Encontró todo lo que buscaba?

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No había a donde ir, en la oficina a la que acudí, me dijeron que regresara en tres horas para recoger mis hojas selladas para el trámite al que fui desde temprano. Mi primera decisión fue, ¿Qué debo hacer? ¿Regresar al trabajo o perder tiempo aquí? Y luego de ver alrededor elegí lo segundo y me fui a una plaza comercial donde supuse, podría dar vueltas hasta acabarme el tiempo.

Tuve antojo de un refresco y entré al Wall Mart por una Coca Cola, con fanfarria de mamonería, tome un carrito y me fui a deambular por los pasillos, fui a los enfriadores y tome un refresco de 600 y lo puse en mi carrito. Continué caminando mirando las cosas y en la distracción mi carrito chocó con otro a medio pasillo.

-Disculpa, no te vi.

Me quedé asombrado al verla. Una chica de unos 28 años con el cuerpo delgado y una cara demasiado coqueta, de ese tipo de mujeres que las ves y te las imaginas haciendo gestos mientras las penetras con violencia. Sus labios perfectamente pintados y sus ojos con un tono oscuro que le remarcaba todavía más esa cara de devora vergas. No era muy alta, y con ese cuerpo tan delgado, bien podría pareces una chica de secundaria, sin embargo. Lo único grande que tenía eran sus pechos, y digo grandes, como un adorno porque tampoco eran unas tetas de buen tamaño, pero a comparación de su cuerpecito resaltaba por la desproporción, sobre todo en esa blusa que las mostraba en buena medida.

Quise contestarle pero cuando las palabras me llegaron a la mente ella ya había pasado de largo y decidí verla otra vez, caminaba con mi carrito y mi único refresco por los pasillos buscando pasar a su lado como su fuera casualidad, pasé detrás de ella y su culito sin mucho atractivo y ella solo me miró de reojo, volví a encontrarla en otro pasillo y ella fingía leer una caja de cereal,  finalmente pasé detrás de ella pero solo con desdén ella me miraba de lado sin voltear siquiera. Con la idea de ya no insistir, tomé mi carrito y me dirigí sin éxito a pagar la única compra que llevaba, fue entonces cuando en el último pasillo antes de llegar a las cajas esa chica me sonrió desde unos metros mientras se daba la vuelta y contoneaba su diminuto trasero.

Un impulso me decía que no valía la pena pero recordé que llevaba mucho tiempo y quise dar una última vuelta para hablarle, al fin que, lo peor que podría pasar es que me mandara a la verga.

Llegué a donde se encontraba, en el área de cremería, coloqué mi carrito junto al suyo y con una voz tímida le dije:

-Hola, ¿Tú sabes qué tipo de queso se usa para…

-¿Es en serio? –Me interrumpió con una cara de indiferencia y el mirarla elevo mi vergüenza haciendo casi que el color de mi cara cambiara, solo pude reponer la palabra “Que” a lo que ella de inmediato me dijo:

-Llevas siguiéndome por 20 minutos y me preguntas por un queso?,

-Pues pensaba en piropear tus pechos, pero no quise verme atrevido.

Ella se sorprendió con mi respuesta y aunque yo esperaba una molestia de su parte, por el contrario, encontré una sonrisa.

-Si me lo hubieras dicho no me hubiera molestado, ¿De verdad te gustan?

-Por supuesto, aunque debo confesarte que lo que más me llama la atención es tu cara, pues tienes ese tipo de rostro que hace querer hablar contigo. –Ella se peinaba el pelo con la mano y continuaba sonriendo, mis ojos la miraban de abajo hacia arriba y ella disfrutaba del como la desnudaba con la mirada.

-Soy Romina y también eres atractivo.

-David, es un placer conocerte.

-Jajaja, pues si quieres que sea un verdadero placer…

 

Corriendo fui y le di un beso en su mejilla. Ella se fue con el carrito hacia el área de cajas y yo, detrás de ella dejando mi carro y mi coca abandonadas, pasó sus cosas y pagó, tome algunas bolsas y caminamos al estacionamiento, para los cajeros de la tienda éramos una pareja que fue a hacer sus compras, pero yo estaba ya muy caliente y quería aprovechar un espacio sin gente para cogérmela bien duro.

Bajamos al estacionamiento, eran muy pocos autos y el suyo estaba en medio, subimos las cosas y entonces la tomé desde atrás para tomar su cintura, mis manos subieron por su abdomen hasta tomar sus senos, sus pezones estaban duros y ella echó el culo hacia atrás para sentir mi verga, yo descubrí su cuello con mis manos comencé a besarlo mientras mis manos entraban bajo su playera para apretar sus tetas desnudas. Mis manos bajaban su pantalón y con la sangre hirviendo yo también comenzaba a sacar mi verga desde mi bóxer.

Ella tomo mi verga entre sus manos y comenzó a masturbarme mientras yo desabotonaba su pantalón. –Espera, aquí no. –Me dijo con la voz llena de gemidos, yo ya estaba bien caliente y no la dejaba subirse el pantalón.

-Déjame mover el carro a donde no nos vean.

Abrí la puerta de atrás y ella a su vez entro y arrancó el carro, yo estaba con la verga bien parada mientras que ella también estaba lubricando mucho, llegamos a la parte más alejada y de un brinco nos bajamos del carro, abrimos la cajuela para hacer un punto ciego y ella en dos segundos ya estaba de rodillas, yo ya tenía el pantalón abajo y como reflejo tomé mi verga y se la empujé toda en su boca.

-Ahhh, está bien rica papi.

Con maestría ella me la mamaba rico y se la metía toda hasta que no quedara nada afuera. Su saliva caliente, lo delicioso de su garganta y su cara de putita mamándomela, me llevaron al éxtasis, jalé su cabeza y saqué mi verga de golpe pues ya no aguantaba más, no quise venirme y entonces le dije que quería metérsela.

-Ya vente de una vez.

Clavé mi pene hinchado y caliente para que en unos movimientos mi semen saliera disparado entre mis gruñidos mientras ella, se tragaba toda mi leche. Ella con esa cara de putita y yo aún bien caliente nos miramos respirando agitados.

-Quiero que me cojas, pero no aquí papi. Subimos al carro y enseguida llegamos a un edificio de departamentos, ella entro primero y me dijo que yo entrara luego para que no nos vieran entrar juntos. Ya estaba en la puerta esperando a que me llamara cuando recibí un mensaje.

<Lo siento papi, mi esposo está aquí en la casa. Pero ya tienes mi número y en cuanto pueda te llamo para desquitarnos, perdóname papi>

Un poco decepcionado, caminé nuevamente a la calle, aunque no tan caliente pues ya me había quitado un peso de encima, y entre mi análisis continuaba caminando a la calle cuando:

-Mira whey, seguro también vino a ver a la Rominita. “Esa flaca es finísima”

Con una sonrisa solo asentí a modo de saludo a los polis que cuidaban la entrada del edificio para regresar a la oficina a ver si ya había respuesta.


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