Se amaron en la mañana última
Por Cipriano Lorenzo de Ara Rodríguez
Enviado el 16/08/2021, clasificado en Drama
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Se amaron en la mañana última de una guerra donde siempre llamaba la muerte para anunciar que todo se reducía a me salvo yo y mueres tú, o al revés. Pero ella lo amó de verdad. Pero él la amó de verdad. Cuerpos desnudos, nerviosos, fríos al comienzo del sexo. Labios sellados. Y, de repente, mientras oían el caer de las bombas, y oían también gritos, llantos, ratos de silencio, olor a muerte; dos amantes, ellos, encontraron luz, paz, placer, vida.
Hasta que sonó el teléfono y no se sabe quién de los dos alargó el brazo para descolgar y responder.
La guerra importaba poco.
Pero ello lo amó de verdad. Pero él la amó de verdad. Madrid y Moscú no entendían cosas así.
Dos cuerpos desnudos, abrazados. Ya sin vida.
El comisario Bonifacio tomó nota y ordenó que taparan los cuerpos.
-¿Crimen pasional?, preguntó un ayudante.
-La guerra, imbécil, es la guerra, respondió el comisario, saliendo de la habitación, aburrido y cansado.
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