Despedida I

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Ahí estamos, en la noche, estamos juntos, codo con codo, hombro con hombro, estamos aprendiendo a separarnos, a saber quien es él y quien soy yo, hemos estado tan unidos, que la separación es un estado nuevo. Estamos, cada uno en nuestro barco, navegando tan cerca que parecemos uno, como lo hemos sido hasta ahora, vemos como nuestra querida ciudad-estado se quema y desaparece, convertida en cenizas, y con ello nuestro estilo de vida, fuimos orgullosos, fuimos vanidosos, nos centramos en nosotros y nuestras necesidades, nos olvidamos de que eramos humanos y nos creímos dioses. Ahí estamos, tú, el jefe supremo, y yo, la representante de los dioses en la tierra, ambos estuvimos cegados por la avaricia y por la necesidad de poder y ambos hemos recibido una cura.

La madre tierra nos esta dando una lección, ella es la primera, ella es el poder primigenio sin parangón, ella es la originadora y dadora de vida, y cuando no la honramos como ella se merece, nos deja de nutrir. El padre cielo, que siempre nos guiaba, ha dejado de hablar, cansado de no ser escuchado.

Ahí estamos, Joss y yo, viendo las cenizas de nuestro antiguo imperio, de como creíamos que tenían que ser las cosas, ahí estamos viendo las cenizas de nuestras ilusiones, de los castillos que nos creamos. Ahí estamos, recordando lo que habíamos olvidado, lo que sabíamos al nacer, pero elegimos no escuchar.

Todo el poder está en nosotros, pero no es nuestro, nuestra madre en la tierra y nuestro padre en el cielo nos lo prestan, con generosidad y con amor, y nosotros solo lo transmitimos. Por un tiempo, se nos olvidó, nos llenamos de perfumes y de aceites, nos creímos dioses y destronamos a los reales dioses, nos alimentamos el ego, y nos convencimos de que sabíamos como dirigir la ciudad-estado y que los antiguos dioses estaban para cumplir nuestros más pequeños deseos.

Así que nuestra madre tierra nos lo ha enseñado, nos ha destruido todo lo material que creíamos tan importante, todo lo que estábamos orgullosos de haber creado y nos ha dicho, YO SOY FUENTE DE VIDA, HONRARME Y OS HONRARE CON MIS REGALOS, NEGARME Y OS NEGARE COMO HIJOS MIOS Y OS ENVIARE LA PEOR PLAGA IMAGINABLE. Habían habido mensajes, habían habido señales, pero las desechamos. Hasta el padre en el cielo, se canso y decidió callarse, cansado de no ser escuchado.

Así, nuestro ego nos condujo a la destrucción de la realidad que no era real. Estaba en nosotros como el nuevo mundo seria. De momento, ahí estamos, el padre y la madre de la ciudad-estado, llorando, con serenidad, aceptando el orden de las cosas, nuestros compatriotas se han echado al mar, somos una sociedad marina, así que no nos es nuevo pasar largas etapas en el mar, pero, en este caso, no hay retorno feliz a casa, nuestros conciudadanos están asimilando. Algunos, han cogido todas las cosas que se les ha ocurrido que les podían ayudar a asentarse, no todos han entendido, que precisamente, ese creerse que las cosas son las que nos producen felicidad, es lo que nos ha llevado a estar en la situación en la que estamos.

Joss y yo nos sabemos a la vez culpables y a la vez, hijos de una realidad que hemos ayudado a perpetuar. Estuvimos en la cima, nos emborrachamos y dimos ejemplo creernos más que nadie, el pueblo que nos aupó, también nos aplaudió mientras confiaban en nuestra guía. Somos culpables de creernos más que nuestros guías, somos culpables de creernos infalibles.

Ahí estamos en la bahía, esperando a que nuestros conciudadanos nos alcancen, en barcos y barquitas, algunos, los que han tenido suerte, sus casas se quemaron poco, otros, con menos suerte, sus casas estaban más cerca del origen y ahora sus pertenencias son escasas. Me entra la duda, quienes son los que han tenido suerte, los que han conseguido rescatar pertenencias del fuego o los que no, los que siguen cargando pertenencias o los que van a crear una realidad totalmente nueva, empezando desde cero. Como nosotros, nos hemos quedado con lo puesto y hasta mis ropas están algo chamuscadas, por el fuego.

Mientras esperamos mis lagrimas se han secado, ya no es momento para llorar, más adelante, tal vez encuentre otros momentos para la autocompasion, ahora es mi deber y elijo estar realmente al servicio de la diosa en la tierra y del dios en el cielo, ahora es momento de aceptar mi rol real y dejar de lado los egos y las otras tonterías que solo nos han llevado al desastre.

Nos hemos decidido a disolvernos. Es lo mejor, para que el comienzo sea real, nos vamos a dar tiempo, tiempo de sanación, tiempo de establecer un nuevo inicio. Conmigo se vienen los artesanos, los labriegos, los zapateros y herreros, los artistas y los pescadores, las sanadoras y educadoras. Con Joss se van los ingenieros y los abogados, los medicos y los eruditos, los banqueros y sacerdotes. Nosotros nos vamos a reconectar con nosotros y con nuestros dioses por medio del trabajo manual y de encontrar alegría en las pequeñas cosas, vamos a celebrar la abundancia con la que nuestra madre tierra nos brinda y nuestro padre en el cielo nos mima. Ellos van a establecer un nuevo tipo de gobierno que sirva de modelo, harán modelos de ingeniería para poder superar las adversidades, se conectaran con los dioses por medio del análisis de riesgos y por medio del estudio de las palabras y mensajes divinos.

Es un nuevo inicio, donde nos separamos, nos despedimos, de hecho, nos separamos, yo en mi corazón se que es lo que tiene que ser, a ratos tengo dudas, y respiro y se disipan. Se que hicimos lo que creímos que era lo mejor, y ahora es tiempo para un nuevo comienzo. Yo me voy a dedicar a escuchar a los dioses, a mis guías, y a ejecutar lo que me vayan indicando, dando los pasos y tomando las opciones que me sugieran, voy a ser ejemplo para mi pueblo de persona comprometida con la causa, que es la de servir a los guías, y a la comunidad.  

Joss habla menos, como siempre, en su mente, está haciendo estimaciones y cálculos, y está planificando, es un líder nato y un analizador de situaciones, y por eso confío plenamente en él, y por eso es, su momento, de recogerse y centrarse en crear la sociedad para servir al pueblo y que todos unidos trabajen como el gran equipo que son. Y a la vez es mi momento de encontrar mi camino, separada de él.

Respiro, son nuestros últimos momentos juntos, vemos como la ciudad-estado se derrumba, como nuestros conciudadanos se nos van aproximando, y poco a poco y naturalmente, nuestras barcas, y nuestros futuros se separan. Joss indica una dirección, sus barcos van a motor y yo indico otra, nuestros barcos siguen la corriente y usan el poder del viento. Nuestros barcos y futuros se separan y mis hermanos me siguen. Los conciudadanos del nuevo despertar, como les gusta ser llamados, le siguen a él. 

 


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