Rituales Inexplicables

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Mientras más vivo, más me topo con cosas inexplicables, de lo que hablo es de rituales que no tienen explicación científica, pero son muy reales, voy a contarles de aquella vez que siguiendo una tradición de siglos, marcaron el pozo del rancho, un señor armado con solo una vara de árbol. Era un día de agosto, yo había comprado un pequeño terreno en una zona semidesértica como a 40 kms. de donde vivo, y quería saber si podría hacer un pozo o una noria para sacar agua, pero no tenía ni la más remota idea de dónde escarbar o hacer una perforación, había plantado 50 árboles en el camino y cada vez que quería regarlos, era mucho trabajo ir a la presa más cercana a llenar un recipiente cuadrado de plástico, arriba de la camioneta para luego venir a regar cada árbol con una tina o dos de agua, esa operación la tenía que hacer 2 veces por semana, si quería que los arbolitos siguieran vivos.
Un día platicando con un amigo me dijo que conocía a una persona que sabía “marcar pozos”, que era un señor de edad avanzada que era muy confiable en sus trabajos, le pedí el celular y me lo pasó. Le marqué al cuate aquel para ponerme de acuerdo con él para ver si me ayudaba con eso, me presenté y le dije quién me lo había recomendado, que si podría ir el siguiente sábado al rancho conmigo, para que marcara un pozo, me dijo que sí, que me esperaba en su casa a las 9 am, le pregunté que necesitaba llevar, él me dijo que nada, solo el dinero de su paga que iban hacer 1,000 pesos.
El sábado en la mañana fui a la dirección que indicó, le timbré y salió un señor ya mayor, con su sombrero y un atado de varas de árbol, creo de nogal, en forma de “y”, delgadas, largas, como de 40 centímetros, las llevaba bajo el brazo, se subió a la camioneta y nos fuimos al rancho.
Al llegar me preguntó cuáles eran los límites del rancho y me pidió que me esperara en la camioneta para que él pudiera concentrarse, lo veía desde acá, primero veía como estaban las montañas o algo así, después se hacía como conjeturas indicando con los brazos como sería el rumbo del agua, tomó una de las varas y caminó con ella con la punta hacia adelante y con las manos en los extremos haciendo algo de presión, de pronto empezó la vara a bajarse de una manera muy rápida, se oía que golpeaba en el pantalón del señor, cuando eso sucedía el con el talón del pie hacia una marca en el piso, se regresaba por otro rumbo y regresaba al punto marcado y cuando pasaba la vara volvía a golpear su pantalón, repitió la operación varias veces y luego me hablo. Me dijo: aquí puedes sacar agua, le dije: ¿está seguro?, me contestó que sí, me dijo sería bueno que clavara una estaca para que tuviera bien visible el lugar. Le pagué y lo fui a dejar a su casa. Cuando íbamos en camino le pregunte ¿cómo a que profundidad estaba el espejo del agua?, me contestó no me gusta decir, porque no es muy exacto, pero está más o menos a 18 metros. Me quede pensando, ¿cómo puede saber eso este señor, si no trae ningún instrumento? ¿cómo saberlo?, la verdad tiene un don divino.
Una semana después hablé con una persona que tiene una perforadora para ver si podría ir al rancho para hacer un pozo, nos pusimos de acuerdo y dijo que el viernes estarían allá, en la tarde. Llegó con su perforadora, que está adaptada en un camión, le indiqué donde debería de hacer la perforación, acomodó el camión, lo alineó, me imagino para que el pozo quedara derecho y empezó a perforar, era como un taladro gigante, cada 3 metros le ponía un tubo para llegar más abajo, iba en el quinto tuvo, ósea llevaba 15 metros perforados y me dijo, es de noche y tenemos que parar, no tenemos buena luz, no vaya a haber un accidente, mañana empezamos temprano. El dueño de la perforadora se iba a quedar a dormir allí, pero yo tenía que regresar a mi casa. Me fui muy preocupado, pensando ¿y si no sale nada?, como quiera voy a tener que pagar, por cada metro de perforación 600 pesos, puedo dejar como queso gruyere el rancho y capaz no salga nada. No dormí en toda la noche.
A la mañana siguiente, muy temprano me fui al rancho, cuando iba en el trayecto, recibí una llamada del dueño de la perforadora, contesté y le pregunté ¿ya salió el agua?, me dijo no todavía no empezamos, pero le iba a pedir que si nos traía unos tacos cuando viniera para acá, le dije que sí. Fui a una taquería que me quedaba de pasada y luego me fui al rancho. Cuando llegué estaba saliendo mucha espuma de la broca de la perforadora, me dijo que le ponía jabón con agua para que no se calentara, le pregunté que cuantos metros llevaba hacia dentro, me dijo 18, pensé son los que me dijo este señor y no ha salido nada. Me fui a sentar a una piedra, me estaba queriendo comer las uñas de la angustia. Cuando iban en 21 metros que de repente hubo un ruido diferente de la perforadora y empezó a salir mucha más espuma del pozo y el dueño de la perforadora se acercó y me dijo ya salió el agua, empecé a brincar de gusto y le pregunte ¿es mucha o poca?, es mucha me contesto, estaba yo feliz, me empecé a imaginar cómo iba a poner muchos árboles por todos lados, aquello se vería muy verde. El de la perforadora me dijo que me recomendaba seguir perforando hasta los 50 metros para que el pozo no se abatiera, le dije que sí al cabo está a la segura.
Pensando cómo fue todo, algo inexplicable, ¿cómo pudo saber el señor aquel donde estaba el agua y casi atinarle a la profundidad que estaba?, es de no creerse, la verdad este señor tiene un don para hacer eso.


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