UN ASEDIO MENTAL 1

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Felisa Gómez que era una funcionaria en la sección de Economía del Ayuntamiento de su ciudad, a pesar de sus cincuentra y cuatro años era una hermosa mujer de cabellos negros y ojos grandes del mismo color, que aquel domingo por la noche al llegar a su casa con el ánimo por los suelos tras haber sufrido un desengaño amoroso del hombre en quien hasta entonces había depositado sus expectativas afectivas en un futuro se habían esfumado como el humo de un cigarrillo, al negarse éste a compartir su vida con ella.

Una vez que Felisa tomó el ascensor del inmueble en el que vivía y hubo llegado al rellano en el que estaba su piso, se cruzó con un tan enigmático como singular vecino de la escalera llamado Víctor Ribas que era un hombre de mediana edad; alto y delgado, de un cabello un poco largo y ondulado con algunas canas que hacía pensar en los poetas románticos del siglo XlX, el cual al saludarla la miró fijamente; de un modo turbio; aunque ella apenas se fijó en él.

Tan pronto como aquella mujer se halló en la cocina de su piso mientras se preparaba un vaso de leche caliente  su pensamiento no dejaba de oscilar entre su anterior fracaso matrimonial y la decepción amorosa de aquella tarde. "¡Soy una idiota, una idiota por hacer caso de las falsas promesas de los hombres, cuando ellos sólo van  la suya y nada más!" - se decía  a sí misma una y ora vez.

Al momento la acometió un desconsolado llanto, y posteriormente de la agitación que la embargaba pasó a un estado de laxitud. Fue entonces cuando de súbito se produjo un hecho insólito que la sobresaltó porque en su mente se presentó la nítida figura del enigmáico vecino Victor Ribas. ¿Qué demonios pintaba aquel sujeto en aquella penosa situación?

"¡Holaaa! ¡Al fin puedo estar contigo!" - le dijo con exaltación en forma de pensamiento la imagen de aquel vecino a Felisa.

Ella creyó que se trataba de un inoportuno recuerdo debido a la impresión que le había causado el tipo en la escalera; pues a veces la imaginación hace unos vaivenes aleatorios, por lo que ella trató de ahuyentar a dicha imagen pero fracasó en el intento.

"Oh no, no. No puedes echarme de tu mente, porque yo soy pura energía; tengo unos poderes psíquicos en los que puedo insertar mi personalidad, o mi intención en esta e irrumpo donde me dé la gana - repuso Victor-. Pero no te asustes, yo sólo quiero estar contigo porque compartimos el mismo grado de sensibilidad".

Felisa se sintió como una mosca atrapada en la red de una araña.

"Pero que veooo. Tu mente está triste como un día de tormenta - proiguió el intruso-. No te apures, a todos nos ocurre algo. Esto del amor siempre es difícil y doloroso. A ti te ha dejado el novio, y a mí me odia mi exmujer... Cuando uno tiene una sutil sesibilidad como la nuestra siempre choca contra la ingratiud y la vulgaridad de los demás. Somos la oveja negra del rebaño social. Éso es lo que debes de aprender.

Felisa  esupefacta corrió a zafarse en su habitación, ya que sintió una repentina vergüenza de que un supuesto ente se inmiscuyera en sus sentimientos, en sus emociones como si fuera en las páginas de un libro abierto. Pero allí a dónde  fuese la imagen del intruso no se separaba de ella.

- Eso no puede ser, no puede ser. Quizás esté soñando y en cualquier momento me despertaré - se dijo Felisa para aferrase a una racionalidad cotidiana..

"Es inútil que te escondas, porque yo sigo aquí - dijo la imagen-. Y para que veas que es cierto te demostraré mi poder."

Y la lamparita que estaba encima de la mesita de noche que le servía para leer en sus noches de insomnio cayó al suelo con esrépito como si una mano invisible la hubiese empujado.

La mujer se quedó atónita sin saber cómo reaccionar.

"Verás. Tengo un problema y te lo voy a explicar porque tú eres la única persona que me puede comprender - insistió el sujeto en un tono conciliador.

"- ¡¿Yo?! ¿Por qué me ha elegido a mí cuando no soy más que una sencilla mujer? No quiero saber nada de usted. ¿Lo Oye? Bastante tengo con mis problemas - protestó ella.

- Porque hace mucho tiempo que te vengo observando, y te conozco bien".

"- ¡Oiga, si es usted un fantasma quiero que desparezca y no me moleste más! ¡Se ha equivocado de persona!"

"No eres muy hospitalaria que digamos, pero sé que en el fondo tienes buen corazón - respondió él-. Yo soy un hombre cabal que siempre ha querido a las mujeres, pero cada vez que las he tratado con consideración ellas siempre se han burlado de mi. Y mi exmujer ha sido la peor de todas ellas ya que me ha dejado por otro. Esto me ha llevado a la bisexualidad, porque en esencia yo soy un tipo complejo. No obstante cuando estoy con algún hombre siento una terrible agresividad contra las féminas y éso me hace sentir muy mal, muy mal. ¡hiiii! - sollozó como un niño.

Felisa enseguida se percató que aquel sujeto a pesar de ostentar su poder sobrenatural, no dejaba de ser un pobre diablo que buscaba el afecto de alguien. Daba la impresión de ser un mendigo del amor, y su heterogénea manera de presenetarse ante una mujer era con la absurda y demencial pretensión de impresionarla y de que ésta cayera rendida a sus pies. Aunque por supuesto en aquella funcionaria al igual como podía ocurrir con las demás damas esta estrafalaria técnica de conquista provocaba el efecto contrario.

"- Siento mucho lo que le pasa. Pero yo no soy la persona más indicada para aconsejarle. Debería de visitar a un psicólogo. ¿Qué desea usted de mí? - le dijo con resolución Felisa.

"No quiero saber nada de psicólogos. Solo te quiero a ti.

" ¡A mí déjeme en paz! Si no lo hace le denunciré a la Policía" - le amenazó ingénuamente ella.

"¡Jajaja! Permite que me ría. ¿Qué vas a decir a la Policía? ¿Que estás embrujada? ¿Que hay un espíritu burlón que te persigue? No te creeran mujer; te tomarán por una chiflada, porque lo que yo te hago no se puede probar materialmente. No hay ningún cuerpo del delito porque yo soy un crack espiritual, cosa que escapa de la paticorta comprensión humana. En cambio, si te dejas llevar por mí te enseñaré a usar tus poderes mentales, y ambos seremos como dioses y nos reiremos de todo el mundo.

- ¡Está used loco!


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