POR FIN MATÓ SU RECUERDO

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Lo mató. Si, después de varios intentos lo conseguió. Pensó muchas veces en cómo hacerlo, y por fin encontró la manera. Al final, no le fue tan difícil hacerlo. Sólo fue cuestión de armarse de valor, pasar página, cerrar ese libro para siempre, y ya está... No hubo sangre, ni heridas dolorosas, salvo las del alma y el corazón que durante tanto tiempo tuvo abiertas. Fue bastante más rápido y más fácil de lo que imaginó. Le había dado tantas vueltas a todo, a su traición, que ya estaba cansado de todo, ya le daba igual, no le dolía, simplemente ya le aburría tanto que no quería saber nada más. Durante mucho tiempo, por más que se decía a sí mismo "tranquilo, ya pasará, espera... ten paciencia... tiempo al tiempo", pues nada, que no pasaba nada, ni siquiera parecía pasa el tiempo. Le envenenaba.

Esa historia le cambió el humor y las ganas de todo. ¿Y para qué? Siempre sería lo mismo, no cambiaría la historia, su pasado fue como fue y no lo iba a cambiar, fue confiado y entregado, y por ello manipulado. Él, por momentos, hacía por cambiarse a sí mismo, sus pensamientos y sus ganas, ponia música a ver si así...., pero no, una peliculita o serie de esas que tanto le gustaban, y funcionaba mientras duraba y poco más, después su recuerdo volvía a hacer efecto como el veneno. Quizá forzar su olvido no era la solución. Su recuerdo le corroía por dentro. Pensaba qué podía hacer para sobrellevarlo mejor, pero no podía, no era tan fuerte como para hacerlo, todavía no. Y así, un día, y otro, y un mes y otro.... El hastío y el enojo se hicieron dueños de él y de su vida. Hasta que un día, después de mucho, mucho tiempo.... ¡sabía como hacerlo!

Lo pensó todo con mucho cuidado, y sobre todo se preparó mentalmente para hacerlo, sabía que era el momento, estaba preparado para matar su recuerdo. Ya había llorado demasiado por ella, ya había perdido muchas noches de sueño, ya le había dado muchas vueltas en su cabeza, ya era hora de terminar con todo aquello. Las dudas sobre las consecuencias y de lo que pasaría o vendría después, eran inevitables. ¿Y si después de todo no era capaz de hacerlo?, ¿podría ser que en el momento de hacerlo no tuviera valor?. Muy en el fondo de él, sabía que no era tan valiente como su cabeza quería que lo fuera, realmente era más débil y cobarde de lo que la situación requería y cuando llegase el momento, se podría echar atrás. Sin embargo sentía que en este caso no sería así, ¡tenía que hacerlo!. Quizás la palabra matar sonase muy drástica en su cabeza, pero sin duda alguna era la que mejor definía la situación. Tenía que matar su recuerdo. Y entonces lo hizo, sin pensar, sin dudar, sin mirar atrás. Eliminó todo cuanto tenía de ella, regalos, objetos, fotos, mensajes..., todo a la basura, todo al espacio exterior donde se perdería para siempre, hasta que no quedase nada de ella, hasta no leerla ni verla nunca más. Sería un capítulo de su vida que no narraría jamás, a nadie, como si no hubiera pasado.

Así fue como ella dejó de existir en su vida, fue como si aquellos años con ella no hubiesen existido. Aquel tiempo no existía, aunque bien sabía que el pasado a veces se empeña en volver, esperaba que esta vez no lo hiciera, esperaba que ese periodo de su vida se hubiera ido para siempre. Esperaba que a partir de ese instante, se encontrase mejor. Ese borrado de su vida, como si de un disco duro se tratase, no le daría una vida nueva, aunque seguramente sería mejor. Retomaría su vida donde la dejó antes de conocerla, y en cierto modo, sería como si ella no hubiese pasado, sería como si no la hubiera conocido, porque realmente no la conoció. 

Por fin mató su recuerdo.


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