A esta hora el viento habla.

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A esta hora el viento habla, al principio no es más que ruido producido al chocar contra las paredes, de vez en cuando una fuerte ráfaga se estrella contra la puerta de metal de la habitación, esta golpea el marco y vuelve a su quietud. De repente el ruido se transforma, ya no es el mismo de antes, parece que trata de decirme algo. Yo me doy vuelta en la cama y trato de conciliar el sueño sin prestarle atención.

Empiezo a dormirme y el empieza a susurrarme, hago como que no le escucho y me quedo inmóvil para no perder el sueño. Pasan los minutos y el susurro es cada vez más audible, ya no es un susurro, es una voz suave y grave que quiere decirle algo a alguien, pero nadie le escucha. Aunque no duermo desde hace varios días pierdo por completo el sueño. Ahora solo quiero escucharle, decido escucharle.

Parece que quiere hablar sobre sus desventuras, quiere desahogarse, yo le dejo, simplemente escucho y asiento de vez en cuando para que vea que no he perdido el hilo del monólogo. Siento gran afinidad con su historia, es como si estuviese contando mi vida, me sorprende la idea de dos que no nos conocemos vivamos una vida tan idéntica. Su discurso se extiende por horas, pero yo no me aburro ni por un segundo escuchándole. A veces hace un paréntesis en su historia para dar alguna opinión personal acerca de cierto momento que vivió y que le dejó el alma inquieta. A veces la voz trata de entrecortársele como si fuese a irrumpir en llanto, calla por unos instantes mientras recobra el aliento y prosigue con su relato.

Ahora solo quiero saber cómo se sigue desarrollando la historia, quiero que no deje de hablar hasta terminar con la narración. Él nota mi interés y prosigue, el tiempo pasa, no sé si rápido, no sé si lento, y su historia ha llegado al día actual. Quiero saber cómo sigue su historia, quiero saber si ha vivido más que yo. Se acerca el momento álgido, ese que no quiero perderme y ansío, la emoción me invade, trato de ocultarla para no interrumpirle. De repente el sueño vuelve, me cierra los ojos a la fuerza, yo me resisto, los abro y trato de pensar en algo que me reactive. El viento, sin inmutarse continua con su relato, pero cada vez se escucha más lejano, vuelve a ser tan solo un susurro y luego un ruido sórdido que retumba en las paredes de mi habitación y de vez en cuando golpea la puerta. Luego me duermo.


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