El consentimiento es sexy

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
823 visitas

Marcar como relato favorito

Parpalinas, es un lugar especial desde el que se puede ver el valle y las vistas son preciosas. Además, tú me comentaste que los amaneceres ahí eran bonitos. Y me gusta tu criterio.

Llegaste a mi vida, con ese descaro y esos ojos claros, que me atraviesan y esa boca que me muero por morder y si no muerdo es por que quiero que sigas hablando, por que me halagas y me gusta lo que me dices, y como lo dices. Tienes paciencia, y a la vez me guías, con paciencia y con una energía chispeante que me gusta. Y lo sabes.

Te conocí y pensé, mira que majo y que guapo y, cuanto más te he conocido, cuanto más me has dejado ver, más me has gustado. Nos vimos un par de días, con prisas, siempre en grupo, tú destacabas, por tu alegría, por tu saber estar y por tu físico, esos ojos en los que me supe perdida, el cuerpo, algo intuía, y sobretodo tu energía y tu fuego, potente y a la vez gamberro, habías sido un rebelde, ahora te reías de todo, me gustas tú, me gusta tu estilo.

Nos conocimos cuando te estabas yendo, habíamos hablado de quedar, pero no pudo ser, yo en parte me alegre, necesitaba tiempo, tiempo para conocernos, para explicarte que el consentimiento es sexy.

A ambos nos gustaba el monte, y quedamos, que, cuando volvieras, iríamos juntos, yo empece a entrenar, a ir al monte, y a ver lo bonito de la vida, a reírme más, a ser más yo misma, en parte, quería estar contigo siendo yo misma, por ti y por mi, por que quería darme el gustazo de ser yo misma.

Además, quería compartir contigo, aun en la distancia, estos días. Así pues, planee, ir a ver amanecer, tanto como pudiera, y compartir el momento contigo. Y eso hice, poco a poco fui cogiendo confianza, aprendiendo los caminos de la tierra, y a la vez conociendo los caminos de mi piel, el andar me hacia estar segura de mi y de lo que quería. Quería disfrutar de la vida, quería reírme de todo y siempre, saberme en el lugar correcto y haciendo lo que quería realmente hacer.

Hemos seguido hablando y me gustas, me da miedo lo que quiero hacer, me doy miedo a misma, tengo miedo de molestar a mis ancestros, a los residentes eternos de la casa.

Lo he hablado con ellos, me han dado su beneficencia y de hecho me han dicho, claro María, una casa es para disfrutarla, de día y de noche, en la luz y en la oscuridad, incluso en la ducha. La verdad es que tengo suerte, tengo unos guías que me quieren y desean lo mejor para mi, y yo para ellos. Me siento guiada con cariño y les doy las gracias siempre.

Las dos semanas han pasado, ha sido rápido y a la vez eterno. Me ha gustado que me cortejaras, como el universo te trajo a mi vida, con sencillez, creo que quieres algo ligero y a mi, un aperitivo, en esta gran celebración que es la vida me apetece. Una amiga me ha hablado de gente que te hace de puente y te ayuda a transicionar, yo desde luego que necesito eso, y contigo me apetece.

Yo estoy con nervios, y tú con tu risa, me los has ido despejando, uno tras otro. Y eso es lo que más me gusta de ti. Has venido a mi vida a devolverme la risa y la ligereza, y lo estas haciendo a pasos agigantados.

Aquí estamos, hemos salido de noche, yo he dormido poco, no necesitaba más, estaba excitada, con ganas, y a ratos algo nerviosa, y acordándome de reírme, sonrío, eso te lo debo a ti, gracias.

Salgo de casa, la puerta esta dura, y la abro y cierro a golpes. Las de Bilbao, te digo, siempre a lo grande. Y sonrió, no hablo de la puerta solo, sino de como de contenta estoy de que vamos a dar este paseo, que empieza aquí y a ver donde acaba.

Empezamos a pasear, es de noche todavía, andamos, yo disfrutando de la noche y de todas las sensaciones que tengo, mi energía esta despertándose y estirándose, estoy proyectando amor, y recibiendo también. Recibo mucho de los arboles y las plantas, que me han ido viendo cada día, a las que he ido regando con mi energía y mi presencia, me conocen y me dan cariño, oigo el río, y disfruto de su musicalidad del sonido del río, hasta el ruido de las estrellas oigo, los grillos hacen los coros. Cuanto más andamos, más me voy despertando y veo tu alegría, estas algo nervioso, estas con ganas, estas con curiosidad, y yo más todavía.

En la oscuridad nuestros cuerpos se chocan al andar, los cuerpos saben lo que quieren, ahora es cosa de que las bocas lo expresen, de que las manos lo lleven a cabo. La primera vez que nos chocamos, me quedo sin respiración, no por el golpe en si, sino, por todo lo que me ha traído el contacto, recuerdos de otras noches y otros contactos. Me sacudo, no es momento de volver al pasado, quiero estar presente. Al sacudirme me vuelvo a chocar contigo. Me río y me dejo llevar. Instintivamente te toco, tienes una piel suave y cálida, noto como mi energía deja mi cuerpo para curiosear por el tuyo.

Tú me agarras, me miras a los ojos, te sonrío. Me acerco, un poco, muy despacio, saboreando el momento, me estoy conteniendo, veo las chispas en los ojos, te gusta el juego. Juguemos pienso. Y te lanzo una mirada picara. Te guiño el ojo, y te digo, venga! Que el sol no espera. Sacudes la cabeza, y me sigues.

Llegamos al balcón desde el que se ve el amanecer, y me siento y me hago una bolita, me reconecto, respiro y ya estoy siendo yo misma otra vez, miro mi energía, y veo como es mi energía la que esta en tu cuerpo, te estoy atrayendo, tú no pareces ser tan consciente. Tu energía esta dentro de tu cuerpo, hasta que me miras, y cuando lo haces con esos ojazos verdes, me llenas con tu calor. Este va a ser un amanecer interesante.

Me sonrío, tal vez mi postura, o como te miraba te ha descolocado por un momento. Sonrío, yo también puedo acercarme. Y eso hago. Te digo gracias, gracias por hablarme de los amaneceres aquí. Me gusta tu criterio. Y ya venir contigo, es mucho mejor. Sonrío, mirándote a los ojos, me estoy ofreciendo, toda mi energía y mi lenguaje corporal están en postura abierta. Me estas haciendo sufrir, quiero que seas tu el que des el paso, y pienso, María, si somos uno, que más da quien de el paso? Lo que quieres, hazlo. En ese momento nuestras energías se mezclan tanto, que ahora me veo con sus ojos. Así que me veo acercarme a mi misma y a la vez, sigo mirando sus preciosos ojos hipnotizada. Me gustan sus ojos pienso, cállate y besa pienso también.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed