Regalo de cumpleaños

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Feliz Cumpleaños Amigo

Un día normal en el calendario, pero en el afecto era uno muy especial, el cumpleaños de mi mejor amigo, ese que más de una ocasión ha sido mi confidente, esa persona con la que compartimos absolutamente toda clase de información, inclusive nuestros deseos carnales instintivos, por eso me resultaba difícil encontrar algo para darle de regalo, después de mucho pensar llegó la idea, esperaba que no afectara absolutamente nada de nuestro lazo amistoso, solo le envié un mensaje, ¿puedo verte en la noche para festejar contigo?, sabía que planes especiales no había, sólo quería disponer de un tiempo, como siempre, su respuesta fue: "claro, ya sabes".

Como su mejor amiga, tenía llaves de su departamento, llegué una hora antes de la que el acostumbraba a llegar, preparé la habitación, velas, inciensos, aceites, toallas nuevas, y un sobre; la decoración de habitación como de un SPA exclusivo, la nota decía "no sabía que darte como regalo, así que pensé en consentir un poco a tu cuerpo, márcame si aceptas y cuando estés listo".

Pasaron unos minutos él se metió a la regadera, se dio un baño salió y marcó, yo estaba en la otra habitación (sí, la de visitas), esa que casi nunca se ocupa, obviamente con el celular sin sonido, solo recibí la llamada y la rechacé, para mí era la indicación, salí y le dije "Hola, soy su masajista personal y está noche vengo a consentir su cuerpo y cumplir sus fantasías", esto último no sé porque salió, pero ya lo había dicho, solo se rio, pensó que era broma, hasta que volteó a verme y yo en bata de satén y encaje color negro, sandalias de tacón alto color negro para combinar, traía en mis manos una bata para él y un cesto con velas aromáticas y esencias, trate de no reírme, tomé muy en serio mi papel, le di la bata y le pedí eligiera el aceite que quería se utilizara para masajearlo.

Él buscaba contacto con la mirada, mientras yo trataba de no encontrarme con sus ojos, no sabía cómo reaccionaría, seguí dando indicaciones, le pedí se recostara en la cama boca arriba, él dijo que prefería no utilizar la bata, dejé que se quedara con su cuerpo desnudo, no sabía si era parte de una broma o de una prueba, sin embargo, la acepté, puse la música y le coloque antifaz, encendí las velas y el incienso, puse una toalla mediana sobre su pelvis y miembro, el de inmediato se despojó y dijo prefiero así, sin nada, solo le dije que estaba bien, entonces le dije "Listo, empezamos, éste es tu regalo de cumpleaños, y así empecé a masajear su cuero cabelludo, su rostro, cuello, hombros, pecho, abdomen, cadera, piernas y pies, para cuando toque sus piernas empezó a tener movimiento en su miembro y poco a poco cuando rozaba mi cuerpo con él, una erección y gran firmeza puso a mi disposición su pene, así delicioso como siempre lo había visto por debajo de su ropa, con la diferencia que ahora estaba listo para ser montado, para penetrar cualquier vagina y para mi fortuna era la única persona en la habitación que podía disfrutarlo, pensé tantas cosas, imaginé demasiado placer, pero algo me detenía, era mi mejor amigo, quise omitir su rostro y quedarme solo con ese cuerpo postrado a mi merced, coloque un aceite especial, a la fricción la temperatura de mis manos incrementó y los coloqué sobre sus testículos, los tocaba suave, rodeándolos con mis pulgares llenos de aceite, empezó a hacer ruidos y a mover la cadera, tratando de controlar algún impulso, yo solo le pude decir "Tú, solo disfruta".

Después de esto mis manos buscaron su pene y con movimientos delicados pero haciendo presión, iba de los testículos al glande en repetidas ocasiones, lento, suave, después aceleraba el ritmo, los movimientos y ejercía presión, no pude contenerme y me acerque más, él solo sintió mi lengua alrededor de su miembro, de inmediato quita el antifaz y se incorpora diciéndome "esto, tengo que verlo", solo le lancé un guiño y vio cuando me lleve su verga dura y firme dentro de mi boca, seguía usando mis manos, la boca, la lengua, lamia cada parte de él, de esa delicia que estaba en mis manos, mi boca tenía sus testículos, tomé sus primeros fluidos con mis dedos y los lleve dentro de mi boca, mientras seguía masajeando y jugando sus testículos, le hacía el sexo oral más delicioso que pudiera disfrutar, toda esa verga dentro de mí, salive lo suficiente,  entre eso y su lubricación, la temperatura subió tanto que el quería estallar, me pedía venirse dentro de mi boca y cuando era el momento di la última pasada de mi lengua por sus testículos y metí toda esa verga en mi boca, para esperar su lechita caliente recién despachada para mí, poco a poco lo fui succionando hasta obtener su última gota de placer, le mostré todo eso en mi boca y mi lengua llena de él, lo señalé y trague, después de eso le dije FELÍZ CUMPLEAÑOS!

Lo que siguió fue un festejo donde ambos disfrutamos del sexo más honesto, sin miedo a nada, sin reserva, porque él y yo sabíamos de palabra todo lo que nos gustaba.

Desde ese cumpleaños, somos más que amigos, los mejores que pueden existir, el uno para el otro.

Los masajes con final feliz son ya una tradición de cumpleaños... 


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