Mercado Rodante

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Salí temprano con ganas de encontrarme contigo en mi andar por el mercado, vagaban por mi mente esas ideas de ti, de ese beso furtivo arrebatado de tus dulces labios que ahora reconozco son los más jugosos y tiernos que mi boca halla paladeado jamás. Me dejaste ensimismado con ese instante de calor, tan natural te fue devolverme ese beso, pequeño lleno de cariño, acepté una gota de néctar al entrar por mi garganta, fue energía pura al éxtasis de mi intimidad, de mis deseos pecaminosos, a su vez, una mano fugaz e inquieta buscó al momento la tersura de tu cadera apartando al unísono la estorbosa blusa,  dejando paso la caricia de tu piel desnuda libre de tapujos dispuesta a las necesidades del placer, a la pasión, al invite de la mutua y exhaustiva exploración de nuestras zonas erógenas más sensibles.

Apartamos rápido los cuerpos al sentirnos ser descubiertos por la dichosa multitud de miradas que se encuentra uno en la vida, tan dañinas como la saeta a la perdiz. Su momento sería, pues otro el de descubrir los encantos del sudor recorriendo los torsos de nuestros cuerpos entrelazados, chocando uno con el otro beso a cuello, mano a cuerpo, miradas a cielo, voces al viento.

Recuerdo todas estas imágenes obsesionándolas, repasándolas una y otra vez para no perder el detalle de las mismas y descubrir un centímetro más de tu piel en mis recuerdos para no dejarlo ir nunca de mi mente, esta incansable imaginación mía que te desea fervientemente. Te hago mía poco a poco en pasión, en sentimiento, en pleno, en voluntad, en este andar lento en letargo aquí en el trajín del hervidero de parroquianos ignorantes ante la sed de tus besos, que me consumen las ganas.

No dejo de pensarte ni un momento, te cuelas al vapor. Eres neblina que come una montaña. Te tragas mi pasión entera y no me dejas nada, decir tu nombre es matar mi boca porque decirte es desearte. Desearte es invocarte y al no aparecer si quiera tu sombra entre la gente mi alma se torna rota, esperando tu llegada, se inclina se dobla por el estómago sintiendo emociones contrariadas desnudas y sinceras. Te lo cuento porque te pienso y te lo hablo como te lo escribo lo siento como lo pienso. No he pensado eso si en lo mucho que me dolerá recordar el sabor de tus besos al final de este viaje juntos, el cual he visto pasar solo por un segundo, ese segundo que me llenó de sabor la piel, me coloreó el alma y corrompió mis fuerzas ahora llena de ternura, un poco más de tiempo bastaría para no dejar de beberte, de pensarte, de arrebatarte las ropas cada noche en mi desgastada luna donde te dibujo de cuerpo entero, seductora.

¿Qué le digo pues a mí razón, a mí calor constante que me consume sin poder calmarlo? ¿Qué hago ahora con el insecto que revolotea cuando te ve? Un segundo no me basta, una colección de besos se basa en la calidad, robarte un beso es alimento a mi alma, pero besarte diario es la vida misma a mi ser.


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