Mi amiga y las regaderas del gimnasio

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Hola, mi nombre es Lizeth María, tengo 19 años y lo que cuento es 100% real.

Hace año y medio ingresé a la universidad. Ahí conocí a una chica de mi edad, maravillosa, con un gran sentido del humor y se convirtió en una gran amiga. Además, es muy bonita: morocha, cabello lacio a media espalda, delgada, unas pompas grandes conforme a su cuerpo y paraditas, senos medianos y levantados. Yo no tengo mal cuerpo, pero admito que ella está mejor que yo, incluso ella tiene más pretendientes.

Para este nuevo semestre iniciado en enero, nos toca un horario de 9 de la mañana a 1 de la tarde. Ambas trabajamos por la tarde. En una plática común, surgió la idea de inscribirnos a un gimnasio e ir por la mañana. Acordamos que iríamos de 6 a 8 am, para de ahí irnos juntas a la universidad a clases. Visitamos el gimnasio más cercano a nuestra universidad y pedimos informes. Aceptamos el precio y nos dieron una explicación de las instalaciones y demás. La encargada nos explicó que las regaderas son comunales, es decir no tienen divisiones, todas se bañan juntas y enseguida de alguien más. Cuando escuché que son comunales, la mandíbula casi se me cae al piso, porque nunca en mi vida había estado en un lugar como ese. Sin embargo, no dije nada porque era la única forma de ir limpias a la universidad y ese gimnasio el más cercano. Dimos las gracias y quedamos de ir al día siguiente, nos retiramos del gimnasio y cada quien a su casa.

El resto del día me la pasé pensando en el mañana, no podía creer que iba a estar desnuda frente a mi amiga, y ella igual frente a mí. Que íbamos a estar desnudas junto a varias más igual desnudas. 

No voy a negar que me atraía la idea de ver a esa chica tan bonita y pretendida sin absolutamente nada de ropa. Y tampoco dudo, que ella también tenía curiosidad por verme a mí. Habíamos estado juntas, pero en ropa interior, nunca nos habíamos visto ni siquiera una teta. Además, tenía la inquietud de cómo ir, ya que a mí siempre me ha gustado tener un poco de vello púbico bien cuidado y recortado en el monte de venus, me depilo debajo nada más. Pensaba si habría miradas, o si mi amiga me haría algún comentario, en caso de que ella fuera totalmente depilada. Era un mar de dudas.

En fin, llegó el día. Me levanté temprano y me puse la ropa deportiva. Me encontré con mi amiga en la puerta del gimnasio y nos dirigimos al vestidor a dejar nuestras pertenencias. Ahí tuve el primer contacto con una chica desnuda, recién salida de las regaderas a punto de vestirse. Mi amiga y yo solo dejamos las cosas en el locker.

Al terminar de hacer nuestros ejercicios y dar por terminada la rutina, nos vamos al vestidor. Ahora sí era la hora de la verdad, había bastante gente pese a ser temprano, muchas apuradas y vistiéndose bien, supongo que para el trabajo, otras escuela. Sacamos las pertenencias de los lockers y mi amiga se empieza a quitar primero la ropa de la parte de arriba y yo la sigo, trato de hacer lo que ella hace. Al quedarse sin nada arriba, salen unas tetas de lo más hermosas, perfectas sin exagerar. Unos pezones medianos y cafés claros, estaban duros por el momento y recibir el aire, quedé sorprendida pero traté de voltear hacia abajo y también desnude mis tetas. Noté de reojo que me miró, pero no dije nada, ella también se volteó a otro lado. Proseguimos a desvestirnos de abajo, ella lo volvió a hacer primero. Sale una vagina totalmente depilada, incluso parecía que lo había hecho el día anterior. No podía creer que tenía a una chica totalmente desnuda y tan codiciada que es. Perdí la vergüenza y me quité igual lo de abajo, quedando a su mirada mi vagina con un poco de vello. 

Al caminar hacia la zona de regaderas lo hicimos con toalla en mano, sin enrollárnosla. Ella se adelantó y pude observar su caminar, sus nalgas tan perfectas que se me hacía difícil no mirarlas. 

Ya estando en las regaderas nos tallamos la espalda mutuamente y las nalgas, disfruté hacerlo. Admito que estaba excitada, ver sus pezones duros por el agua y viento del caminar, hacía que los míos también se endurecieran. 

Terminamos de ducharnos, y a propósito me quedé un poco atrás para volver a mirar sus nalgas al caminar, es que son tan jodidamente perfectas. Noté que había otras chicas y señoras que también la miraban, aunque poco tiempo, pero lo hacían, esa chica llama mucho la atención. 

Al estar ya vestidas nos vamos a la universidad, sin mencionarnos nada sobre nuestros cuerpos.

Todo el día estuve pensando en ella, no soy lesbiana ni bisexual, pero admito que esa noche me masturbé como nunca lo había hecho, con su imagen en mi mente. Disfruté tanto eso, que disfruto igual mirarla desnuda prácticamente todos los días, porque seguimos yendo al gimnasio y es exactamente igual todos los días.

Fin.


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