Antojos

Quiero sentir el calor de tu piel en mi espalda desnuda mientras besas mi cuello, apenas rozándolo con tus labios primero, luego pellizcándolo suavemente con ellos, subiendo de a poco hasta mi lóbulo. Sentir tu lengua mojada y tu saliva caliente saborear mí piel erizada por acción de tus exhalaciones cada vez más cargadas de ardor.

Quiero notar tu excitación contra mí, así acurrucada dentro de tu abrazo, mientras me rodeas con un brazo el otro acaricia mis muslos, cadera, vientre, pechos, clavículas y hombros, y el recorrerme provoca que sienta cada palpitación de tu sexo, cada centímetro que crece preparándose para mí.

Quiero saberme más y más húmeda y disfrutarlo unos momentos en secreto hasta que decida mostrárselo a tus gentiles dedos, para que ellos se deslicen entre mis labios y clítoris lubricándolos con mi miel mientras me mimas; después quiero que esos dos dedos centrales encuentren su camino dentro mío, haciéndole cosquillas a la fuente de mis deseos, mientras el calor de tu palma cubre mí pudor.

Quiero sentir tu corazón acelerarse contra mis pulmones solo porque te gusta tanto oír los quejidos de placer que no quiero callarme.

Quiero tu dedo hurgando dentro de mi boca, sobre mis labios, mojándose…lo quiero dibujando arabescos resbalosos sobre mis pechos, y mis pezones respondiéndole agradecidos, me encanta que sepas lo sensibles que son y el efecto que tienen en mí y te dediques a estimularlos tan esmeradamente, hasta dejarme al borde de la locura solo con ellos, y que mientras mordisquees con ternura mi trapecio, esos escalofríos a lo largo de la columna que me obligan a arquearme son mí talón de Aquiles y dominas tan lindo usarlo.

Quiero que no puedas más ante el vaivén involuntario de mi cuerpo contra el tuyo y me penetres; que me pongas sobre tu cuerpo como ofrenda en altar, y con tus manos ahora libres recorras a tu voluntad cada centímetro de mi.

Quiero oír tus gemidos cuando me incorpore e incline para poder tenerte completamente dentro de mí, controlando el ritmo, mientras tus dedos marcan tus intentos de aferrarse en mi piel.

Quiero sacarte de mí y recorrer con mi lengua tus pantorrillas, ese espacio sensible tras las rodillas, trepar por la cara interna de tus muslos, las líneas de tu cadera, cubrir tu pene con la calidez de mi boca y quedarme con nuestro sabor en la garganta…besar luego tu panza, tu pecho, tu cuello, tus mejillas... Sacarte el aire besando tu boca con fuerza mientras vuelvo a unirme a vos.

Quiero enfrentarte a mi sentada en tu regazo y, a medida que aumentamos el tempo de nuestro baile, beses mis pechos; primero suave, un juego con la punta de tu nariz; después ya dentro de tu boca provócalos con tu lengua, presionando y liberando, chupando y succionando, raspando un poco con el filo de tus dientes, acrecentando mas y más mi placer con cada variación. Me hincho por dentro y a su vez me derrito sobre tu pubis, y te digo con voz entrecortada cuanto me gusta todo lo que me haces, como quisiera que no se termine más, las ganas que tengo de que me fundas el cerebro.

Quiero que te sientas tan completo como yo, con cada centímetro de tu ser expectante, cada musculo tenerse más u más al acercarnos al final.

Quiero sentir tu calor en mi profundidad, con cada pulsión llenarme más y más y ya no reconocer que es tuyo o mío.

Quiero escuchar mis gritos como lejanos, ajenos, con solo parte de mi mente presente.

Quiero recostarme sobre tu pecho mientras aun te siento latiendo en mi y oír como se va normalizando tu pulso.

Quiero que sientas el mío mientras me abrazas, besarnos con labios salinos, extrayendo el aliento remanente al deslizarnos suavemente en ese pacífico sopor que sobreviene con la saciedad.

¿Qué más podría querer cuando lo único que existe en estos momentos es la sensación de plenitud? No hay nada ni nadie más que se me pueda antojar, siempre sos la mejor opción.