PUEDE QUÉ SEA ÉL

Por
Enviado el , clasificado en Cuentos
854 visitas

Marcar como relato favorito

En un lugar del mundo, un año el cual no voy a mencionar, un mes que no viene al caso y unos nombres que no acierto a escribir, empieza esta historia...

En ese pueblo pequeño, nacía un niño sin más historia que la que él iba a proporcionar. La misma que su propia vida iba a darle. Con una infancia como la de cualquier niño, que al ir creciendo nota la ausencia del amor en la humanidad.
Todo parecía normal en aquel hospital, pero los adelantos médicos, hicieron que aquel nacimiento fuera un tanto especial. Creció en un ambiente familiar, con ilusiones y propósitos demasiado ambiciosos para la forma de pensar de aquellos tiempos.
Viviría amoldándose a sus necesidades, haciendo las de las demás personas de su alrededor como propias. Trabajando en un mundo al que quería conocer, junto a sus compañeros, que formaría para que su labor beneficiara a muchos más. Pero moriría... dejando su siembra esparcida por todo el campo, esperando que algún día no muy lejano diese su fruto…
Iba a hacer lo que tantas mujeres, cuando sienten la llamada de ser madre sin tener pareja, pero el miedo a no ser entendida la frenaba…
Tenía esperanza en que su ovulo quedara fecundado la primera vez, en su entorno familiar había casos de esterilidad, buscando a un buen donante, si a ella le ocurría lo mismo aseguraría su maternidad y aunque no tuviese su presencia física ella sentiría que había un padre.
Su pareja no veía muy acertada la decisión que había tomado, pero accedió acompañarla en todo el proceso, estaban unidos sentimentalmente y la quería, por tanto, si era su hijo también lo sería de él mientras estuvieran juntos.
Aunque su entorno no se lo pondría fácil, ella quedó por fin en estado, como deseaba, al primer intento, una llamada telefónica y una voz en off le dio la esperada noticia, adelantos tecnológicos que no llegaba a entender pero confió en aquella voz y que fuera cierto.
Él tuvo que ausentarse a otro pueblo, cubriendo la baja de un empleado durante varios meses, tantos que dio lugar a que allí en su barrio empezaran las murmuraciones sobre su barriga, la que ella llevaba con sumo orgullo y empezó a pasar de la gente y de sus chismes.
Cómo qué si aquel hombre no era el padre, qué si lo había engañado, qué a saber quién lo era, pero todo aquello le resbalaba, ella sabía muy bien de quién era, era de un hombre y punto, además a lo que decían que si la dejaría, el niño se quedaría sin padre, se equivocaban pero mucho, su hijo tendría dos padres ya que él era un buen hombre.
Se acercaba el día que cumplía su gestación, la llevó a hacerse la última ecografía, no tenían dinero suficiente para pagar un taxi, así que fueron en autobús, tampoco el pueblo de al lado estaba tan lejos y ella se encontraba bastante cómoda con su barrigón que ya no le dejaba mirarse los pies.
Estando en la consulta sintió un gran dolor en el bajo vientre, pero aguantó, pensaba que sería del traqueteo del camino y no dijo nada, tomó una revista y se relajó leyendo.
Él estaba en la cafetería de la planta baja esperando, mientras tanto entabló conversación con el camarero que escuchaba en el televisor el tiempo que haría esa noche.
Subió a recogerla pensando que ya habría entrado a la visita y la vio aún allí sentada con muy mala cara, estaba pálida y sujetándose como si le doliese.
Se lo dijo a la enfermera que avisó al médico para que la entrase antes de su turno. Cuando estaba revisándola, tuvo otro fuerte dolor, sin entretenerse más el médico le advirtió que sería conveniente que la llevase al hospital, aquel dolor parecía no tener espera, lo más probable es que el bebé naciera esa noche.
Confundidos salieron de allí, la residencia más próxima estaba algo lejos así que despacio pero sin pausa comenzaron a andar. Solo les quedaba dinero para la vuelta y si tomaban otro trasporte y era una alarma infundada, no podrían volver a casa.
Cerca muy cerca estaban ya, cuando ella se sentó en el suelo no podía andar más, le dolía mucho y notaba como si se hubiese orinado encima, él no sabía que hacer y optó por ir solo a buscar ayuda a la clínica que ya veía a lo lejos.
Desesperado buscaba a alguien que lo ayudase, saliendo de allí con una ambulancia, llegaban a la calle donde estaba ella con el niño ya entre las piernas.
Atendiéndola con mucha rapidez, terminaron los médicos de hacer su trabajo, que solo consistió en cortar el cordón umbilical, asear al niño y darle calor.
Desde gestar hasta parir todo había sido cosa de ella, nacer ya fue cosa de su hijo y así lo había hecho, desamparado y lejos de su casa. Fue un nacimiento algo singular, dónde, cómo y por qué ocurrió así, las formas lo harían parecer como único... Ya que después de estar el niño y la madre varios días ingresados tuvieron que abandonar el lugar...
Fue un varón, pesó al nacer 3,300 gr, piel morena y los ojos claros, muy parecido a los demás niños que nacieron en esa planta esa misma noche y días posteriores. Pero algo se apreciaba en él más singular, en su frente justo en el mismo nacimiento unas diminutas manchas se veían de una sien a otra, eso y que sobrevivió a una epidemia que se cobraría la vida de la mayoría de los nacidos en aquel intervalo de días. La administración del hospital pidió a la pareja que debían abandonarlo, ya que la malaltía pasó y el niño tanto como la madre, se encontraban perfectamente, avisando al padre que se encontraba como todos los días allí pasando malas noches al no tener suficiente dinero para volver solo a casa.
Ella le vistió con la ropa que le habían prestado y lo arropó con una sabana, ya que no tenía toquilla y apunto estaban de abandonar la habitación cuando la médico, el auxiliar y la enfermera que los habían atendido durante esa semana, llegaron avisados por la mujer de la limpieza de que ya se iban.
El médico llevaba el medicamento que tenía que tomarse por si enfermaba, el auxiliar varios pañales, la enfermera fue algo más generosa, ya que en una bolsa le puso leche para varios días, sabía la precaria situación de la pareja y así con esos regalos y el de la enhorabuena porque la epidemia pasó sin afectarlo, se despidieron de ellos para seguir con su trabajo.
Además de ellos muchos más empleados y enfermos de diferentes plantas fueron a despedirlos, entregándole un celador varias bolsas con productos para el bebé. Salieron del hospital despedidos con cariñosas muestras de afecto. Médicos y especialistas comentaban que algo misterioso envolvía la vida de aquel niño, nació en la calle y no le afecto aquella extraña epidemia...
¿Sería inmune?...
¿Qué extraño misterio tenía aquel nacimiento?...
Se preguntaban todos, esperando que alguien les tuviera informados… pues cabía una posibilidad, qué si en realidad... pudiera ser Él...

©Adelina GN


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed