Noches en el balcón (Capítulo 2)

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Capítulo 2 

Cuando la alarma sonó, Domi maldijo y sintió ganas de llorar. Probablemente había tenido solo dos horas de sueño, toda la noche se la había pasado ayudando a la desconocida que llegó a su puerta de la manera más extraña. Primero un par de horas intentando calmarla, otra hora convenciéndola de ir a presentar una denuncia, otras tres horas en tramites que terminaron en la indiferencia de las autoridades que no movieron un dedo para salvaguardar a la chica y unas dos horas más buscándole un hotel para que pasara la noche. Realmente un par de horas durmiendo no sonaban tan mal, sabía que de no haber ayudado a la chica, no habría dormido un sólo minuto. 

La castaña salió de la cama directo al baño, donde tomó una ducha helada para despertar completamente. Mientras elegía su atuendo, veía de reojo a Rocket, quien dormía plácidamente sobre la cama. Constantemente sentía envidia de la vida de su gato. 

Antes de irse, revisó haber dejado lleno el plato de Rocket, la estufa apagada y la cafetera desconectada; pensó en lo mucho que eso reafirmaba lo cerca que estaba de ser una señora. 

  

Sus compañeros en el call center, tan prudentes como siempre, le hicieron saber que se veía peor que un zombie. Aun así, Domi no les explicó el motivo por el cual había dormido tan poco.  

Constantemente revisaba su celular, esperando tener un mensaje de la desconocida, pero muy seguramente seguía dormida después de una noche tan estresante. "Bueno, al menos alguien puede dormir", pensaba con recelo. 

  

Mal dieron las tres de la tarde cuando Domi se desconectó y se apuró a salir del edificio. Lo único que deseaba era llegar a casa y recuperar el sueño que no tuvo la noche anterior. Antes de ir por su auto, compró un café ridículamente caro para poder mantenerse despierta al menos durante los siguientes 30 mintuos de camino hasta su departamento. Se disponía a poner la música más escandalosa de su playlist cuando un par de golpes en la ventana del copiloto le hicieron dar un brinco que terminó derramando el café hirviente. Aquello sí que la hizo despertar. 

Cristal se reía desde el exterior del auto, pero a Domi no le hacía ninguna gracia el desastre dentro y la quemada que se había llevado. Iracunda de nacimiento, bien pudo haber arrancado el carro y dejar a su amiga sin 'raite' a su casa, pero después de la escena vivida hace unas horas con la desconocida, dejó su orgullo a un lado y dejó que la pelinegra entrara. 

  

-Lo lamento, en serio lo lamento -dijo, riéndose todavía. 

  

-Si lo haces de nuevo, te juro que te paso el auto por encima -sentenció mientras limpiaba un poco el café. 

  

-Ay Dominga siempre tan amable -la castaña le aventó la servilleta en la cara. Detestaba que se dirigieran a ella por su nombre y Cristal no dejaba pasar la oportunidad para recordarle que se llamaría así el resto de sus días- ¿Tuviste compañía anoche o por qué no dormiste nada? -preguntó la chica pasados unos minutos. 

  

-Algo así -bostezó y Cristal pegó un gritillo de emoción- Shh, shh, no es lo que piensas. Como a las nueve, nueva y media, tocaron la puerta. Era una chica, todo normal hasta que comenzó a saludarme como si fuera su familiar y se metió al departamento. 

  

-¡¿Qué?! ¿Quiso hacerte daño, estaba drogada..? 

  

-No, resulta que la estaban persiguiendo. Me dijo que venía de Guanajuato, le ofrecieron un trabajo aquí en Tijuana con casa incluida y toda serie de comodidades que te puedas imaginar -bostezó una vez más- Pero cuando llegó y fue a la dirección que le habían dado, era un hotel del centro, uno de eso de mala muerte. Dijo que quisieron forzarla a entrar y huyó.  

  

-Y claro que de algún modo tenía que llegar a tu departamento, es muy sospechoso -contestó, totalmente preocupada por su amiga. 

  

-Pensé lo mismo, pero la chica se veía muy desconcertada y confundida, estaba pálida y temblaba como chihuahueño -medio rio para ablandar el ambiente, pero Cristal continuaba con cara de madre preocupada- Total, escuché su historia, la convencí de ir con la policía pero ya sabes que aquí hasta que no te matan hacen algo y eso si tienes suerte -rodó los ojos- Nos tardamos como tres horas intentando poner la denuncia pero no logramos nada, así que tuve que llevarla un hotel donde pudiera estar segura y bueno, ahí se me fue toda la noche. 

  

-No sé, Domi, me parece muy sospechoso todo esto, ¿y si quieren hacerte algo a ti? O sea, como de todos los lugares a los que pudo llegar, ¿terminó en tu departamento? -cuestionó la pelinegra y comenzaba a sugestionar a Domi- I mean, entiendo que son tiempos difíciles para ser mujer pero... 

  

-Cristal, TODOS los tiempos han sido jodidos para ser mujer -completó, molesta- Entiendo tu preocupación, yo también pensaba lo peor mientras la tenía dentro de mi departamento, sentía que en cualquier momento alguien entraría y bye vida. Pero no me iba a quedar en paz dejándola a su suerte, todo lo que me dijo y me mostró, sirvió para convencerme de que estaba en verdadero peligro. 

  

-¿Y has sabido algo de ella hoy?  

  

-Nada -contestó, echando las manos al aire- Probablemente ya va de regreso a Guanajuato. 

  

Lo que sería un trayecto de 30 minutos, se tornó en una más de una hora por el tráfico típico de la ciudad. Domi ya se saboreaba la cama mientras aseguraba su auto, le invadía una patética felicidad por entrar a su departamento y ver a Rocket.  

Toda sensación de tranquilidad por estar en casa, se disipó cuando llegó a su piso. Ahí estaba la desconocida, otra vez. 


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