Mi deliciosa e impudorosa pareja, tan adicta al sexo.

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No te imaginas cuanto me excita saberte caliente y sobre todo que te abras a expresarlo, de momento con la palabra. Necesito que saques tus demonios, que les des vida y que los ángeles reprimidos se unan a nuestra orgía de placeres contenidos. Deseo seguir tus fantasías y desde ellas ofrecerte las mías; como así también que mi ficción alimente las tuyas. En nuestra imaginación disfrutamos de nuestras ya conocidas pieles, cada vez más deseadas, como tu fantasía de anoche en la que juntos en la cama nuestras pícaras miradas cómplices nos delataron las intenciones de gozarnos una vez más.  Me diste la espalda, en ella apoyé mi pecho, abracé tus piernas con las mías y empecé a besarte el cuello y hombros; mis manos acariciaban tus senos y vientre, siempre dirigidos por tu conductora mano, la respiración ya agitada pasó a gemidos placenteros cada vez con mayor volumen, mientras mis besos, lamidas y mordiscos pasaron a la espalda donde desabroché y quité el sostén dejando en libertad tus hermosas y tan deseadas tetas. Los dedos de mis manos descendían en paralelo a ambos lados de la espalda al unísono que la punta de mi lengua lo hacía sobre tu columna hasta llegar a la braga que fui quitando lentamente, mientras mi  lengua se iba haciendo un lugar entre tus nalgas, que a su vez y casi como sin querer, aunque deseándolo, te fuiste arrodillando ofreciéndome  tu sensible y gozador culo que pronto, tras morderte las nalgas y oírte gemir por el dolor y placer que te dio, tú misma con la cabeza apoyada en el colchón, tus manos se aferraron a las nalgas y las abriste todo lo que pudiste ofreciéndome tu delicioso y gozador ano, y mi lengua se apoderó del culito acariciándolo y presionándolo con la punta, mientras unos dedos acariciaban tu clítoris, otro penetraba en tu ardiente y empapada concha.  Y así explotaste en un largo orgasmo de vibraciones y gritos de placer, de gozo y pleno éxtasis. Entre pedido y orden me dijiste ¡¡penétrame, cógeme bien cogida!! me da igual por donde, pero hacelo ya!! Te necesito dentro de mí, necesito sentir tu verga acariciando mi interior y te penetré despacio e igual salía y así una y otra vez hasta el fondo, acelerando cada vez más, en sintonía con tus gemidos y aullidos de loba ninfómana. No parabas de exigirme más y más; una mano tuya se deslizó por debajo de ti hasta llegar a mis testículos para acariciarlos, logrando que la verga se pusiera aún más dura para mayor placer tuyo. Y así lograste que mi semen saliese más rápidamente hasta escurrirme en tu interior, en un alarido final en coro tras también vos explotar en un larguísimo orgasmo, y en un rato, ambos tras recuperar el ritmo de la respiración, volví a abrazarte por la espalda y tras besarnos sin perder la pícara sonrisa cómplice, disfrutando de nuestras pieles, nos dormimos plácidamente.


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