Vapores

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Si te pienso, es porque te debo una explicación de por qué estás aquí dentro de mis emociones furtivas, de cómo te tengo presente entre las nubes de vapor en este baño público, sólo y mis reflexiones con una toalla húmeda sobre mi rostro. Y llamo furtiva, por mi intensa relación con tu prima, ¿qué debo de estarte atrayendo a mi sexo, con la sutil caricia de mi mano en este cuarto caliente? Ya a estas horas todos han salido a trabajar, sólo yo me he quedado para juntar mis pensamientos en uno: quiero seducirte. Quiero poseer tus caderas junto a mi cuerpo en este vapor, quiero ser tu sudor resbalando por tus pechos opulentos; ese brindis de copas en aquella fiesta donde por un instante tu prohibido vestido de velvetón se juntó a mi mano a causa del saludo propio de la etiqueta, cuando pude rozar ese brote atrevido que inmediatamente hizo fuerza y se erectó, tanto yo creo, como mi mismo ser. ¡Que mirada me diste!, tan poco diestro en las artes de la incitación, solo supe esbozar una sonrisa sin saber que ya me habías poseído. Por eso me quiero quedar solo entre este vaho caliente, ensimismado, volcado de anhelos, y mi locura latente de tomarte, de abrazarte por la espalda, regocijarme vorazmente entre tus piernas, posar mi mano sobre tu sexo húmedo, tan caliente, extasiando la suavidad de tu vestido ceñido a tu piel; a la vez que muerdo tu hombro descubierto, inclino tu cuello, fijándome en tu respiración cómo cada vez se agita más al choque de cuerpos… amante de caminos, ¿qué sabes tú de la intensa pasión que ronda el sexo del introvertido mundo de la pubertad? Me quedo respirando mi propio aliento agitado ante las pasiones que desatas. Y en este baño retozo exhalando tu nombre en una pintura.

No me contengo ya, llévame al frenesí de tus labios abiertos en torno a mi masculinidad, condúceme directamente a saciar la sed manipulando lo que tu boca disfruta juguetona, en mi imaginación creciente, al unísono que se incrementa mi virilidad. Invenciones matizadas en este mundo de nubes, se envuelven las imágenes y se hacen tan sublimes, como el momento que te tocaba por encima de tu vestido aterciopelado; estábamos todos juntos, siendo la ocasión perfecta para explorar este mundo de apetecibles bocados. Sabías que era yo, por que no te moviste ni un ápice, que delicia, que frescura de trasero, moviéndose al compás de la música en ese salón, al compás rítmico de mi índice adentrando de vez en vez sin llamar la atención al centro posterior del placer. Cómo me excitó descubrir que tu escasa prenda íntima podía ser abrumada de halagos, una y otra vez de arriba abajo de un extremo al otro; alternaba mi otra mano de vez en vez a la cintura o a la espalda, haciéndome notar palmeándote el costado y tú, diestra en el placer, llamándome cautelosamente con movimientos sincronizados acercándome la puerta del alborozo, deseando ser profana con ayuda de mi acrecentada idea de tocarte más allá, en aquel sitio. Frente a todos, sin que lo notasen, ¡Que arrullable fantasía! ¡Ideas!, ideas fugaces que me mantienen con un continuo movimiento arriba y abajo, bajo el recuerdo de la fragancia que despide el sudor y el calor. Tu silueta para mi perfecta, mi índice adentrándose al centro de tus nalgas, el roce de mi mano en tu pecho, recordando lo erecto de tu pezón, tus ojos de aceptación y de lujuria.

Te deseo, y te pienso, te traigo con los calores, y la humedad de este lugar es la tuya, déjate tocar nuevamente en la secreta conspiración de dos ante todos, me gusta más la idea, juguetona como tu flor en mis manos, tan jugosa como una fruta madura, tan caliente como la braza de la hoguera que visitamos tú y yo juntos, donde se nos veía el rostro pero no las ideas que fraguamos solo como aventura. Dicen ellos. Y bien lo dicen porque queremos probarnos la piel hasta saciar el instinto. Pues quiero ser aventura, quiero ser tu aventura, quiero que seas tú mi aventura en esta vida que si no te pruebo que si no te tengo me arrepentiré tanto Carpe diem, quam minimim crédula postero, quiero probar de mi un último aliento, dame todo lo que tienes en este minuto dentro de mi imaginación y no me detendré hasta que… seas mía

Que de golpe llegan las impresiones, me empiezo a venir en tu recuerdo, lo estoy sintiendo, mi humedad en mi pantalón exactamente como ahorita que se llena mi mano de mí, y de ti mi memoria, veo a la pared y se dibuja entre vapores tu sonrisa complacida, sedienta de más de hoy. Ya quiero que sea Enero, para la fiesta.


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