Donde mis primas (II): La menor está caliente

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Verónica rápidamente se puso el bikini y se acercó para saludar a su hermana, pero no alcanzó a limpiarse el vientre.

-Hermana ¿Qué es eso espeso que tienes en el estómago?

-Eeehh…bueno…es bronceador, hermana -contestó Verónica nerviosa.

-Pues no lo esparciste bien, tonta -dijo mi otra prima, llamada Mari, que estiró su mano al abdomen de Verónica para tocar el líquido pegajoso que tenía.

-No te preocupes -dijo Verónica alejando la mano de su hermana- Yo lo esparzo.

Uff, casi nos descubre Mari que estábamos teniendo sexo. Menos mal que no alcanzó a tocar el semen que llevaba Verónica en su barriga. Hubiera sido fatal.

-Te estaba buscando hermana -dijo Mari- Mamá me comentó que estabas en la playa con Carlos.

-Hola Mari, tanto tiempo sin vernos -dije yo mientras me acercaba a ella y nos besamos en la mejilla.

-Hola Carlos. Que bueno que nos hayas visitado. Será muy divertida esta semana.

Mari era una chica muy tierna, a diferencia de su hermana Verónica. Además era más joven. Hace poco había cumplido 19 años. Pese a que es rubia como su hermana, no tiene el cuerpo tan desarrollado. Aunque admito que se veía muy bien con el traje de baño de una pieza que llevaba esa tarde.

Estuvimos toda la tarde en la playa y a la hora de cenar, volvimos a la casa de ellas donde mi tía nos recibió con una rica comida que había preparado. Mientras cenábamos, sonó el teléfono y mi tía contestó.

-¿Aló? Hola querido ¿Cómo estás? -preguntó ella.

Era mi tío que estaba de viaje.

-Volverás pronto ¿Verdad? Aaah, ya veo.

La cara de mi tía se puso triste de repente y su voz también cambió, volviéndose más seria. Cuanto terminó de hablar nos comentó que mi tío no podría volver pronto porque hubo algunos inconvenientes en la empresa donde trabaja y que tardaría unos días más en solucionarlos. Las expresiones de mis primas fueron de tristeza. Supongo que hace tiempo que no veían a su padre y tenerlo cerca era lo que más querían.

-Pero no se aflijan -dijo mi tía- Agradezcamos que tenemos a Carlitos con nosotras para hacernos compañía.

-Jajajaja, tienes razón -decían ellas riéndose.

Yo sólo me limitaba a reír mientras mi cara se sonrojaba.

Se hizo de noche y todos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones a dormir. Si bien, me encontraba cansado por el viaje, no podía quitarme de la cabeza lo que pasó en la tarde. Hasta hace poco me estaba cogiendo a mi prima en la playa con el peligro que nos viera cualquier persona.

En eso escucho un ruido cerca y cuando miro la puerta de la habitación que estaba entreabierta, veo alguien parado allí. Me levanto a ver quien es y escucho unos pasos que se alejan de la puerta y cruzan el corredor.

Mmm, debe ser Verónica que desea que tengamos otro encuentro.

Salgo de mi habitación, cruzo el corredor y veo que hay una puerta abierta en una habitación. Todo esto ocurriendo en la profunda oscuridad de la noche, por lo que sólo me dejo llevar por la poca luz que entra por algunas ventanas y mi intuición.

Esa debe ser la habitación de Verónica. Dejó abierta la puerta para que yo vaya. Me dirijo rápidamente a la habitación y entro, pero para mi sorpresa, quien está en la cama es Mari.

-Hola, parece que aún estás despierto -dijo ella.

- ¿Tú fuiste quien estaba en la puerta mirándome? -pregunté.

-Así es. No puedo quedarme dormida. Se que esperabas que fuera Verónica ¿Verdad?

-Bueno…pues…

-Se que tuvieron sexo en la playa. No soy tonta. Le llenaste de semen la panza.

-Así que te diste cuenta.

-Si, y desde ese momento quedé caliente. Necesito un hombre que sepa cómo tratar a una mujer.

En ese momento, Mari se lanza sobre mis pantalones de pijama y me los baja. Sólo estoy en calzoncillos que dejan ver claramente que tengo una erección.

-Vaya, así que te excita que tu prima quiera sexo, jajajaja.

-No te burles, tu empezaste a hablar estos temas.

Mari no aguantó más y bajó mis calzoncillos dejando libre mi polla que estaba tiesa y apuntando hacia arriba.

-Mmm, es cómo la de mi novio, pero tú tienes las pelotas más grandes. Déjame ver cómo se siente la textura.

Acto seguido, Mari comenzó a tocarme la polla despacio, a jugar con mis bolas usando sus dedos y hacerme sentir su respiración en el glande, pero sin metérsela en la boca. Dijo que era virgen y que quería mantenerse así hasta tener su primera vez con su novio, pero que aún seguía caliente y tenía que hacer algo. Se acostó en su cama, se quitó su calzón y se abrió de piernas mostrándome toda su vagina.

-Vamos, chúpame el coño -me ordenó mientras ella colocaba sus dedos en esa zona.

No sabía muy bien que hacer, pero la calentura del momento sólo me empujó a lanzarme como un loco sobre sus muslos y apoyar mi cabeza en su tibia conchita que a estas alturas, estaba realmente húmeda. Yo le daba unos tiernos besitos y sacaba mi lengua haciéndolo círculos alrededor de sus labios vaginales.

-Eso, usa la lengua. Me encanta -me decía entre gemidos- Sigue chupándolo.

Estaba comiéndome el coño de mi prima menor y pese a que ella quería mantener su virginidad, no dudó en quitarse la calentura conmigo. Al fin y al cabo, es una persona como yo y como cualquier otra que necesita satisfacer sus necesidades sexuales y se notaba ya que sus labios estaban muy húmedos. Mientras seguía en lo mío, Mari me agarra de la cabeza y me empuja hacia su conchita para que no parara de hacerle sexo oral. Supongo que lo estaba disfrutando de gran manera.

-Eres muy bueno en esto, por favor continúa. Estoy cerca de correrme.

Después de escuchar esto, no podía detenerme. Comencé a mover mi lengua cada vez más rápido y a jugar con su clítoris. Mi polla estaba bien dura, pero no quería abandonar esta zona. Su vaginita estaba demasiada caliente y desprendía un olor fuerte que me hipnotizaba por completo.

-Aaaah. Aaaah. Ay que rico, primo -gemía ella cada vez más fuerte- Haz que tu prima menor se corra.

Levanté la vista para observar su cara de placer y cuando mi lengua se metió profundo en su agujerito, escuché como lanzó un gemido fuerte, su cuerpo empezó a temblar y sentí cómo me llegó en la cara un chorro de fluido proveniente de su vagina. Ella se retorció de placer y luego se tumbó exhausta en la cama.

-Eso estuvo muy rico, primo. Muchas gracias.

-No hay de que -dije- Bueno, ahora que te di placer a ti, creo que es tu turno de hacer que me corra.

-Lo siento, estoy muy cansada. Quiero dormir.

- ¿Qué?

 Cuando me di cuenta, estaba fuera de su habitación. Mari me había expulsado y yo tenía la polla erecta aún. ¿Ahora cómo hago para bajarme la calentura?

Continuará…


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