historia de un engaño parte 5 a

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Llegó a la prisión de Petravaradín  en una mañana fría y lluviosa del mes de abril. Salió del furgón esposado de pies y manos y fue pasando controles hasta llegar a ingresos. Allí le esperaba el alcaide, hombre de ejército que no había podido ascender en la carrera militar condenado el mismo a regentar aquel reducto de indeseables que la milicia le mandaba, para ello no dudaba en hacerlo con tiranía, sascarmo y regocijo.

-Mira lo que nos ha traído la lluvia, teniente Alexei Bolanovky, desertor, ladrón y asesino vamos un completo para el módulo A - Decía mientras miraba su ficha y le echaba un vistazo de reojo. Acercó su cara a la de Alexei y le dijo muy bajito: ¡Vamos a hacer de este mariconcete todo un soldadito! -Llévense lo, el teniente estará deseando instalarse. Alexei saludó, cogió la ropa de la prisión y siguió a los guardias.

El módulo A lo mejor de la casa, traficantes de armas y drogas, mafias  y asesinos. Era un lugar lulubre donde la luz del sol brillaba por su ausencia, un pasillo blanco con puertas negras de hierro y tres grandes focos en el techo. La comitiva se detuvo en la ciento veinte y tres, el guardia abrió la puerta y él entró siguiendo el protocolo, la puerta se cerró oyendo se el portazo hasta en el infierno. Miró a su alrededor era una habitación de dos metros por tres metros cuadrados con una litera para dos y un inodoro sin privacidad, no había ventanas solo una cámara en una esquina para la vigilancia. No estaba solo en la litera de abajo estaba un hombre de mas o menos su edad grueso que se alegró de verlo.

-Hola soy Igor Shiteva -dijo extendiéndole la mano. -no obtuvo respuesta, pero no le importó él siguió con su monólogo esperando conversación. Alexei pasó de subió a la litera y clavó sus ojos en el techo.

 Las cuatro y media suena la alarma  las puertas se abren todo el mundo delante de sus celdas para inspección y posterior salida a trabajar. Los presos eran usados de mano de obra para la madre patria para el arreglo  y construcción de carreteras y caminos así la milicia en época de guerra podía circular por el país sin preocuparse del estado de las carreteras. Una vez terminada la jornada alrededor de las cinco, cuando el sol se ponía por las montañas volvían a la cárcel .se duchaban, cenaban en silencio y se apagaban las luces a las diez.

 Cuatro meses han pasado ya, depuse de mucho intentar lo he conseguido audiencia con el cónsul en la embajada de Yugoslavia en Madrid, la audiencia era a las nueve  y son ya las doce y sigo sentada en esta incomoda silla a que el cónsul se digne a recibir me. Por fin la puerta se abre la secretaria se acerca a mi - ¿Habla usted serbio? - me preguntó con  indiferencia. Yo negué con la cabeza. -¿inglés? volvió a preguntar. Volví a negar. -Esta bien yo seré su interprete, acompañe me -. Sentenció volviéndose en dirección a la puerta, la abrió y me dejó pasar.

-General SokÇy, la señora Bolanovky.-dijo en serbio

Era un hombre recio vestido de civil pero en su pecho llevaba condecoraciones militares, se levantó y me extendió la mano, me invitó a sentarme y volvió a coger los papeles que estaba leyendo.

-Señora bolanovky, ¿sabe usted quien es su marido? - Mirando me a los ojos.

-Mi marido es un refugiado político que salió huyendo de un régimen comunista. Le dije convencida, su carcajada retumbó en la sala.

-No señora creo que se equivoca usted, su marido es el teniente de primera Alexei Bolanovky perteneciente a la primera compañía de las fuerzas especiales de la KGB.

-¿sabe por que está en la prisión militar  de máxima seguridad  de Petrovadín?- Dijo poderoso en su pregunta.

Negué con la cabeza, ya no me salían las palabras.

- Su marido ha sido declarado culpable por un tribunal militar de deserción, ocultación de secreto de estado y asesinato de un civil   y dígame ¿que quiere que haga yo por usted?

-Tengo derecho a verlo, quiero un encuentro con él en la cárcel.

-Señora, su marido es un preso sin privilegios, ha sido condenado a cinco años de trabajos forzosos y posterior fusilamiento.

-Entonces  con mas motivo para verlo, exijo una visita - Dije sin vacilar clavando mis ojos en aquel ser despótico y sin  corazón.

-Tendrá noticias mías en breve, buenos días.

 Salí de allí lo mas deprisa que pude , el aire me faltaba , no sabía que pensar de lo único  que estaba segura era que mi Alexei no era ese monstruo que me querían hacer ceer , que equivocada que estaba .

Lunes por la noche, hora de la cena Alexei cenaba mientras Igor hablaba en voz baja.

-¡Valla con la parejita! -Dijo alguien por detrás, Igor enmudeció se giró, era Nikola Techerko, jefe del módulo A y enemigo de todo el mundo. Igor trató de quitar hierro al asunto con su verborrea pero Nikola quería guerra así que empujo a Alexei impidiendo le cenar. Alexei se levantó le propinó un cabezazo en la cara que le rompió el tabique nasal y su sangre salía por su nariz haciendo le caer al suelo, acto seguido, le propinó una patada en la boca del estomago con toda la rabia que llevaba acumulada, levantó los brazos no opuso resistencia a los guardias. El alcaide lo miraba y se reía, un mes,        - dijo: solo un mes, estoy sorprendido aprendes deprisa.

-¡Guardias! tres meses de aislamiento. Veras como te suavizas.-Le dijo mientras le propinaba un bofetón del revés.

 Tres meses de aislamiento saliendo solo para trabajar y aún así sin contacto con nadie no hicieron mella en él.

 Los domingos eran día de visita. El alcaide mandaba formar a todos los presos en el patio después de comer y los iba llamando desde el módulo G hasta el B, los del A apenas tenían visitas, haciendo una cola en la puerta de visitas. ¿Habían dicho su nombre? el guardia lo repitió otra vez de mala gana  , si , era su nombre ¿Quien iba a venir a visitar lo si nadie sabía donde estaba .... ?continuará .


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