La venganza se sirve en Valdeorga (3)

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Al día siguiente, dos horas antes de la hora prevista para el comienzo del gran debate electoral, agentes de la Guardia Civil y Don Julián asaltaron la casa de éste último y al entrar en la habitación contemplaron a Míriam y a Rubén revolcándose en la cama.

—¡Maldita sea! ... ¿Conque estáis juntos eh? ... Agentes aquí tienen a los asesinos.

—¿Pero que pasa aquí Julián?—preguntó una desconcertada Míriam intentando esconder la cabeza de Rubén bajo las sábanas—.

—Quedan ustedes arrestados por el asesinato de Susana Emeterio Xana.

—¡No puede ser señor agente! ¡Si el culpable es mi marido!

—¡Venga, salgan de la cama, no lo repito más veces!

—¡Al menos dejen que nos vistamos!—gritó enfurecida Míriam a unos agentes que no apartaban la vista de sus pechos—.Acercarnos la ropa que está en esa silla.

Don Julián aprovechó que los agentes y él cogían la ropa de la silla, para introducir disimuladamente las llaves de su coche en el pantalón de Rubén.

—Señor agente, ¿tienen pruebas contra nosotros?—cuestionaba una avergonzada Míriam por lo insólito de la situación—.

—Hemos recibido esta mañana numerosas llamadas anónimas informándonos de que los responsables del crimen de Valdeorgason ustedes.

—Cacheadles señor agente—añadió Don Julián—.

Cuando la pareja terminó de vestirse, fueron cacheados y los agentes encontraron las llaves del coche en el pantalón de Rubén.

—Estas llaves no son mías, señores agentes—objetó con voz temblorosa Rubén—.

—Según el testimonio de las personas que nos han llamado, el asesinato se llevo a cabo en un vehículo AUDI de color azul y estas llaves corresponden a un AUDI. Tendremos que averiguar si existe algún indicio que corrobore la acusación.

La pareja salió esposada del domicilio, mientras en la puerta se agolpaban todos los vecinos con ganas de abucheo, pero cuando vieron salir a Rubén se quedaron perplejos pues no eran sabedores de que mantenía un romance con la mujer del alcalde. Fue un día de mucho movimiento en Valdeorga, y como exclamaba una vecina: ¡para que luego digan que la vida en los pueblos es aburrida!

Don Julián renovó automáticamente su legislatura por cuatro años más y vivió con la tranquilidad que le proporcionaba no ser descubierto; se separó de Míriam, quien tuvo que indemnizar a Don Julián por cometer adulterio, y fue condenada junto a Rubén a doce años de prisión por asesinato. Las familias de Valdeorga, en cambio, acabaron agradeciendo este suceso pues la nueva legislatura trajo consigo una nueva medida: la desaparición del impuesto municipal. 


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