"No hay nada que no haría por ti"

Vi en tus ojos lo mismo que he visto en otros, pero algo dentro de mí lo siento diferente.

Me sentí… ¿vulnerable? Sí, puede que esa palabra sea correcta. De pronto sentí que podía rendirme frente a ti y que tú no me dañarías no sacarías ventajas sucias.

Quise que supieras todo de mí, hasta lo más profundo y oscuro, pues yo sabía que no ibas a huir una vez adentrado en mi ser. Te dejé conocer mis debilidades porque presentía que jamás las usarías en mi contra.  Nunca fui tan transparente, nunca antes fui yo misma ante alguien más. No sentí miedo.

Si un día has de herirme, sería culpa mía por mostrarte todo de mí, y aun así no me arrepentiría de ello.

Contigo no hay espacio para reclamos ni inseguridades; podría cubrir mis ojos y caminar guiándome sólo por tu voz, me adaptaría a lo más hostil con tal de que no te vayas.

No hay nada que no haría por ti.