Los cambios siempre son buenos

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Día normal de trabajo, nos citaron al audiovisual para reunirnos a todos, la nueva noticia era, presentar a los nuevos compañeros y otra la rotación de personal que se daría en próximos días.

Cuando dijeron mi nombre y mi nueva área, hubo un par de emociones específicas, estaba nerviosa por la responsabilidad de ese nuevo reto y la otra, estaría con aquel compañero que más de una teníamos como amor platónico, un tipo bastante atractivo, voz muy varonil, mirada que enamoraba de inmediato, siempre dejando su aroma al pasar, y lo mejor era que hasta donde recordaba era el tipo más educado y galante (sabía lo que tenía) y por ende a muchas nos robaba un suspiro.

Llegó el lunes siguiente y cada uno a sus respectivos nuevos lugares, él era ahora mi nuevo compañero, de inmediato nos adaptamos a trabajar juntos, hicimos muy buen equipo, y como parte de nuestro nuevo espacio decidimos trabajar un día domingo para ir a retirar todo lo que tenía el team anterior en una bodega. 

Entre bromas y relajo logramos limpiar ese espacio, rescatamos algunas cosas, por ejemplo una cafetera, la cual me llevé a lavar al lavabo del sanitario de nuestra oficina, en la misma caja de archivo él encontró unas tazas y desde la oficina exclama que están nuevas y las podríamos usar, solo una lavada y listo, pedí que las trajera para aprovechar y lavar todo, está de más decirles que el sanitario no era tan grande y donde estaba el lavado había un espacio muy pequeño donde él se quedó parado, me da las tazas, intercambio por la cafetera limpia pero quedamos muy cerca, pasaron solo unos segundos pero ambos nos pusimos muy nerviosos, solo nos reímos y continuamos.

Nos llevamos casi todo el día limpiando, ordenando y rescatando cosas, nos dispusimos a cerrar las ventanas, apagar luces, cuando de pronto él notó que había una silla en el sanitario, me pide que lo alcanzará para decirle si esa podía quedarse o desecharla, al parecer podía servir y lo descubrimos enseguida.

Al sacarla, la deja justo en una pared frente a la puerta, se sienta y con sus pies patea la puerta para que ésta se cerrara, se levanta y pone seguro, ahí supe que verdaderamente probaría la silla, que por cierto si era muy cómoda.

Él de pie justo en la puerta, me llama y sin más palabras nos vimos envueltos en un beso totalmente apasionado, empezamos a quitarnos la ropa y él me lleva hacia esa silla, toma asiento y me coloca sobre él, primero jugamos con nuestros sexos, estimulándonos, ambos seguíamos entre besos y mordiscos, cuando empecé a notar que su miembro estaba ya buscando la entrada de mi vagina, duro y firme, mientras tanto yo lubricada al máximo esperando poder recibirlo, mojando cada centímetro de él con mis fluidos, dejando que su pene sienta mi calor, el fuego que ha provocado todo él.

Mientras estoy montada sobre él disfrutando de su virilidad, él con sus manos toma mis pechos y los lleva a su boca, su lengua recorre mis pezones, de pronto unos ligeros mordiscos, después abre su boca y disfruta de cada uno, yo sigo, dando mis gemidos en su oído, acariciando su cabello, la nuca, me abrazo a su espalda mientras pego más mi cuerpo al de él, fue algo tan especial, que entre tanto movimiento ambos llegamos y explotamos de placer al mismo tiempo, nos besamos y sonreímos, jamás creímos que algo tan básico fuera tan único.
Nos quedamos así unos minutos más, hasta que su erección cedió, yo intenté levantarme pero aún temblaban mis piernas, continuamos besándonos y con la mirada sabíamos que esa silla guardaba ahora ya un secreto, al finalizar, limpiamos la silla y la dejamos dentro del sanitario como guardando con recelo ese trono que ahora sería nuestro hasta que una nueva rotación llegara, de pronto nuestros teléfonos empezaron a sonar, a él su novia le llamaba para preguntar a qué hora llegaría y a para mí, del otro lado del teléfono mi pareja que ya estaba en la entrada esperando por mí.

Salimos como los mejores compañeros que pudiéramos encontrar y ser de ahora en adelante.
Los fines de semana de trabajo extra continuaron y la amistad ha perdurado para siempre, ahora desde diferentes lugares, pero recordando los mejores encuentros sexuales.


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