Unidad habitacional

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Es prohibido hablar mal del hombre que controla la unidad habitacional, aunque nadie lo conoce.

Todos sabemos que está ahí, bebiendo daiquiris que costea con los constantes aumentos a la renta. Dicen que es un hombre divertido, se inventa cosas para tener el control, aunque esas cosas lastimen a los vecinos.  

¡Ah!, ¿de verdad te crees que son habladurías? Pues yo no sé, pero hay algunas cosas raras en él.

Vamos a ver.

Los de allá creían en algo, los de acá creían en otra cosa. Entonces hizo propaganda para ponerlos a pelear, para ver cuál de sus dioses era mejor. Hubo sangre.

¿El dios de él? Pues claro, es el oro. Por eso le divierte.

Pero sigamos.

Esos de allá tenían algo, estos de acá tenían otra cosa, entonces hizo propaganda para que se envidiaran. Y se pusieron a pelear. Quemaron edificios, hubo sangre, mucha sangre.

¿Qué tiene él? Pues tiene todo. Aprovecha estas peleas para decirle a uno:

¡Oh, amigo! Aquí tengo algo para defenderte, solo quiero favores a cambio.

Y entonces dice al otro: ¡Oh, amigo! Tú también tienes que defenderte, tengo esto, solo necesito otros favores a cambio.

Y así logra ensanchar sus reservas. Los favores son en especie.

¿Qué más? Vamos a ver, para no alargarnos.

Contaminó el agua y los alimentos. Se robó los combustibles. Se apropió de la energía. Acaparó las medicinas. Tergiversó la historia. Corrompió la educación. Inventó ídolos para perdernos. Nos dio la tecnología para dormirnos haciéndonos creer que estamos muy despiertos.  

¡Ah!, ¿de verdad te crees que son habladurías? Pues yo no sé, pero, ¡cuidado y digas algo! Mandará a sus agentes para aplacar a los que no están conformes.

En esta unidad habitacional no podemos cuestionar nada. Aquello que cuestionamos y que se permite es cosa de él mismo. Mete y saca por aquí, cuchichea por allá, inventa esto en el occidente para que se molesten los de oriente. Enferma a estos para que enfermen a los otros y luego se culparán entre ellos. Quiere que haya pelea otra vez. Quiere divertirse. Quiere sangre.

Entonces ofrecerá su ayuda inmisericorde:

¡Aquí hay medicina, aquí hay curación!

¡Vengan amigos! Peleen por ella, peleen por ella.

¡Aquí tienes para atacarlo!, ¡aquí tienes para defenderte!

Ya no necesitará favores, porque al parecer está vez va en serio, esta vez pretende quedarse con todo.

Pero hay algo que no sabe. Escuché que el dueño de la unidad habitacional va a venir pronto, está en camino. Aunque no lo veamos, aunque lo dudemos. Aunque se burlen.

El dueño viene para acabar con estas cosas antinaturales. Lo sacará de sus aposentos, Él sí sabe donde habita.

Hay que aguantar un poco más. Ya viene.

Lo va a sacar a la calle, lo expondrá en la plaza y le prenderá fuego.

Todo su oro no podrá salvarle.

Por favor, créemelo.

 

 

*Escrito dedicado a Francisco Miralles.  

 

Tratando de hacer estos días más amenos, y con mucha humildad, intentaré compartir algunas recomendaciones para su escucha. La recomendación de hoy sería The globalist, de la banda inglesa Muse. 

https://www.youtube.com/watch?v=MoyU2AKliSo


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