La secretaria me cojio

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Cuando asumí la posición voluntaria de presidente del comité directivo de la ONG donde hacia voluntariado, los comentarios que la secretaria era terrible llegaron a mis oídos para que “tuviera cuidado”.

Así que siempre estuve prevenido, nunca cerraba la puerta de mi oficina, evitaba llamarla y prefería ir a su escritorio ubicado afuera de la oficina ya que no quería ser otro de sus trofeos.

También debo admitir que mi subconsciente me decía que podía disfrutar de ella. Clarita, como le decía todo el mundo, era una mujer agraciada, de 1,60 de estatura, cabello negro con buenas tetas, cintura pequeña y un buen culo que resaltaba por su pequeña cadera. Desde que estaba en el colegio practicaba gimnasia lo que hacía prever que podría ser muy flexible.

La puerta de mi oficina daba a un pasillo que comunicaba con otras, pero también tenía una puerta lateral que comunicaba primero con un baño y luego con la sala de juntas donde había una mesa ejecutiva con 12 asientos que se utilizaba para las reuniones mensuales.

Aquel martes había ido a revisar unos documentos luego de las seis de la tarde así que ya no había empleados, solamente algunos voluntarios entrando y saliendo en otra parte del edificio, así que dejé la puerta abierta y me concentré en revisar los documentos.

Una hora más tarde escuche una voz que me dijo: ¡jefe que milagro verlo a esta hora!

Levanté la vista y ahí estaba Clara, en una trusa de deporte bastante ajustada que marcaba de una manera muy notoria su chochita. No pude evitar la erección al verla, la verdad es que merecía ser cogida.

Ella se adentró en la oficina y cerró la puerta tras de ella, se acercó a mi mientras decía: vengo del gimnasio, iba a cambiarme para ir a casa.

- No se preocupe – le dije - bien pueda cámbiese.

Ella siguió acercándose y cuando estuvo frente a mi bajo su mirada posándola en mi paquete que se notaba hinchado por lo que veía.

Se giró sin decir palabra y se dirigió a cerrar las persianas de las ventanas que daban a la calle, se volvió hacia mi mientras se quitaba la blusa quedando con un sujetador deportivo en el cual se veían los pezones bien duros bajo ellos.

- ¿Le gustan mis tetas? - preguntó mientras se quitaba el sujetador. Acto seguido se sentó encima de mí con sus tetas frente a mi boca y susurrándome en el oído me dijo:

- Usted tan alto que es esta será la única forma que me lo puedo comer, lo deseo adentro de mí.

Sus manos hábilmente quitaron mi camisa mientras sus tetas se movían frente a mi cara. En ese momento hice lo que cualquier hombre haría, empecé a chuparle los pezones con pequeños mordiscos que la hacían dar suaves gritos.

La empujé sobre el escritorio y me pare frente a ella, levante sus pies, le quite las zapatillas deportivas y le quite la trusa dejándola totalmente desnuda. En mi mente solo se active un pensamiento, si me vas a coger, vas a salir bien satisfecha de tu trofeo.

Primero, mis labios bajaron hasta su chochita y mi lengua entro en ella, saliendo a excitar su clítoris, sentía como cerraba sus piernas sobre mi cabeza en señal de que lo que estaba hacienda le gustaba, uno de mis dedos se sumó al juego y mientras mi lengua y boca jugaba con su coño un dedo entraba un poco en su ano, unos cinco minutos bastaron para que su primer orgasmo llegara y sus jugos salieran directo a mi boca.

Me pare frente a ella y eleve sus piernas sobre mis hombros y los dedos de una mano jugaron con su clítoris y coño mientras mi otra mano soltaba el botón de mi pantalón y dejaba mi verga libre.

Algo que he aprendido es que cuando una mujer está caliente, la anticipación a la penetración y el hecho de no ser penetrada la excitan aún más así que en esa posición cambie mis dedos por mi pene, con la punta le sobaba el clítoris, lo dirigía hacia la entrada, metía un poquito y lo sacaba nuevamente sobando su clítoris. Repetía esto una y otra vez mientras escuchaba su vos diciendo: “penétrame…penétrame…ya penétrame te quiero adentro”.

Me mantuve en ese juego con su clítoris mientras mis manos acariciaban y apretaban sus pezones, esa mezcla de excitación por la expectativa a ser penetrada y el poco dolor en sus pezones surtió efecto y tuvo su segundo orgasmo.

Cuando note que iba a venirse, se lo metí de una, así que su orgasmo se intensifico con mi primera penetración que llego hasta la pared del fondo de su vagina, ahí empecé a darle verga cambiando de ritmo, rápido y duro, suave y lento, rápido, a veces la mitad adentro a veces penetración profunda, unos 10 minutos después, me arañó el pecho mientras decía: “Dioss….” Y se venía de nuevo.

Se lo saque y la levante volteándola sobre el escritorio dejándola de espaldas a mí, una pierna en el suelo y le levante la otra sobre el escritorio y la penetre por detrás en la chochita, esta vez mis manos estaban libres para coger sus tetas a placer y así lo hice. Un par de minutos más tarde, se lo saqué y sin aviso se lo metí todo por el culo mientras mi mano derecha se dedicaba a masajear su clítoris y ocasionalmente uno de mis dedos entraba en su coño. Mi otra mano la tomo del cabello y lo jalo hacia atrás, totalmente dominada lo único que oía era sus gemidos y sus expresiones “sii, uy que rico….jueputa como me esta cogiendo….deme más duro….ahhh…que ricoo….” Intensifique mis penetradas y caricias hasta que se vino nuevamente, esta vez por la posición sus jugos escurrieron por su pierna hacia el suelo.

Sentí que era momento de acabar y quería hacerlo en su tercer orificio, los otros dos habían sido míos, así que la senté en la silla y le metí mi miembro en la boca, aunque no alcanzaba a metérselo todo, me lo mamaba con desespero mientras con sus manos se masturbaba.

Le advertí que me iba a venir y ella acelero su masturbación y cuando sentí mi leche saliendo toda en su boca, un pequeño sacudón de su cuerpo confirmo que su ultimo orgasmo había tenido lugar mojando la silla por completo.

Otra noche lo hicimos en la mesa de la sala de juntas, pero ese es un relato para otra ocasión. Espero os haya gustado.


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