Dos en la cama

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El hombre le dio una fuerte bofetada que la tiró al suelo. La joven se irguió en el suelo, puso una mano en la mejilla castigada y miró con odio a su pareja. La vista se dirigió después al revólver que él había dejado sobre la mesa baja para servirse un vaso de whisky.  Sin pensárselo, la mujer cogió el arma, apuntó y disparó. Sonó la detonación como un trueno y el hombre cayó al suelo con una herida mortal en la frente. La joven se levantó lentamente del suelo y soltó el revólver. No supo qué hacer durante unos minutos. Pensó en abandonar la casa y no regresar más, en llamar a la policía, en ocultar el cadáver. Por fin tomó una decisión, recordando a su compañera de trabajo en el Banco. Con mano temblorosa cogió el móvil y marcó un número. Al poco tiempo sonó la voz de su compañera. "Sonia, soy Raquel. Te necesito". "¿Qué ocurre?", le preguntó. "Por favor, ven mi casa, no puedo decírtelo por teléfono". Sonia le dijo que iría inmediatamente. Poco a poco, Raquel se tranquilizó. Recordó que Sonia tenía un hermano comisario de policía y un día, en el que comieron los tres juntos en casa de Sonia, dijo que él arreglaba muchos asuntos turbios, que ocultaba crímenes o se los cargaba a un inocente con pruebas falsas.

Cuando llegó, Sonia se quedó paralizada al ver el cadáver del hombre en el suelo, sobre la alfombra, con la cara ensangrentada.

"Estaba harta de sus golpes, ya no aguantaba más", le dijo Raquel,  

Sonia observó la moradura que había aparecido en el rostro de su compañera de trabajo.

"¿Qué puedo hacer?"- le preguntó-. Tu hermano es policía.

"Te dije que este hombre arruinaría tu vida" - le recordó Sonia.

"No quiero ir a la cárcel-expresó Raquel- Tu hermano dijo un día que podía ocultar crímenes. Ha sido en defensa propia, he reaccionado sin pensar, después de la agresión".

Sonia dio unas vueltas por el salón, pensativa.

"Ya sé, hablaré con mi hermano. Le pediré que arregle esto. Mientras tanto, recoge tus cosas más necesarias y ven a mi casa, no te quedes aquí con el muerto.

Raquel metió algunas prendas en una maleta pequeña y salió de la casa con Sonia.

Una vez allí, Sonia le dijo que su casa era muy pequeña y sólo disponía de un dormitorio, que a ella no le importaba compartir. 

"A mí tampoco", dijo Raquel.

"Pon tus casas en el armario y en el baño mientras hablo con mi hermano".

Sonia salió de la habitación y simuló que llamaba a su hermano. 

Después, sentadas ambas en un sofá del salón, le informó a  Raquel de su conversación.

"Ha aceptado arreglar el asunto, hará desaparecer el cadáver y borrar las huellas, pero no puedes volver a tu casa hasta que esté limpia". 

Raquel se lo agradeció efusivamente, la abrazó y la besó en las mejillas. No notó que Sonia se ponía nerviosa.

Por la noche, tras una ligera cena, se acostaron en la única cama de la casa. Tras unos cuantos minutos, cuando Raquel empezó a sentir sueño, notó que Sonia se acercaba a ella, la tocaba por encima del camisón y respiraba ruidosamente.

"¿Qué te pasa?", le preguntó.,

"Déjate hacer, no tienes que hacer nada". le dijo Sonia metiendo una mano bajo su camisón.

Raquel no supo qué hacer en un principio, pero cuando la mano de Sonia fue debajo de su braga y se posó sobre su sexo, se apartó bruscamente.

"Esto no, por favor", le dijo.

"Mi hermano te va a hacer un enorme favor, te va a librar de ir a la cárcel. ¿Te parece mucho pago dejarte hacer, simplemente?".

Raquel no opuso resistencia. Sonia la desnudó, la acarició por los pechos y el vientre y luego le chupó, le besó y le mordisqueó el sexo cubriéndoselo de saliva, mientras gemía cada vez más alto. 

"Te he deseado siempre, desde que te vi por primera vez", le confesó. "Ahora date la vuelta, tu culo me apasiona. Te voy a meter la lengua hasta el fondo, no me importa ni que te cagues".

Raquel no aguantó más, se levantó de la cama, se vistió y sin hacer la maleta se marchó.

Sonia se levantó entonces de la cama, telefoneó a su hermano y le dijo:

"Raquel ha matado a un hombre en su casa. Me ha pedido ayuda porque eres comisario, pero le he dicho que no podías arriesgarte. Detenla, el cadáver aún estará caliente".


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