Reencuentro casual

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Tarde de Noviembre

Él y yo…

Se acerco y me beso, me apego a su cuerpo mientras sus manos recorrían mi cintura. Yo disfrutando su sabor asentí que necesitaba de esos besos en mi piel, en mi cuello, en toda yo. Él me guio a su habitación mientras me besaba con intensa pasión. A medio camino, me tomo en sus brazos, me apego a la pared, sin parar de besarme. Me puso de pie y mientras yo recorría su cuerpo por sobre la ropa, volvió a tomarme en sus brazos y me llevo a la cama. Él quedo sobre mi cuerpo y yo sentía esos movimientos exquisitos que él me propinaba, movimientos llenos de placer. Desabotone su camisa, para sentir su piel. El bajo mi polera para que su boca comiera mi pezón izquierdo, ¡wow! qué sensación más rica, su lengua ahí, yo solo disfrutaba y gemía suavemente cerca de su oído mientras mis manos acariciaban su rostro, su cabello. Dijo: “Tomare una ducha, me siento con mucha calor”, asentí un ok, pero volvió a mí, a besarme, a acariciarme, a provocarme todas esas sensaciones. Hasta que fue por su ducha. Mientras estaba allá, me quite la ropa, pero solo deje esa lencería que el quería ver y disfrutar en mí. Y me acomode en la cama, para que al salir del baño el tuviera vista completa de aquello que me pidió. Estaba esperando en su cama, pensando en que decir al momento que el saliera del baño. Sentí cortar el agua de la ducha, y empecé a sentir ese nerviosismo acompañado de mucho deseo. Al salir, solo dije “¿te duchaste con agua fría?” si respondió, mientras colgaba la toalla. De pronto lo sentí acercarse a mí por mi espalda, me abordo suavemente, beso mis pompis, y se apego a mi, mientras yo sentía todo su cuerpo frio después de la ducha, volteé mi cabeza, busque su boca y lo bese suavemente, mientras el intensificaba cada movimiento. Sentí nuevamente toda su erección acariciar mis pompis, mientras su mano ordenaba mi cabello para dejar mi cuello libre para sus besos, mientras con su otra mano se apoderaba de mis pechos, se sentía exquisito. Yo sumida en el papel de la seducción, solo recibía sus caricias, suaves, sutiles, dulces… Disfrute cada segundo de su calidez. Hasta que sus manos encontraron toda esa humedad que estaba acumulada entre mis piernas, y comenzaron sus dedos a recorrer entera toda mi conchita. Sus dedos llenos de magia me hacían gemir de menos a más. Luego me volteé a él, me beso y yo comencé a tocar su pene que estaba tan erecto que con solo tocarlo me hacía arder, dejo de besarme, y lleve mis dedos a mi boca, tome saliva y comencé a tocar su pene con más intensidad. Me puse de pie, lo bese, y me puse de cuclillas ante él, y metí todo su pene en mi boca, suavemente, lo metí y lo saqué con mucha calma, e intensifique cada movimiento mientras sus manos tomaron de mi pelo y me incentivaban a que las metidas fueran cada vez más profundas. Lo saque de mi boca y pase la lengua por todo su pene, mientras mis manos acariciaban sus testículos. Nuevamente llevé su pene a mi boca y esta vez lo lamí con intensidad. Mientras veía como él me miraba y disfrutaba de mí. Me puso de pie, me beso y luego me voltio. Corrió mi colaless hacia un lado, y comenzó a lamer toda mi conchita, su lengua jugueteando en mi clítoris es la sensación más rica que he sentido en toda mi vida, ese hombre si que lo hace bien. Mientras él jugaba ahí, yo metí mi dedo en mi ano, y él lo entendió todo, comenzó a lamerlo de la manera más sutil, fue delicioso. Mis gemidos eran incontrolables, solo repetía que me encantaba. De pronto, puso su pene en la entrada de mi ano con mucho cuidado, lentamente, costaba la entrada así que, metí mis dedos, mientras él metió todo su duro pene en mi conchita, me jalo del cabello, y comenzó a darme las envestidas más intensas que podía, se sentía exquisito, el choque de su cuerpo contra el mío. De pronto, vino el segundo intento por entrar allí, pero esta vez metí dos de mis dedos en mi ano para facilitar la entrada de su pene en mí. Y así fue, logramos que entrara completamente en mí. Y vaya que se sentía rico, y así comenzaron las envestidas intensas hasta el fondo, se sentía a tope, oía sus gemidos, realmente lo disfrutaba, jalo de mi cabello nuevamente y con la otra mano, metió sus dedos en mi vagina. Mientras yo me aferraba a su cuerpo, que chocaba fuertemente en mí. Mis gemidos se apoderaban de toda la habitación. Y mi insistencia porque no parara, y lo rico que se sentía, intensificaban sus movimientos. De pronto, oí decir “Me encanta tu culo” en medio de, solo dije enserio y sin oír la respuesta, él me dijo: “Puedo acabar en tu culo” y yo sin pensarlo le dije, si acaba dentro, dale, sigue, dame duro” y sentí su explosión. Acabo en mí, y en su última metida logre acabar extasiada tanto como él. Nos tiramos a la cama, en la misma postura, él quedo atrás de mí, me abrazo, apretó mi seno suavemente, y solo sonrió. Y me dijo eres exquisita. Solo sonreí, aprete su mano que estaba en mi seno y le dije me encanto. Luego me beso los hombros, se apegó a mí. Yo me volteé lo besé, y él me dijo esto es por todos los días sin vernos, no recuerdo que dije, pero si entiendo que algo respondí. Finalmente nos besamos un par de minutos con tanta calidez, cariño no sé, pero si ambos con un sentido de entrega y de plena satisfacción. No queríamos levantarnos de ahí, pero había que volver de donde nos perdimos por tan solo una hora. Sin más detalles, nos vinimos juntos, una caricia en mi mano, un beso en mis labios y un hablamos fue como se cerró aquella tarde…


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