La perversión es de a tres

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Quiero ver como dejas que te meta mano frente a tu novio. Quiero ver ese ápice de perversión brotando en tu mirada. Quiero sentir tus manos buscando su pene. Quiero ver cómo te manosea los pechos mientras con un brazo te rodea la cintura y te apoya en su regazo.

Un fuerte calor se apodera de mi impulsado por el éxtasis de lo que está pasando. Mi novia no puede contenerse ante ese macho.

Te quitas la blusa dejando tus dulces tetas libres y dejas salir leves gemidos cuando él lame tus pezones.

Me miras. La posesividad intenta tomar control, pero gana la perversión. Me siento a ver tu disfrute. Mientras liberas su pene erecto y te lo llevas a la boca.

Se me acelera el corazón al verte inclinada mamándole la verga. El disfruta de tu masaje y mi verga se pone dura.

Él te folla la boca haciendo que te atragantes. Su verga está llena de saliva. Te incorporas me miras y me decís una de las cosas que más me calienta. Nunca te vi tan atrevida, tan puta. Veo cómo te desnudas. Él se quita la ropa. Y sin apartar la vista de mis ojos te montaste en su verga. Aumentas la velocidad. Tus tetas saltan y tus gemidos se hacen más y más fuertes. El placer sale en cada uno de ellos.

Ya tengo el pene fuera. No puedo más del particular placer de ver a mi novia follando con otro. Su mirada extasiada. La pasión y la lujuria que nos inunda.

Me miras y te da morbo de verme masturbándome por la escena. Él te agarra y empuja más rápido. Se están quitando las ganas acumuladas durante años.

Te levantas y te acercas mirándome con perversión. Te apoyas en mis piernas para que él pueda romperte el culo. Ambos están empapados de sudor extasiados de lujuria y perversión. Te mete el pene sin titubear, de forma brusca y con cada frenético movimiento acompañas de gritos. Pedís más, como una puta adicta a la verga.

Me levanto y le digo al flaco que pare, le mostraré como coger a mi putita de verdad. Vamos al sillón y cual perra, sacas el culo para que te lo rompa. Mientras el macho te la mete en la boca. Los tres lanzamos gemidos de placer. Estamos en un mar de perversión buscando surfear en holas orgásmicas.

Me corro muy fuerte en tu culo y en cuanto sentís que el macho se va a correr te acomodas para recibir su leche en la boquita y te la tragas porque te encanta.

Quedas al medio de los tres. Todos estamos cansados y agitados y sudados.

Luego nos mirás y nos decís que querés otro buen polvo; esta vez querés que te llenemos la vagina de leche.


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