Motivador embutido... (Neodadaísta)

MOTIVADOR EMBUTIDO.
(Neodadaista)

Por allá el presente mediático, medita, magro.
Implacable enemigo. Incipiente carnero del remo.
Con el dedo de cualquier luna. Nada dice.
Del cofre enfurecido de una oreja. En un minuto.
Y desdice lo que calla, cayendo en cada calle.
Y al pardo perdón pudre. Maniatada la mudez.

Las divisiones subyuga, irresistible, el muro hermano.
Donde espeso el desamparo escapa, decrépito.
Donde crepitan los crípticos cánticos alados.
Al lado de una orilla almidonada y endiosada.
Y vuelve, venerando planchas, lóbregas mieles.
Por eso, el yeso sale, ileso. Sincero ninguno vive.
Ni las cebollas iluminan con botellas las bellotas.

Vientos blancos, aguas negras, velas vanas.
Sonrientes bicicletas, fetiches y manoplas. Van.
Encienden al tambor, desnudan gritos y desayunan.
No lo digas. Cualquier nuez al pez remienda.
Y al frío envenena, sacrificando, flamas y flemas.

Al monedero y al escudero, un escorpión esculpe.
Ya verás como la fiebre dibuja, alegres ciruelas.
Y protestan los panteones, desempleados nuevos.
Y la ciencia suplica encrespada. Entambada, tumbada.

El arte invisible, inodoro, infame,
entre arrepentidos rincones desmaya.
Vende las uñas del océano, vende vendas verdes.
Y emerge sano y salvo el camino, del orégano.
Del péndulo depende. Del homúnculo incólume.
Tan parco, tan puerco, tan pardo, tan tardo.
Al llanto, de toda llanta, de todo llano, pleno despunta.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez