mantel no recuerde,
tan alto entre mayores goces al encontrar la carne,
que busca una joven, y canta con ella la piel,
que la une y entrelaza como al duelo,
y nada complace a los caprichos de su pecera,
que vendrá a vestirse con las fábulas,
de las caderas, los ojos y los gestos. ¡Hechos con helechos!.

¡Sí, sí!. La bilis es tijera de sótano,
¡Sí!. De amarfilado sótano intacto,
En la tarde con la puerta bocabajo,
Donde la piel cubre las almas secas.

No hubo en el camino espada traicionera, ni ceniza de flores nuevas,
donde solo los espejos especulan, averigua ya quién dio,
esas ganas de morir en el jardín. Cansada de cadenas y camisas,
de trompetas, que dilatan al destino con silenciosos cantos.

En ese abismal regocijo, de blancuras incurables, continúa,
arrastra las flores falsas, y sus recuerdos, con la genealogía,
entristecida y conforme siempre, con la plata,
y unos azules pantalones de tres botones,
con los zapatos y su lenguaje de sueño de hombre,
y de su sombra ninguno sabe, del ramaje umbrío,
espejismo, uno más, arriba de todas las estrellas.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez


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