Haberlas haylas

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
596 visitas

Marcar como relato favorito

Aquí estoy, en mi casita, miro hacia afuera y disfruto del caos organizado que es mi jardín, es hogar de meigas, que haberlas haylas. Un riachuelito cruza el jardín y por el rabillo del ojo puedo ver a algunos de los seres que habitan el jardín, y a algunos que en ocasiones vienen de visita.

Por unos días he tenido a un zorrito rojo visitando durante las horas de fresco y a las noches una loba plateada que aullaba a la luna.

Ahora solo están las meigas juguetonas, y los galtzagorris bañándose y disfrutando en el río. Río y sonrío, ellos, junto con mis hijos, me proporcionan la energía para seguir adelante. Además de mi pareja, claro, estamos tan conectados que en ocasiones no distingo donde acaba uno y donde empieza el otro, y es por ello que cuidamos tanto el uno del otro.

Hace rato que se ha ido el sol, estoy con mi chaquetilla de lana, que me abriga, y siento la temperatura fresca y refrescante de la noche. Ha sido un día complicado, estoy acabando un proyecto y hay todavía cosas que no terminan de estar acabadas, me estoy poniendo presión a mi misma obcecàndome en tener resultados.

Hoy, durante la puesta de sol, me he relajado, me he dado cuenta de que me estaba exigiendo mucho a mi y a los míos y he soltado tensiones, he disfrutado de la puesta del sol, he hablado con el universo, sobre cómo me gustaría que fueran las cosas y como las veo, y el universo ha hablado.

Así que he sacado mi barro, para crear, para moldear lo que el universo me ha susurrado.

Así pues, aquí estoy en mi taller, es un anexo a la casa, es un invernadero de cristal doble, que mantiene el calor dentro, y me permite sentirme en el jardín, de hecho, además del taller, tengo mis plantas tropicales y mis mariposas amantes del calor también conmigo. Este taller - invernadero ha sido uno más de mis caprichos, de los que estoy encantada y orgullosa. Mi pareja me animó a construirlo, y la verdad es que fue un acierto.   

Así pues, mientras miro y disfruto de las vistas de mi jardín, sigo amasando el barro y hablando con él, sobre cómo están las cosas y que es lo que quiero. Tengo las manos húmedas, y fuertes, voy amasando la mezcla, de fondo se oyen canciones de amor, tengo una lista, a la que voy añadiendo canciones, y es la música que me ayuda a conectar conmigo.

Antes, cuando era más joven, casi parece otra vida pasada, usaba todo tipo de excusas y distracciones, para no estar en mi corazón, para no conectar conmigo, y ahora al revés, estoy totalmente volcada en el proyecto que llamo: conectando en el corazón. A eso me dedico, a aprender yo como conectarme más y más y a ayudar a otros a hacer lo mismo.

Y por eso esta semana ha sido intensa, por que estoy ayudando a una familia, que me recuerdan tanto a la mía antes, que me ha supuesto más de la energía prevista.

Estoy sentada en mi taburete, con los dos pies en el suelo y a un lado tengo mi taza con mi infusión favorita, al otro lado los cristales que voy a añadir y el mecanismo que es el corazón del proyecto.

La forma de ayudar a las personas a que conecten en su corazón, es una forma muy particular, soy ingeniera, y les ayudo con la tecnología, les visito y les propongo mejoras para hacer de su casa un lugar autosostenible, sabiendo que los cambios y las mejoras, además de ser en su casa, serán en su ser.

Les he escuchado, les he analizado y les he propuesto mejoras, para que generen su propia energía y para que aprovechen al máximo lo que ya tienen y lo valoren. Por esto es por lo que me pagan, y naturalmente, con mi presencia, les he compartido como mimarse a ellos mismos y a los suyos, cuidando el cuerpo, la mente y el espíritu. Les he contado historietas y cosas que hago yo.

Ahora estoy dando los últimos toques, estoy haciendo una fuente de agua infinita, que situare en un lugar estratégico. Para que le dé el sol y la luna, el mecanismo funciona con energía solar y los cristales se cargan con el efecto de la luna. La fuente de agua infinita, ayudará a la familia a que fluyan, a que expresen sus sentimientos y sigan creciendo, más y más unidos en el amor.

Además, voy a coger una piedra de mi río y la voy a sustituir por un poco del barro de la fuente una vez esté endurecido por el efecto del fuego del horno. Para que ambos flujos de agua disfruten de los beneficios de la conexión.

Estoy todavía en la etapa de amasar y de hablar con el barro y contarle sobre la familia tan maravillosa que va a ser su futuro dueño y sobre todo lo bueno que la fuente va a llevarles a sus vidas y lo que esto redundara en que el nivel de amor del mundo suba. En ese momento noto como mi nivel de amor sube, me siento más amada, y sonrío sin parar de amasar y de mirar por la ventana. Es mi pareja, ha terminado de acostar a nuestros niños y de charlotear con nuestra adolescente. Y viene a buscarme.

Efectivamente, noto como mi temperatura corporal sube y el mundo parece ser un lugar más armonioso y más claro. En ese momento, siento su presencia, como esta a mi lado y me pregunta,

-¿Puedo abrazarte?

Le miro traviesa, y le digo:

-Por favor, pero desnúdate primero para que no te manches con el barro.  

A lo que se ríe, y me abraza, teniendo cuidado de no interferir con mi trabajo.

-¿Cómo vas? - Me pregunta.

-Vaya, le respondo, ahora mucho mejor. Pero esta familia me está costando, me recuerdan tanto a nosotros, que quiero hacerlo perfecto.

-Pero Maria, tu estándar es siempre muy alto, no necesitas añadirte presión. Me recuerda.

-Gracias, le contesto. Respirando algo más profundo, no me había dado cuenta de cuánta tensión tenía, hasta que lo he seguido soltando.

-¿Qué quieres hacer ahora? Me pregunta.

A lo que respiro y le digo:

-Muy buena pregunta y muchas gracias, hasta que no has venido no me he dado cuenta de lo cansada que estaba, igual es momento de parar y dejar tiempo para que el universo se alinee.

Me mira y sonríe, contestandome:

-Me parece una idea estupenda, ¿que tal si me dejas acompañarte a casa, te pongo una infusión nueva, te lleno la bañera de agua caliente con jabón y de masajeo las manos, los brazos, los hombros… y hasta que me digas basta?

Vuelvo a respirar y doy gracias al universo, por haber puesto en mi vida a un hombre tan maravilloso. Parece que él me oye dar gracias y contesta,

-El afortunado soy yo que me has dejado aprender a cuidarte para que sigas en mi vida en tu mejor modo.

---------------------------------------------------------------

¿Qué os parece familia de lectores? <3 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed