Bailando

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
5313 visitas

Marcar como relato favorito

Noche de disco. 

Mi mejor amiga y yo, como muchos viernes, nos fuimos a la disco. 

Ella, como muchos viernes, se fue con un chico que conoció. Era lo que siempre pasaba. 

Yo pedía un trago más y me iba a casa. Ese viernes fue diferente. 

Anette se fue y yo me senté en la barra. Había una chica justo a mi lado. Cabello negro tan largo que le llegaba a la cintura. Me preguntó la hora y comenzamos a hablar. 

Terminé mi trago y pedí otro. Ella también. Pusieron la canción de Maluma Hawaii y ambas nos levantamos a bailar. Ella se acercaba a mí de forma sensual pero jocosa y yo hacía lo mismo. Entre chicas nos gusta jugar así, a bailarnos las unas a las otras. 

Ella recostaba sus nalgas en mi regazo y yo fingía darle nalgadas. Así estuvimos rato. Bailando, cantando. La disco se seguía llenando y ella y yo seguíamos gozando. Un trago, otro. Reíamos. Ella movía su cabellera y yo la tomaba como si fuera los lazos de una potra.

Una canción, otra. Más cerca. Sudor. Alcohol. Unos chicos nos miraban y ella me voltea para que esta vez sea yo quien restriega las nalgas. Cuando de pronto siento sus manos subiendo por mi cintura y apretando mis senos. Un calambre me recorre y como reflejo, me inclino hacia adelante. Ella los suelta y sigue tomándome por la cintura, bailándole a mi trasero. me incorporo y noto su risa diciéndome: 

- los tenemos locos. Se refería a los chicos que nos miraban. 

Ellos se acercaron y con el mismo gentío, bailaron cerca de nosotras. Yo la miraba riendo. Nos acercábamos con movimientos lésbicos que encendían a los chicos. Pero, a decir verdad, no solo ellos estaban calientes. Terminé mi trago rápido. Ella lo notó y terminó el suyo.

- acompáñame, me dijo. 

Puso mi mano en su cintura y caminó delante de mí. Yo la seguía. Sorda con la música. Entramos al baño. Ya habíamos ido juntas un par de veces esa noche.  Las chicas, por alguna razón, siempre vamos juntas al baño. 

Una vez dentro, me lavé un poco la cara. Estaba sudada y algo ebria. Nos reímos recordando la cara de los chicos cuando ella tocó mis senos. Se acercó a mí, yo me veía en el espejo y dijo sujetando desde atrás mis senos: 

- debemos tratar así. 

Al tiempo que hacía movimientos con su cadera sobre mí culo al ritmo de sus manos en mis tetas. Yo veía en el espejo sus manos delgadas sobre mis pechos y su cara asomaba sobre mi hombro. Era al menos 10 centímetros más alta que yo. Me volteo como poseída por una idea y le digo: "qué tal así" al tiempo que la empujó contra mi cuerpo, me pongo un poco de puntillas a fin de chocar sus tetas contra las mías. Ella me empuja contra la puerta del urinario que se abre de golpe y antes de entender qué pasaba, tengo su lengua abriendo mi boca y nuevamente sus manos en mis tetas. Desenfrenadamente me besa. Dejó entrar su lengua a mi boca. Me besa con tanta pasión que no logro pensar que una chica está besándome en el baño. Meto las manos en su cabello empapado de sudor y me entrego al beso. Su lengua explora toda mi boca, su boca succiona mi lengua.

Alguien entra al baño. Nos separamos. La puerta abierta del urinario. Ella finge tomar papel y se va al de al lado. Cierro la puerta. Cierro los ojos y siento el hormigueo que dejó en mi boca. Salgo y la espero frente al lavamanos. Han entrado otras chicas. Ella sale, arregla su cabello y salimos del baño. De nuevo entre la gente que bailaba la miro. La tomó de la mano y salimos de la disco. Sin palabras. Abro la puerta de mi camioneta y lo enciendo. Me moví a un puesto más solo y oscuro.

Nos besamos enseguida. Ella me intenta llevar a su asiento. Chocó con el volante. Intento moverme. Ella echa el asiento un poco hacia atrás para darme espacio. Me siento sobre ella, pero es incómodo. No encuentro donde apoyar mis piernas así que me pasó al asiento trasero y ella se viene también. Quedó con las piernas abiertas, recostada a la puerta y ella sobre mí. Me besa. Me toca las tetas y ágilmente sube mi camisa y las saca del brassier. La veo deleitarse con mis pezones duros y no doy crédito a lo que pasa. Aun así, mantengo mis ojos bien abiertos mirando la cara de esa chica cuyo nombre no sé.

La siento moverse sobre mi cuerpo, mientras gime dice algo con mi pezón en su boca. Ágilmente desabrocha mi pantalón e intenta bajarlo. El espacio no ayuda. Me incomodo y quitó su mano. Ella sube a mi boca y vuelve a besarme con esa pasión desenfrenada que se me hace irresistible. Siento como sus manos frotan mi vagina sobre mi pantalón. Comienzo a moverme un poco. Ella nota mi cambio y nuevamente busca bajar mi pantalón, pero está vez la ayudo... siento sus dedos en mi vagina húmeda. Comienza a frotar mi clítoris con tanta destreza que un gemido escapa de mi boca al tiempo que ella muerde y chupa mi pezón. La tiró del cabello y la miro a los ojos, ella bordea mi boca con su lengua mientras sigue masturbándome. Chupo su lengua y entierro mis manos en su cabello. Sigue dándome y yo sigo gimiendo. Acabo en sus dedos ágiles. 

Ella saca su mano llenas de mi flujo y la pasa por su boca y después por la mía. Chupo sus dedos. Ella abre su camisa y me muestra sus tetas. Eran hermosas. Firmes. Las miro. Nunca he tocado las tetas de una mujer. Ella nuevamente me besa. Sus tetas contra las mías. Sudadas nuevamente toca mi vagina y yo aprieto sus tetas. Ella se incorpora un poco y las lleva a mi cara. Sabía lo que tenía que hacer y me gustó. Me gustó sentir el pezón contra mi lengua y chupa y pellizcar sus enormes y divinas tetas al tiempo que ella me daba otro orgasmo

Le apreté el culo, la tiré del cabello. Le mordí los pezones. Y ella comenzó a menearse sobre mí. Sin pensarlo, metí mis dedos en su vagina. Por vez primera cerré los ojos y pensé en las veces que me masturbo, sabiendo dónde y cómo tocarla. Acabó en mis dedos.  Fue extraño pero delicioso. 

Busqué la manera de vestirme. Si alguien estaba cerca, debió notar los movimientos de mi camioneta. Pero no me importó. Los vidrios de seguridad no permitían ver hacia adentro.

Nos besamos de nuevo. Era bella. Su pelo, su boca, sus dedos y sus tetas.

Se bajó luego de un rato más. Anoté su teléfono, Julia, se llama. Me pasé para adelante, encendí mi camioneta y me vine a casa.

Tal vez la llame... tal vez.

Miaumiau


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed