La despedida en el hotel
Por Egon
Enviado el 25/08/2021, clasificado en Adultos / eróticos
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En el hotel
Cuando sucedió esto, ya habíamos recorrido un largo camino, ya sabíamos que era una alegre puta de corazón, ya había conocido muchas vergas, ya me habían cogido de todas las formas, por todos los agujeros y las cogidas con varios no eran ninguna novedad.
Aquí voy algo especial que sucedió en un hotel de Brasilia.
Estábamos de viaje, por solo unas pocas noches, con muchas actividades. Ya de noche en la habitación se nos ocurrió una pequeña aventura. Pensábamos que sería pequeña, solo algo de exhibicionismo, resultó ser algo muy especial, muy bueno.
Platicando del día, y de cosas triviales, mi marido viéndome en un lindo baby doll, me dijo:
Que te parece si hacemos algo de exhibicionismo, ando caliente.
¿Cómo que amor?
Llamar al servicio de habitación y pedir unas bebidas. Recibes al empleado, así como estás, yo simulo estar bañándome.
Bueno.
Así lo hicimos y aguardamos impacientes la llegada del empleado. Cuando tocó, rápidamente se metió al baño y abrió la regadera.
Abrí y eran dos empleados, que me examinaron de arriba abajo sin ninguna reserva. Siguieron las preguntas de rigor, colocando las bebidas en una mesita. Y platicando pendejadas. Sonriendo vi cómo se turnaban para que uno me distraía con alguna pregunta y el otro me comía con los ojos.
¿Quiere usted que le traiga agua para sus flores? Preguntó uno de ellos, viendo un ramo de flores sobre el mueble.
¡Si por favor! Que buena idea.
Bien, regreso en seguida. Y salieron riéndose. Seguro poniéndose de acuerdo quién regresaría.
Cuando salieron le avisé a mi amorcito y le conté lo que había pasado. Le pareció muy bueno y ambos sabíamos que podría ser cogida algo después. Me cambié a un negligee más transparente y a una pantaleta muy chiquita. Además, mi marido me ajustó la prenda a quedar al borde del panti, descubriendo las nalgas.
¿No te parece muy descarado?
Siiii, ¿No se trata de eso? Como tenía razón, ya no dije nada.
En cuanto estábamos esperando, el sinvergüenza estuvo pensando, y examinando el balcón, confirmó que desde ahí podía ver bien todo el cuarto por una pequeña abertura en la cortina. Cuando oímos tocar la puerta, rápidamente se escondió y abrí la puerta. Sin decir nada el hombre entró, y acomodó las flores. Junto yo veía lo que hacía y me movía para uun lado y otro, con la intención de que me viera bien.
Es usted muy bonita…
Gracias…
Y muy bien formada… bajó la mano y me rozó la pierna. No me moví.
Gracias… me le acerqué facilitando rozarme más claramente.
Usted cree que podíamos querernos… un poco…puso una mano en mi cadera. Y yo quieta…
Si… yo creo que sí, respondí, juntándome al tipo, facilitando el toque.
En todo momento no dejaba de verme sin recato, abiertamente, dejándole podía entrever mis pechos y nalgas. Del roce discreto pasó a acariciarme las nalgas. Y yo quieta…
Usted es muy atractiva… y a seguir, sin más trámite me dijo: ¿le parecería que podríamos irnos a la cama?
Para ese momento esta putita ya estaba ardiendo, muy caliente, asentí sin dudar. Si, sin duda quería verga.
A seguir se metió al baño a cambiarse. Me desnudé y acosté de espaldas, colocada de manera que el cabrón al salir del baño vería mi coño bien ofrecido. Y mi maridito podría ver bien como me metían el palote. Jugando le hice algunos gestos obscenos indicándole que iba a dar las nalgas. Y abrí más las piernas levantando las rodillas.
El mesero salió ya encuerado y se me fue encima sin dudar, sin protocolo, como corresponde con una perra callejera, metiéndome una buena verga. Me moví de lado un poco para que mi marido viera bien como ese cabrón me metía el camote, y como yo me movía. Chaca… chaca… chaca… no tardó mucho en venirse el guey, y casi yo…
Sin más, se levantó, entró de nuevo al baño, se vistió y se fue. Era razonable, había chingado gratis…
En seguida entró mi maridito, todo excitado, con la verga bien parada:
¡Linda…! ¡que linda perrita! ¡Qué buena cogida te dio ese cabrón! ¿Te gustó? ¿Estás contenta? ¿Y satisfecha?
¡Para cabrón! Si estoy contenta y muy caliente… fue muy rápido… me falto algo más… ese cabrón solo me la metió y chaca chaca…
¿Quieres otro palo? Además del mío que es de rigor putita linda…
Siiii…
¿Qué te parece llamar al guey, y decirle que mande a su amigo?
Siii, que buena idea… ¿a ti te parece?
Y lo llamó:
Hola fulano, acabas de estar conmigo…
****
Si, estoy contenta, fue muy bueno… eres de primera… Dime algo: ¿a tu amigo podría interesarle traerme agua para mis flores…?
****
¿Sí? ¡Que bueno! Lo espero… Y vistió de nuevo el negligee, ya sin nada más, estaba bien descarada
Bien puta.
El otro empleado llegó bufando, y ya sin protocolo cerrando la puerta ya estaba manoseándome toda, quitándome el negligee. Apresurado entró a cambiarse y como el otro, salió de verga parada. Sonriendo, primero lo detuve junto a la cama para mamarlo, algo que me gusta mucho, en seguida, muy zorra me puse de a perrito dándole las nalgas, sin tardar, me las abrió jodiéndome a fondo. Solo pujaba.
Y mi cornudito desde el balcón haciéndose una paja, veía calientísimo, como me cogían, de nuevo, como daba las nalgas, como una gran puta.
Igual que el otro, terminó y se fue sin ceremonia.
Al entrar mi querido, me dijo:
¡Fue buenísimo putita!
¿Quieres otro?
¿Otro?
Ya encontramos el camino… que sea el de despedida, a final de cuentas, mañana nos vamos…
Bueno… está bien, pediré otro… Hmmm tres vergas más la tuya… ¡huuumm que rico!
Y lo repetimos. Solo que hubo una sorpresa. Seguro ya se había corrido la voz, porque vinieron dos. (Una doble, ¿me van a coger juntos o por turno?
Fueron juntos. Primero me pusieron a mamarlos, pero, estando con un palo en la boquita el otro ya me estaba chingando, y después se turnaron.
Al final ya estaba toda jodida, toda chingada… ¡toda contenta y satisfecha!
Me quedó una duda existencial: Ya que no había recibido dinero ¿Sería legal llamarme puta?
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