Mi Deseo

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Mi Deseo:

¿Qué cómo comenzó mi historia? Una noche de ocio ingresé a una aplicación para conocer personas, mi idea era distraerme, la verdad nadie me interesó, hasta que lo vi. ¿Qué fue lo que me llamó la atención? Ahora que lo pienso fue su cabello canoso y sus ojos, luego fue su forma de escribir lo educado que fue cuando me habló, nos gustamos (creo que fue mutuo) sin decir mucho le dejé mi WhatsApp, no tenía interés en hablar con nadie más, eran varios lo que escribían así que preferí cerrar la cuenta, sólo me interesaba él.

Cuando me hablo por primera vez y oí su voz, pude sentir como mi cuerpo ardía, mis pechos reaccionaron, mis pezones se pusieron duros, mi femineidad afloró, en silencio mientras lo oía, podía sentir como mi parte íntima empezaba a mojarse.

Esa noche y unas cuantas más han sido una tortura de deseo, me he masturbado pensando en él, llegando a tener unos orgasmos fabulosos, ya nada volvería a ser lo mismo.

Así fue como una tarde nos conocimos, la verdad no quería hablar tanto, sólo quería sentir sus labios en mi boca, sin pensarlo lo invité a mi casa con 48 años en el cuerpo y con tantos días de conversar, nos fuimos directo a la habitación. Se veía tímido, aunque no más que yo. Nos besamos de una forma apasionada, podía sentir el ardor de mis labios, sus besos me excitaron de una manera tal que mi femineidad estaba que explotaba, su boca empezó a bajar hasta mis pechos (en muchas conversaciones le dije que mis pezones era lo más sensible, no lo olvidó) así fue como me volvió loca de placer. Mis manos empezaron a tocar su cuerpo,  quería besar cada parte de él, sin preguntar nada comencé a desabrochar su pantalón, quería ver su miembro erecto en plenitud. Gemía suavemente, sabía que quería sentir mi boca justo ahí, bajé despacio hasta que mis labios tocaron su glande, pude sentir unas descargas de placer,  se movía despacio, sus caderas bajaban y subían, no quería que mi lengua lo dejara de lamer, sus manos acariciaban mi cabeza sujetándola discretamente y empujándola para que mi boca se introdujera más profundo. Me sentía muy excitada, nunca me había sentido mareada de placer, lo tomé con mis manos introduciéndolo todo en mi boca. Sentí unos pequeños orgasmos, levantaba mi vista para verlo, sus ojos delataban mucho placer, como una gata en celo tras su presa comencé a lamer, cada parte de su miembro sus escrotos eran como un dulce para mí, cada vez que los introducía en mi boca, sentía como sus gemidos se aceleraban.

Mis orgasmos estaban desesperados por salir, así que sin decir una palabra lo monté, puede sonar vulgar, pero no hay nada más excitante que sentirse una verdadera domadora dueña y señora de esa pasión, con cada movimiento que hacíamos mis orgasmos se desataron, el primero fue cuando mordió mi pezón, fue un dolor lleno de placer todo mi interior estaba contraído, fue un orgasmo intenso quería gritar, me contuve.

Cuando me coloco debajo de él, abrió mis piernas con las suyas, mis manos buscaron la fuente del placer, lo guie hacia mi interior, mis piernas se acomodaron a sus caderas sintiendo como entraba y salía cada una de sus penetraciones a momentos eran suaves luego se volvían fuertes. Duras, mis manos sujetaban sus nalgas, lo quería todo, cuando empezó con embestidas rápidas afloró un orgasmo fuerte de esos que no se olvidan.

¿Cuántos orgasmos tuve? Cuatro para ser exacta, ¿qué es lo que quiero ahora? Seguir descubriendo el placer del deseo.


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