Aquello que dejas pasar

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María se encontraba acostada en la cama.

Acababa de hacer el amor con Héctor, su pareja desde hacía cinco años.

A pesar del momento que acaban de vivir, María no se sentía satisfecha. No se sentía bien

Se había dado cuenta que jamás en su vida le habían hecho el amor de forma desgarradora, que nunca le habían entregado el alma y el corazón en aquel acto tan íntimo en el que se funden dos personas.

Ella jamás había estado con otro hombre, nunca experimentó las distintas formas de sexo: sexo de una noche, sexo por venganza, sexo por amor, o simplemente sexo y nada más.

Toda su vida pensó que lo correcto era entregarse a la persona con la que compartiera toda su vida, y por eso esperó a la persona adecuada.

Héctor era perfecto. Era un chico guapo, educado, con clase el la adoraba, o al menos era lo que ella pensaba. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Era cierto que Héctor la adoraba, pero no la amaba únicamente se conformaba con María. Era perfecta para él, guapa, inteligente dócil. Alguien que no le daría problemas y que le seguiría hasta el fin del mundo, teniendo eso él no necesitaba más.

Pero María lo notaba, porque él no se entregaba en cuerpo y alma. Pero era más fácil para María mirar a otro lado y pensar que eso era amor. Total, ella no sabía lo que era aquello porque nunca lo había experimentado.

Pero aquella noche, después de hacer el amor con Héctor ella lo vio claro. Se dio cuenta que jamás sintieron amor el uno por el otro y que jamás experimentaría el amor verdadero aquel que te desgarra aquel en el que te entregas en cuerpo y alma.

Ni siquiera sintió ganas de llorar al descubrir aquella revelación, lo que le hizo pensar que quizás no tendría alma y pensando en aquello se quedó dormida

Pasaban los días y María no dejaba de pensar en aquello “conformidad no amor” y se preguntó como llegó a ese punto en su vida.

Sin embargo, María si bien tenía la respuesta jamás la vio. Tampoco hizo nada al respecto. Se conformó y siguió con Héctor por miedo a estar sola.

Pero María no contaba con que el destino le daría una bofetada. El amor aparece en cualquier momento, y eso le ocurrió a María conoció el amor, sintió el significado de ser amada. Pero no pudo disfrutarlo, ella creyó que llegó tarde y lo dejó pasar.

Y pasó el tiempo y María llegó a convertirse en una anciana y en aquel momento de su vida, con la muerte a sus pies, se lamentó de haber seguido los patrones sociales por miedo a no estar sola y no haber dado una oportunidad al amor verdadero.

En medio de su lamento, fue llamada para viajar al otro mundo y durante aquel viaje pudo ver las imágenes de lo que podía haber sido su vida si hubiera tomado otro camino, si hubiera esperado, si hubiera sido rebelde. Entonces una lagrima calló sobre su cara y todo se apagó.

Al abrir los ojos, María se dio cuenta que ya no era ella sino otra persona. Acababa de nacer. ¿Acaso vio las imágenes de lo que fue su vida o de la que será según sus decisiones?

En ese momento ella se encuentra perdida y no tiene respuesta a su pregunta, sin embargo, de lo único que está segura es que ahora le toca vivir y luchar por hacerlo en total libertad conforme su propia voluntad.


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