Viaje de estudios

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Era finales de junio y estábamos alojados en bungalows con capacidad para cuatro personas en un camping en Tarragona, cerca de Salou. Éramos un grupo muy grande, más de cincuenta, de viaje de fin de curso. Por razones obvias al viajar con profesores responsables de nuestra seguridad, en cada bungalow solo nos alojábamos chicos o chicas.

Justo a la espalda del nuestro estaba la piscina que era el lugar que más frecuentábamos cuando estábamos en del camping. Las mañanas las dedicábamos a hacer excursiones, casi siempre a ver ruinas romanas por la zona que nos aburrían lo indecible, pero la profe de Arte así lo había dispuesto y a pesar de nuestras quejas no hubo forma de hacerla cambiar de idea. Volvíamos a comer siempre al camping porque al ser tantos era complicado atendernos a todos al mismo tiempo en los restaurantes y además el dinero recaudado para el viaje no daba para tanto.

Después de comer teníamos tiempo libre hasta las siete de la tarde. Hasta esa hora casi todos disfrutábamos de la piscina o de la playa a la que accedíamos directamente, una zona prácticamente privada por la dificultad para acceder si no era desde el camping. Por las fechas que eran no había casi turismo y éramos prácticamente los únicos usuarios de todo el recinto. Por la noche después de cenar teníamos prohibido ir a la playa por seguridad y nos reuníamos todos en la piscina donde nos ponían música como si fuera una discoteca.

El bungalow de la izquierda lo ocupaban cuatro chicas que no eran de nuestra clase. Desde el principio me gusto una de ellas, Rocío, y aunque intenté aproximarme a ella no me hacía caso y se juntaba siempre con sus compañeras de clase y de dormitorio.

Una tarde bajé a la playa solo y me senté en la toalla con el móvil para revisar las redes sociales en internet. Al poco apareció Rocío con dos compañeras de habitación y se colocaron muy cerca de mí aun cuando la playa estaba prácticamente vacía. Extendieron sus toallas y ella se puso a darle crema protectora a una de las chicas mientras la otra se iba directamente al agua.

Estaba pendiente de la pantalla del teléfono y con la sensación de que me observaban. De vez en cuando miraba hacía ellas y entonces desviaban la mirada sin dejar de reírse, lo que me confirmó que efectivamente me estaban observando.

Una de las veces me quedé mirándolas fijamente y Rocío empezó a untar crema por los pechos a su compañera por dentro del biquini. Cortado y sin dejar de mirarlas nuestros ojos se encontraron y lejos de dejar de tocarle los pechos empezó a estrujárselos. Empecé a empalmarme y el bañador me presionaba la polla. Me metí la mano por dentro para colocármela y empecé a tocarme el capullo. Aunque no podían verme intuyeron lo que estaba haciendo y Rocío empezó a pasarle la lengua por el cuello a la chica aumentando mi excitación y la de ellas.

Seguía magreándola sin dejar de mirarme cuando la otra chica se levantó y puso su sexo frente a la cara de Rocío, se retiró la braga hacia un lado y empezó a mear sobre su cuerpo. Cuando acabó se lo acercó a la boca a Rocío y esta pasó la lengua entre los pliegues.

Con el pelo y el cuerpo empapados se incorporó y vino directamente hacia mí acariciándose los pechos. Cuando estuvo a mi lado me preguntó si me había gustado lo que había visto y si quería probar. Me quedé callado sin saber que responder y la ausencia de respuesta la tomó como un sí y pegó las piernas a mi cuerpo. Giré la cabeza y me encontré con su pubis a menos de un palmo de mi cara viendo como se bajaba el biquini hasta las rodillas.

Tenía el coño afeitado y los labios un poco abiertos, seguramente se había tocado y tenía el clítoris perfectamente visible. Se pasó un dedo por la abertura y se detuvo justo allí para acariciarse haciendo círculos. Incapaz de moverme intentando tapar con las manos el tamaño de mi polla, miraba las evoluciones en su sexo con la boca abierta como un pasmarote.

Me dijo que me merecía que se mease encima por mirón cuando empecé a notar el líquido resbalar por mi cara y solo atiné volverla cuando el primer chorro me impacto. Se vació y yo seguía sin moverme. Acabó y me acercó el sexo a la boca diciéndome que se lo limpiara con la lengua y como un idiota obedecí. Acopló el clítoris en mi lengua y empezó a moverse lentamente hasta que la oí jadear y se corrió.

Me obligó a tumbarme y me quitó el bañador para masturbarme. Cuando di señales de que me iba a correr se lo metió en la boca y lo succionó hasta que me vacíe y siguió chupándome hasta que la retiré porque me empezada a escocer el capullo. Se tumbó y me dijo que me sentara ahorcajadas sobre su pubis. Me acarició los muslos y me dijo que aún tenía que mearme sobre ella porque se lo debía. Me concentré haciendo esfuerzos para que me entraran las ganas de orinar. Retuve cuanto pude la salida del primer chorro que fue a parar a directamente a su cara con la boca abierta y ni se inmutó, lo escupió y me dijo que siguiera. Me vacié apuntando a cada rincón de su cuerpo mientras empapaba mi toalla sin darle importancia.

Cuando terminé me hizo avanzar hacia su cara y me la chupó otra vez antes de incorporarse, pero no me empalme. Dijo que no había estado mal y se fue directamente al agua. Con cara de bobo la vi alejarse sin perder de vista hasta su culo hasta que se la tragó el mar. Me fui al agua detrás de ella y cuando llegué ella ya salía. Me miró y sin dejar de andar me dijo que tenía una buena polla. Me quedé otra vez sin saber que decir mientras me volvía para fijar la mirada en aquel culo.

Me zambullí en el mar y dejé que el agua limpiara los fluidos y enfriara mi mente.


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