La persecución del amor

Oh no. Aquí vamos otra vez.

De nuevo esta sensación en mi estómago, definitivamente lo he sentido antes. Y muchas veces.

Otra noche creando escenarios inciertos, detesto esta parte porque me entristece ver que no se hacen realidad. Ya me acostumbré.

No puedo quitarme de encima esta ansiedad de querer hablar de ti todo el tiempo, pero debo andarme con cuidado pues, de no llegar a nada, esto será vergonzoso en el futuro.

Ahí está de nuevo esa estúpida sonrisa cuando te pienso, ¿es que todo debe parecer tan cursi?

Ya me he enamorado antes, de posibles e imposibles. No sé con exactitud qué serás tú, pero no siento nada nuevo, nada que no haya sentido en el pasado.

Si vas a corresponderme, está bien; si me vas a doler, lo tomo también. No lo digo por valiente, lo digo porque son las únicas opciones posibles y no controlo ninguna de las dos.

Estás viéndome raro, ya me has descubierto. Esto no sé cómo manejarlo, me apena que lo sepas, ¿soy muy obvia, te dijo alguien?

Resulta que sólo tenías un mal día, mi secreto sigue a salvo, pero, ¿hasta cuándo?