Habitación 115.

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Hacía 10 meses desde nuestro último encuentro, mi visita a la ciudad iba a ser de unos pocos días, pero al ir acompañado por la familia no teníamos claro cuanto podríamos estar juntos. Nos conocíamos apenas ese tiempo y un breve encuentro de una media hora nos había creado un vínculo brutal, un feeling increíble y una atracción espectacular. Diez meses de chat recordando aquel rato y deseando volver a estar juntos otra vez, imaginando y planeando todo lo que nos gustaría hacer. Por ello no valía cualquier cosa, debíamos de aprovechar el tiempo que tuviéramos, y aprovecharlo bien. 

Llegué un martes, y me iba el domingo, era jueves, los días pasaban y las oportunidades se iban perdiendo, el sábado debía devolver el coche de alquiler y ahí vimos una oportunidad, saldría del hotel temprano y tendríamos un par de horas para tan deseado encuentro. No sabíamos muy bien como lo íbamos a hacer, seguramente, recogerla con el coche, llevarla a algún lugar tranquilo y apartado y dejarnos llevar (conociéndola ahora eso resulta inviable, ya entenderemos porqué). Ella me envió un enlace de alquiler de habitaciones por horas, me pareció una buena idea. Y el viernes por la noche reservé en un hotel a mitad camino de donde nos encontrábamos cada uno.

Sábado por la mañana, me levanto pronto, me aseo a conciencia, no mucho perfume porque nuestras parejas pueden notarlo. Le aviso de mi partida, y la recojo, los dos somos un manojo de nervios, hacía mucho tiempo que no la sentía a mi lado. En cuanto podemos (estábamos cerca de su casa) nos volvemos a besar, mmm si, esos labios y esa lengua son los que me volvieron loco hacía meses, los que me devolvieron a la adolescencia; acaricio su pierna mientras conduzco, apenas nos miramos, ella me dirige hacia el hotel, y cruzamos frases inconexas fruto de los nervios. Llegamos y aparco; primer abrazo y primer gran beso, me derrito, me puede, es superior a mi sentirla, nos entregamos los dos, acaricio su torso, me atrevo a palpar sus pechos, madre mía, voy a disfrutar todo eso. Empiezo a tener un problema, estoy ya bastante excitado, por lo que coloco mi chaqueta delante de mi cintura mientras nos acercamos a la recepción.

Hacemos el checking y nos dan la habitación 115, subimos al ascensor, y allí se empieza todo a descontrolar, abrazo apasionado, beso desbocado, uffff esto va a ser pura locura. Avanzamos por el pasillo, entramos en la habitación, y nos damos un abrazo que habíamos deseado tantos meses, que nos quedamos así varios minutos; empezamos a besarnos a acariciarnos, besos en la boca, nuestras lenguas se juntan, nuestros labios se mezclan, mmmm como besa, esa lengua tiene vida propia. Comienzo a jugar bajo su blusa, y decido quitársela, acaricio y beso sus pechos, libero sus pezones, los como los lamo, mi camisa también vuela rápido, diossss, siento su piel, todavía no lo habíamos hecho antes, yo estoy super excitado ella lo nota, me coge de la mano, se sienta en la cama y me desabrocha los botones del pantalón, mi polla dura está entre sus manos, mi bóxer y el pantalón caen al suelo rápido, no me creo lo que me está sucediendo, estoy totalmente a su merced, si besa como hacía tiempo no me lo hacían, la mamada que me está haciendo es de las mejores de mi vida, me agarra mi trasero con su mano y me acerca a ella mientras su boca devora mi miembro... ufff, para más inri, a mi derecha hay un espejo que es testigo de toda la escena, pienso que estoy soñando.

Antes de venirme, le aviso y le digo que pare, me mira y me pregunta que porqué, no quiero hacerlo tan pronto, la tumbo en la cama y comienzo a desnudarla, deja libres sus pechos, y la beso y la acaricio, voy lamiendo su cuello, un beso ahí, un mordisco allá, me como esa boca, su lengua (he dicho que me tiene loco), mientras, estoy encima de ella, tiene que sentir mi erección, estoy que exploto, mis manos han explorado ya casi todo su cuerpo, su torso, sus pechos, y su coño, que está tremendamente húmedo, muy mojada, está realmente excitada; beso sus pechos, sus pezones que son muy grandes y duros, los lamo, los acaricio, la miro... tiene la mirada perdida en otra parte, y abajo comienza un tsunami que moja la cama, mis dedos juegan dentro de ella ya, y se produce un orgasmo tras otro, estoy entre excitado e impresionado, jamás había visto a una mujer tan excitada así conmigo.

Me susurra al oído que me quiere dentro ya, y cumplo sus deseos, me cuesta un poco adaptarme a ella, mi verga dura entra y sale mientras beso sus pechos, sus boca, es todo erótico y tremendamente tierno, la verdad, estoy (estamos) disfrutando muchísimo, ciertamente una de las cosas que más me excitan es ver como tu pareja disfruta de verdad, y realmente ella me lo está haciendo sentir que es así sin lugar a dudas.

Llegado un momento, cojo la almohada y la coloco bajo su cintura, ella se queda un poco descolocada no sabe realmente que quiero, pero me pongo de pie y ella en la cama y la agarro de sus piernas abiertas y ahora sí que empezamos a darle un poco más de caña, estábamos haciendo el amor, y ahora empezábamos a follar; yo en parte disfrutando del espectáculo triple de sus grandes pechos moviéndose de un lado a otro libres, de cómo seguía mojando una y otra vez ahí abajo (razon por la que hacerlo en el coche con ella es inviable) y de la expresión de su cara disfrutando al 100% del momento. Se puso a en cuatro y ahí sí que me empleé a buen ritmo, e incluso dejando mi verga dentro de ella y empujando con mi cadera, estaba muy excitado y no pude más y nos vinimos a la vez, otra vez el espejo reflejaba ese espectáculo.

Nos tumbamos en la cama, abrazados y de repente ella rompió en varios espasmos abrazada a mí, fue una sensación espectacular, muy tierno, nos habíamos entregado el uno al otro; era puro deseo durante meses, y teníamos muchas ganas uno del otro; pienso que fue sino la mejor, una de las mejores veces que estaba con alguien de esta manera, estábamos totalmente rendidos el uno al otro, habíamos hablado poco, pero sí que le susurraba al oído que había sido espectacular, mientras la sentía, su pecho pegado a mí, sus piernas, sus brazos, totalmente empapados de sus jugos, de nuestro sudor y todavía temblando entre mis brazos. Pienso que en todas nuestras charlas por chat, jamás habríamos imaginado algo así, disfrutar y sentir tanto uno del otro.

Al final, el reservar la habitación 115 fue todo un acierto que nos permitió disfrutar el uno del otro como habíamos imaginado, pero como jamás habíamos pensado que nos compenetráramos de esa manera.

La despedida fue extraña, como siempre, bajar del coche rápido, que no nos vean juntos, y no saber hasta cuando nos veríamos de nuevo.

Fue más pronto de lo esperado, pero eso será otro relato.

Te amo!!


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