Alfa-macro/micro-omega

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Enviado el , clasificado en Ciencia ficción
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La cortina se agitaba igual a una llama de mechero atacada por el viento. Alguien dejó abierta la ventana y ahora era demasiado tarde para incorporarse y cerrarla.

Algo llamó a la puerta: abran –dijo-, venimos en nombre del Santísimo Cordero.

Al instante volteamos a verlo. Pese a su condición celestial era ahora nuestro igual: un perseguido. Sus ojos ambarinos e inquietos no ocultaban que tenía miedo. Con el pulgar y el índice juntos hizo un movimiento de punta a punta en sus labios, como intentando cerrar un zipper, además negó con la cabeza.

Ahí estábamos, debajo de la mesa, cobijados por lo que quedaba de su ala derecha, en la oscuridad acentuada por el olor de la sustancia viscosa que le brotaba del muñón en su costado posterior izquierdo, justo dónde habitó su otra ala alguna vez.

Llamaron dos veces más, pero permanecimos quietos. Misma indicación: silencio.

Una calma repentina y filosa apagó el mundo con todo y sus gritos de desesperación y lamento. El mundo y su trajín de emergencia apocalíptica, de acabose súbito. 

Sonreímos tímidamente, creyendo que era solo un escarmiento, pero entonces sonó la séptima trompeta.


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