La bella norteamericana

Era una chica de unos 20 años, estaba rodeada de muchos muchachos, casi todos pendientes de lo que ella decía. Esto sucedió cuando yo aún iba al colegio. Todos los chicos, trataban de caerle bien. Ella visitaba Alemania y venía de Norteamérica. Cuando le pregunté de dónde era, me dijo amablemente que de Boston, más al norte de Nueva York.

Tenía un ángel, una manera tan natural y altamente cautivante. Era como una reina de corazones, que sin proponérselo reinaba y se notaba que lo disfrutaba. No, no era ninguna persona famosa, solo una chica que visitaba Suavia en Baden-Württemberg. 

Los suavos, personas muy trabajadoras, han forjado una gran región en medio de Europa, mucha riqueza y muchas fábricas famosas como la Daimbler-Benz, Bosch, Audi y Porsche. Sin embargo, a estos jóvenes parecía que todo lo que venía de EE.UU. les seducía. A mí, que me fascinaba esta tierra, me sorprendió que hubiera algo que les deslumbrara a ellos.

Y así, solo miraba, cómo uno parece que desea lo no cotidiano. Ya no recuerdo más su rostro, todo sucedió en tan solo pocos momentos, ya no la volví a ver, solo me queda ese momento de reinado de corazones. Nunca pensé que el futuro me deparara conocer esos momentos en carne propia, aunque en pequeña medida. Y ahora sé lo que ella disfrutó.