VESPERTINO

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Giada se retiraba de la ventana vacilante al mismo tiempo que Margherita le ponía las manos en los hombros.
–– Giada, ¿por qué estás tan apagada?
–– Es que ya Mario se ha quedado más tiempo de lo que yo esperaba.
–– Te entiendo, te hace falta ver la puesta del sol junto con él... entre otras cosas.
El diálogo de Giada con Margherita se desarrollaba en forma my amena. Margherita dejó que su mano izquierda bajara un poco hasta el pecho derecho de Giada. En ese momento Giada hizo una oscilación con su tronco.
–– Margherita, te noto impulsiva, parece que quieres más que simplemente compartir ideas.
–– Los gestos también son una forma de compartir ideas y tus pechos cálidos me invitan.

La resistencia de Giada decrecía con las palabras de Margherita quien además levantó un poco el tirante del sujetador de Giada. A partir de entonces también Giada colocaba las manos en los hombros de Margherita y a su vez ella también hizo una oscilación con su tronco dejando que su respiración se notara. En un momento los pechos de cada una estaban bastante cerca de los de la otra.
–– Me está dando algo... no sé qué carajo es pero me estoy...
–– Ahora tus pechos están más calientes y te están sudando.
–– Además de eso me está dando algo que no sé cómo decírtelo Margherita; eres una amiga tan especial.
En menos de un cuarto de hora Giada ya no tenía esa cara de pesar por la ausencia de Mario. Los gestos y requiebros de Margherita habían cambiado su estado de ánimo. Ahí estaban ambas con efusivas expresiones de afecto y hasta con ganas de cualquier otra vaina. Todo estaba tan compenetradas la una con la otra hasta que Mario abrió la puerta y saludo con su característica frase, "qué bueno es estar otra vez en casa".
Giada se retiraba de la ventana vacilante al mismo tiempo que Margherita le ponía las manos en los hombros.
–– Giada, ¿por qué estás tan apagada?
–– Es que ya Mario se ha quedado más tiempo de lo que yo esperaba.
–– Te entiendo, te hace falta ver la puesta del sol junto con él... entre otras cosas.
El diálogo de Giada con Margherita se desarrollaba en forma my amena. Margherita dejó que su mano izquierda bajara un poco hasta el pecho derecho de Giada. En ese momento Giada hizo una oscilación con su tronco.
–– Margherita, te noto impulsiva, parece que quieres más que simplemente compartir ideas.
–– Los gestos también son una forma de compartir ideas y tus pechos cálidos me invitan.

La resistencia de Giada decrecía con las palabras de Margherita quien además levantó un poco el tirante del sujetador de Giada. A partir de entonces también Giada colocaba las manos en los hombros de Margherita y a su vez ella también hizo una oscilación con su tronco dejando que su respiración se notara. En un momento los pechos de cada una estaban bastante cerca de los de la otra.
–– Me está dando algo... no sé qué carajo es pero me estoy...
–– Ahora tus pechos están más calientes y te están sudando.
–– Además de eso me está dando algo que no sé cómo decírtelo Margherita; eres una amiga tan especial.
En menos de un cuarto de hora Giada ya no tenía esa cara de pesar por la ausencia de Mario. Los gestos y requiebros de Margherita habían cambiado su estado de ánimo. Ahí estaban ambas con efusivas expresiones de afecto y hasta con ganas de cualquier otra vaina. Todo estaba tan compenetradas la una con la otra hasta que Mario abrió la puerta y saludo con su característica frase, "qué bueno es estar otra vez en casa".

–– Buenas noches mi amor de mi alma, de verdad que estaba preocupada por tu retraso.
–– Buenas noches Mario, yo también estoy feliz de verte de nuevo.
–– Buenas noches a ambas y por lo visto, Margherita, le estás haciendo la terapia a Giada. ¿Es que presentó un nuevo síntoma mamario? ¿o es que las dos están explorando sus "casas particulares"?
–– Sabes que Margherita y yo nos tenemos confianza desde hace mucho tiempo, no nos estás llamando lesbianas, ¿verdad?
–– Hice un pregunta porque cuando ustedes están en sus cosas privadas y yo las veo me siendo triscado.

Giala invitó a Mario a unirse a la conversa para que dejara la habladera de pendejadas. Era la oportunidad de estar tan cerca de Margherita que muy raras veces aceptaba la compañía de Mario. Ahora era Margherita la que se sentía acalorada no solamente en el pecho sino también en el pubis. Razón por la que Mario tenía que colocar su nariz y respirar en el pubis de Margherita. La respiración de Margherita ya era audible junto con un elegante vaivén de la pelvis que llenaban toda aquella sala de la melosidad que emanaba de Margherita. Fue entonces cuando Giala desabrochó la falda de Margherita para que los tafetanes de sus muslos pudieran ser ventilados mejor y hasta abanicó a su amiga con una chapa de cartón. Pero todavía la braga seguía cubriéndole la cáscara y por donde Mario ya había hecho deslizar varias veces su meñique izquierdo.

–– Ya me tienes desnuda y resollando, la presión de mi pecho y mi vientre está en su máximo punto y parece que eso no es suficiente para que se te pare la verga.
–– Vamos mi amor, ya la escuchaste, termínale de quitar la braga que yo le quito el blazer para que lo que tiene se le alivie.
–– Pensé que si te metía la verga te daría una baja de tensión que es lo indican los síntomas que acabas de mencionar.
Giala también estaba completamente desnuda y pasando sus manos por el cuerpo de Margherita. Las palabras de la amiga se hacían más entrecortadas al tratar de tomar entre sus dedos la verga de Mario pero él no la dejaba. Es así como Mario se saca su voluminosa verga y se la asoma a Margherita por la cuca.

–– Dame, métemela ya de una vez... dam.. aaahhjjj... mmaaahhssshhh...
–– Ese coño tuyo está difícil amiguita, y las pendejadas que dices no te quedan.
–– Más duro por favor, dame mmm.. aahhjj... ¡¡¡aaayyy.. coñooo!!! aaahhhjjj...
–– Te ves más linda cuando dices "ay coño" porque eso quiere decir que tienes calorcito en el coño.
Intervino Giala para decir,
–– Así se hace mi amor, métele tu verga por ese coño lo más duro que puedas, jódela bien jodida.
–– Aaahhjj, aahhjjj.. aahhssshh... aaasshhii.. sshii, mi coño, me está doliendo el coño.. ahhhjj... ¡¡¡aaayyy...!!! ¡¡¡mi coñooo!!!.

Mario estuvo un buen rato dándole verga a Margherita por el coño hasta que la viscosa leche la mojó por dentro y también por la parte de afuera de los labios de su cuca. Después de lo cual Giala le pasó la lengua por la cuca y por la ingle.
–– Giala, esto sí que ha sido fenomenal, ustedes me han puesto casi en la línea del colapso.
–– Las dos tienen extraordinarias anatomías, pero la tuya, Margherita es soberbiamente dibujada. Tu culo, tus tetas y esa pepita tuya que es bien recia.
Y este fue un día para dos amigas y un amigo.


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